¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

sábado, 25 de diciembre de 2010

PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO



10 PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Para vosotras,
luces y sombras de mi corazón.

1. Levantarme y ser feliz sin motivo alguno.

2. Aprender el idioma de mi corazón para entender las palabras
que los vuestros me susurran.

3. No volver a herirme ni en el cuerpo ni en el alma.
No volver a herir el cuerpo o el alma de otro ser.

4. Abrazar a mis miedos y tratarles con cariño para que al instante se diluyan
dulcemente en la presencia del amor.

5. No volver a gritar a no ser que sean gritos salvajes de alegría indefinida.

6. Amarte, hermano, amarte sobre todo esos días oscuros en los que me cuesta tanto amarte, en esos días en que es tan difícil amarme a mí mismo incluso.

7. Ser consciente de que nada poseo y que todo lo que “tengo” es un préstamo divino.
8. Sonreír desde el corazón cuando sonría y llorar desde el corazón
cuando el llanto venga.

9. Olvidar el ayer y no pensar en el mañana.

10. Darte las gracias, amigo mío, por cruzarte en mi camino.

Un beso enorme a todos, ya sabéis cuánto os quiero a todos y cada uno de vosotros, ya sabéis que aunque estéis lejos de mí, mi corazón siempre tiene un huequito en el que habitáis, gracias por ser lo que sois cuando las cosas que no sois realmente se difuminan cada madrugada al despertar al mundo de nuevo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

ELOGIO DEL EMÚ

Emú.
(Alterac., quizá por infl. de ñandú, del port. ema, especie de avestruz).
1. m. Ave del orden de las Casuariformes, casi tan grande como el avestruz y parecida a este, pero, por excepción entre las Corredoras, monógama. Su plumaje es bastante ralo, de colorido grisáceo a pardo-amarillento. Vive en zonas de llanura.
(Diccionario de la RAE)


Hace años, no me digáis por qué (los designios del Señor son misteriosos) me dio por interesarme por los emús (posiblemente el plural correcto en español sea emúes, pero a mí me gusta más emús, cosas de cada uno, oye). Ya veis, fue más o menos como sigue, yo me levanto, desayuno con mi people (entre los que cuento a mis bichos), me visto, canturreo un poco, me rasco el cocoroto y zas, allí está el más lindo emú del universo. Esperándome, queriendo ser mi amigo. Y claro, yo, que animalito veo, animalito quiero, pues eso, que yo le pego un abrazo que casi lo apachurro to entero, pero él, tan feliz, me pica alegremente los omoplatos (que es como demuestran el amor los emús a los humanos, a base de picoteo amoroso en la zona omoplatar, por delante y asimismo por detrás).

Y qué quereis que os diga yo, queridos míos de mi corazón…

que los emusitos son todos lindos y todos son criaturitas llenas de plumas y de amor,

que los emusitos son unos bichos maravillosos, unos animales increíbles,

que los emusitos son unas cositas saltarinas que hacen que la vida valga la pena…

A mí, a día de hoy, me siguen fascinando como el primer día en que me enamoré profundamente de uno. Raquel, resignada, sabe que me puede pedir fidelidad humana, pero no animal, y es que mi corazón tiembla ante arañitas, tigres salvajes, gusanos devoradores de rocas metamórficas o boas constrictores, vaya. Y es que qué queréis que le haga, yo mismo soy bastante animal... Me pasa como con los poemas, como con los amaneceres y los atardeceres y los anocheceres…, que me gustan todos, todos y así es que me gustan todos los bichines de la tierra, de los mares y de los cielos, me gustan hasta los del espacio sideral.

Y tanto he querido yo a los emús que les llegué a escribir un poema con el que os dejo.
Si alguno de vosotros también es fan de los emús, que levante la mano, nos iremos a tomar un cafelito y a elogiar a estas aves casuariformes de relaciones monógamas. Cariñosas ellas…, cariñosas y tan saladas.

Os quiero, y os echo de menos, siempre os echo de menos un poquito de más, pero eso es bueno, creo, y si no lo es, pues tanto da.

Besos y al poema...


¿QUIERES SER MI EMÚ?


Por Francisco José Francisco Carrera

Ser una ave casuariforme
no es, créeme,
tan fácil en estos tiempos.
Tres dedos en los pies
y una protuberancia ósea
cubierta con un estuche córneo
es algo, al menos
desde mi punto de vista,
complicado en esta vida.
Si luego, desgraciadito de mí,
eres un emú,
pues ya ves tú,
la cosa se complica más
porque no es lo habitual
entre las corredoras
ser (y los emús lo son)
monógama.
Tú no veas qué marrón,
siempre espera que te espera
a que aparezca, tan bella,
la emú de mi corazón.
Mira qué fácil habría sido
si avestruz, por ejemplo,
hubiera al fin nacido,
pero no, claro, ni de coña,
no había de tener tanta potra.
Con mi pelaje ralo y frío
además de poco colorido
no soy el más ligón
y por mucho que lo intente
(y no lo intento na de na)
siempre me dan calabazas.
Si me fuera a la costa
en busca de un poco de fiesta
acaso encontrara pareja
pero más me temo
acabar desplumado
en medio de una paella.
Pero bueno, soy un emú
solitario, sí, y cariñoso,
y seguro que con el tiempo
aparecerá mi emú del alma,
avecita linda con pico de plata,
y en nuestro plumaje el amor
dibujará la forma del corazón
que habremos de compartir ya
por toda una vida o más.
Es lo que tiene ser monógama,
es lo que tiene, ya ves tú,
ser como yo un emú.

viernes, 10 de diciembre de 2010

LA POESÍA CHINA

Esta semana le he dado vacaciones al Cocoroto para que se vaya bien lejos a hacerse un tratamiento capilar, que de calvo se está convirtiendo en bombilla ronda y moronda y saltimbanqui y choricera, un primor del colodrillo hasta el bajillo del pantalón.

Y como le he dado vacaciones pues creo que me toca hablar a mí un poco de poesía (para variar). Y hoy os voy a hablar de una de mis tres grandes pasiones (las otras dos son el mesoneo de silencios en almíbar plastificado y la proliferación de pelusas entre el bajo vientre y el alto melonar): LA POESÍA CHINA.

Mi pasión por la poesía china nació durante el año que pasé como profesor de español en Oxford. Allí, entre clase y clase, entre estudio de tristeza y esbozo de alegría, entre la lluvia y la tormenta, pasaba muchas horas vivas leyendo en la Bodleian Libray (una de mis bibliotecas favoritas, hay otra en Dublín a la que quiero aún más y en la que debe de haber alguna silla con la forma de mi culo de las horas que pasé allí sentado…). Lo cierto es que de manera un tanto casual me fui interesando por el Lejano Oriente, por Camboya, Tailandia, las Coreas, Japón y, muy en especial, China. Sin duda fueron Ezra Pound y Amy Lowell quienes me llevaron hacia la poesía china y, así, hasta día de hoy es uno de los corpus líricos que más me apasionan.

Y es que tienen algo los poemas chinos que te hacen licuarte poco a poco, te hacen volverte charquito de amor y ternura, te hacen difuminarte con el paisaje. Te sacan de ti para meterte en él, por así decirlo. Es difícil utilizar el lenguaje para referirnos a la poesía china, porque es directa, precisa y preciosa. Así que con esto me voy a evaporar, primero en unos versos de otros y luego en otros versos escritos por mí.

Nada más por esta semana, estrellitas lindas de mi corazón.

Os mando un besito y un trocito de turrón…


INFINITAS NOSTALGIAS
de Li Yu (937-978)

Sus cabellos son unas nubes,
y sus dientes, perlas.
Fino vestido de gasa.
Arqueadas suavemente las cejas
de un azul profundo.

Sopla furioso el viento de otoño,
acompañado de tanta lluvia.
Fuera de la ventana,
gimen hojas de plátanos.
Oh, ¿cómo podrán soportar
una noche tan angustiosa?

CONTEMPLANDO NANKÍN
de Wei Zhuang (836-910)

Llovizna. Sobre el río se ciernen nieblas.
Lozanas hierbas crecen en la ribera.
Seis imperios, cual sueños, se han esfumado,
y los pájaros lo lamentan en vano,
mientras los sauces, del todo indiferentes,
reverdecen el gran dique como siempre.

Este es uno de mis favoritos, es tan tristemente bonito, tan bellamente desesperado, tan precioso como la primera respiración del niño que acaba de nacer, tan maravilloso como el estertor final del hombre que nace a la muerte…

INSPIRADO EN LO OCURRIDO
de Su Manshu (1884-1918)

Eres la Diosa de la Belleza,
esbelta y ligera como la brisa.
Una hoja roja en la mano,
me pides con gran cariño
mi firma y dedicatoria.
A tu amor sólo puedo responder
con una lágrima de angustia.
Me desespera pensar:
¿Por qué no te hubiera conocido
antes de hacerme fraile?

Y ahora vienen los míos, pertenecen a una obrita titulada “La luz del mundo” en la que recojo poemillas cortitos y muy líricos…, espero que os gusten.

Poemas extraídos de “La Luz del Mundo”, por Francisco José Francisco Carrera:

La cama vacía,

vacía la esperanza.

*

Detrás de cada vida,
la absoluta certeza de la muerte,

detrás de cada muerte,
la absoluta hermosura de la vida.

*

El viento
se paró,

se paró
tan de repente…

*

Confía
el pájaro
en que su nido
permanezca,

pero nada teme
si el viento
lo reclama,
no le pertenece.

jueves, 2 de diciembre de 2010

POESÍA, SÓLO POESÍA

Desde que abandoné mi antigua tesis doctoral sobre la hibridación genérica en la poesía completa de James Fenton he estado experimentando un flujo poético sin precedente. Estaba claro que mis estudios doctorales habían llegado a un final prematuro, sin concluir aquella tesis yo sentía que ya la había escrito una y mil veces, tan metido en ella había estado. Tan metido en ella, me temo, que me perdí, y no hubo hilo de Ariadna que me sacara así que al final hubo que cortar el nudo gordiano a la manera de Alejandro Magno. Así, por lo gordo. Y empezar de nuevo en otras tierras…, pero eso es otra historia que aún se está por escribir.

Como os decía, durante este año pasado no he dejado de escribir poesía, creo que, a día de hoy, he completado 10 proyectos distintos. En esta luna de agosto os mostraré algunos de mis poemas favoritos incluidos en un poemario que he titulado (me encanta el título) LA EXQUISITA DEPENDENCIA. Son estos poemitas cortos y fundamentalmente líricos. Nada más y nada menos que poesía, sólo poesía. Hoy no tengo mucho más que contaros. Así que a ello…, espero que os gusten. Mi favorito es el titulado Aubade, que como muchos sabréis, es como se denominan a aquellos poemas o canciones que hablan de los amantes que se separan al amanecer después de haber pasado la noche juntos. Una lindura, vamos.

Poemas extraídos de La Exquisita Dependencia
Por Francisco José Francisco Carrera

A FLOR DE PIEL

Si te acercas
podré abrir
tu cuerpo
para perderme
dentro de él
y una vez
dentro

estaré
siempre dispuesto
para amarte
a flor de piel.


AMANECE EN ARIZONA

Ver tu cuerpo
totalmente
desnudo esta
mañana de
luz en Arizona
hace que valga
la pena seguir
viviendo
para cada noche
naufragar
en el silencioso
arrecife
de tu sexo.



AUBADE

Frescor
de la mañana
en tu espalda
recién levantada:

Flor de cielo
abierta para mí.


CORAZÓN

Corazón,
corazón,
corazón de
corazones,

he visto cómo nacía
un arroyo infinito
de las llamas de tus ojos.

LA EXQUISITA DEPENDENCIA I

y dar gracias a Dios
por la exquisita dependencia
que de tus labios tengo.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

MI AMADA ARACNE Y SU REGALO

En la imagen Aracne, de El Veronés


Para Aracne,
que ha tejido con sus labios en mi alma
la sonrisa de tus ojos
y las caricias del silencio
con la luz de la mañana.

Yo, ya lo sabéis, amo profundamente a Medusa. Medusa me regaló sus ojos una noche. Se acercó a mí, posó sus manos en mi rostro y me dijo “estos serán de ahora en adelante los ojos de tus ojos, siempre que quieras podrás ver la verdadera realidad con ellos, úsalos cuando te venga en gana. Este es mi regalo: la mirada de la Medusa”. Y Medusa, tan dulce, se marchó. Yo me levanté, miré a mi alrededor y allí estaba mi esposa, la mujer más maravillosa que he conocido, mi amante de luz y de agua, mi cielo de fuego y de escarcha. La besé quedamente y utilicé por primera vez los ojos de Medusa. Ante mí, Raquel mostraba su verdadera belleza, no la de su forma corporal, esa era visible por todos y yo la conocía bien, y poco o nada me importaba, no, lo que veía era lo que había detrás de su belleza. La belleza de su alma. La que había sentido años antes en Atenas cuando me enamoré de ella sin siquiera conocerla. Pero ahora no la sentía, ahora la veía. Medusa me había regalado la visión profunda del mundo y desde entonces habría de amarla con la sinceridad profunda de la amistad. Pero Medusa no es mi único amor mitológico. Claro está, y hoy vengo a hablaros de mi preciada y preciosa Aracne. Y de cómo me regaló la caricia que es capaz de sentir el palpitar del corazón del corazón de cada cosa.

Me gustan las arañas, me dan ternura, son tan preciosas como el rocío de la mañana. Cierto es que Kibo, nuestro maravilloso perro, me ha enseñado a querer sin reparo alguno a todo “bicho viviente”, me encantan las serpientes, los dinosaurios o las tarántulas; las moscas, las palomas y los emús (de los emús os tengo que hablar en alguna otra ocasión, que son tan lindos, los emús, jopis, cuánto me gustan, si les escribí un poema y todo). Todo lo que tiene un corazón me resulta encantador. Una misma roca, con su corazón de piedra, es igual de lindo que la belleza radiante de mi mujer cuando sonríe y hace que el tiempo se detenga y yo me quede alelado observando la magia del mundo que se despliega en su figura ante mis ojos. El viento es igual de precioso que poder besar a mis amigos, igual de misterioso y de jubiloso, y es que me encanta besar y abrazar a esos muchachos y muchachas que celebran el mundo conmigo en cada gesto, con cada palabra. Esto lo descubrí de niño ante el resplandor de un rayito de luz que caía sobre un charco en mi barrio de los Pajarillos después de una tormenta de verano, en esa Valladolid de mi alma que he aprendido a querer a base de largas ausencias y cortos regresos redentores. Pero no fue hasta que Aracne me visitó un mañana de esas en que me levanto a las 5 para meditar en silencio y ver cómo se construye el mundo poco a poco que aprendí a sentir lo que hay detrás de las cosas. Pues eso, que me levanté con cuidado para no despertar a Raquel, me fui para el estudio y me senté ante la ventana. Todo estaba oscuro, claro, y era un buen momento para encender las luces del alma. Se encendieron. Y yo esperé sin esperar nada. Es maravilloso estar esperando sin nada que esperar, ¿verdad? Pues así andaba yo cuando una arañita maravillosa que tenemos por aquí y que me acompaña mientras paso mis mañanas escribiendo bajó del techo y se me acercó. Nos miramos. Nos miramos y nos perdimos el uno dentro del otro. Araña y humano ya no eran dos, era lo que mira desde dentro y es capaz de mirar afuera sin esfuerzo alguno. Allí estábamos. Y ella me habló con su tacto de estrella, me acarició tan adentro que yo gemí de placer y dolor al mismo tiempo y me dijo “cariño mío, he venido desde tu mismo corazón para regalarte la caricia de Aracne, mi caricia, la hija de mi pasión, es para ti si la quieres, y podrás dársela a quien tú quieras, toma” y me volvió a rozar y yo ya me perdí del todo en el vórtice absoluto del amor. Más tarde, cuando la casa tomaba vida y se despertaba poco a poco (que era sábado) yo quise tocar a Raquel, puse mi mano en su cintura y entonces me quedé sin palabras, allí estaba, el corazón de su corazón, palpitando como si fuera el mío mismo. Y lloré. Lloré ante el descubrimiento del amor más profundo que jamás había sentido y me derrumbé en sus brazos para volver a construirme desde el principio olvidando mi pasado.

Eso vengo a deciros, que me han regalado la caricia de Aracne y que quiero dárosla a todos vosotros, tomad. Nunca fue mía en modo alguno, todo lo que creemos tener es al fin y al cabo para compartirlo con los que amamos. Y yo, lo sabéis, os amo.

Y el poema que nació con el regalo es este, y con vosotros de nuevo lo comparto, pertenece a uno de mis últimos poemarios:


ARACNE MÁS ALLÁ DE LOS ESPEJOS
Por Francisco José Francisco Carrera

Aracne siempre
supo ser
quien era.
Desde niña
sus manos
acariciaban
con la seda
incierta del
deseo
el mundo
oscuro
de los hombres.

Colofón
era un universo
lleno de matices
para la joven,
y en el taller
de su padre
supo ser hábil
con el tejido
y el bordado.
La vida
no importaba
cuando
Aracne tejía,
nada más
era real
para ella,
lo único
que existía
era el hilo,
la aguja
y su destreza.
Podría haber
creado el
mundo entero
si ese hubiera
sido su
deseo.
Pero no lo
era.
Con todo,
la princesa
lidia
era feliz
con poca cosa.
Respiraba
y era feliz.
Canturreaba
cualquier cancioncilla
y se le llenaba
la boca de rosas
y el corazón
de gotas de luz
que se esparcían
lentamente
por donde quiera
que caminara.
Tan simple
y dulce
era la tejedora
de sueños,
la más preciosa
artesana
que nunca
tendría igual.

Y un día
como cualquier
otro,
mientras
se miraba
en el inmenso
espejo que
su padre
tenía en el
taller,
Aracne
cerró los ojos
y sin pensárselo
dos veces,
atravesó
el frío material
conteniendo
la respiración.
Cuando abrió
los ojos
vio un mundo
de rojos
terribles
y naranjas
abrasadores,
de amarillos
absolutos
y púrpuras
que hacían
enloquecer
y,
sin decir
una palabra,
Aracne
absorbió
todos los colores
del universo
a través de
sus manos
y un arcoiris
milagroso
se entretejió
en su joven
corazón.
Fue tal la
intensidad
de la experiencia
que Aracne,
tras varias
horas en trance,
se desmayó.
Al despertar,
comprobó que
se encontraba
de vuelta
en la realidad.
Sin mayor
dilación
se acercó al telar
y tejió
y tejió durante
horas o acaso
siglos,
ya no necesitaba
otro hilo
que el que
de su voz
nacía,
ella cantaba
y de sus dedos
brotaba el
más fino
material
jamás visto,
y sus telas,
sus tapices,
eran cada vez
más bellos,
de una belleza
que no era
terrenal.

Y ella,
Aracne la bella,
la tejedora
de sueños
y realidad,
que nunca
había sido jactanciosa,
que siempre
humilde había
sido,
empezó
a mirar al mundo
con desdeño,
nada ya le
satisfacía
y fue su osadía
tan grande
como para
proclamar
que no había
hombre o Dios
que pudiera
tejer
como lo hacía
ella.

Así, el ciego
orgullo
que no entiende
de alegrías
e invoca
a la belleza
más cruel
para que
la fiera oculta
que nos observa
atenta y presta
desde el otro
lado del silencio
se aparezca
en formas caprichosas
y nos derrote
a base de vergüenza
y mayor escarnio,
el ciego
orgullo,
digo,
habló por la
boca de la
tejedora
de maravillas
y Atenea
oyó tal
desafío
y, como
los Dioses
siempre hacen,
respondió
con presteza.

Las mujeres
se miraron a los ojos
antes del duelo.
La humana y la
Diosa se miraron
a los ojos
como nunca antes
dos seres tan distintos
se habían mirado,
y algo pasó entre ellas,
pero no había tiempo
para palabras,
había que comenzar
y ambas empezaron
a forjar el mito
que nos hubieran
de cantar más
tarde los poetas.

Atenea
nunca entendió
cómo aquella
humana
pudo derrotar
a sus divinas manos.
Todo le pareció
una broma,
una especie
de blasfemia
estúpida y
repugnante,
y la hija favorita
del Olimpo
se acercó
a la muchacha
y, mirándola a los
ojos,
le dijo:
“pobre mortal,
si acaso hubieses
entendido
que no se puede
retar a los Dioses,
pero habrás de
aprender del
fuego del infierno
ya que no has
sabido respetar
tu lugar
en la tierra”,
dicho lo cual
escupió en su rostro
y se marchó.
Atenea, con todo,
había quedado
prendada de la
belleza de la joven
y, aunque había
destrozado su tela
con sus manos,
sentía que era
tal la habilidad
de Aracne que
ciertamente
no merecía
castigo alguno.
En todas estas
cosas pensaba
cuando le informaron
del final terrible
de su rival,
y es que Aracne,
aterrada y avergonzada
cuando se dio
cuenta de cuán bella
era Atenea,
cuán maravillosas
eran sus manos
y cómo su cuerpo
se asemejaba
a las nubes
y su ojos eran
la misma tempestad
del amor y la esperanza,
cuando reparó en todo
eso,
Aracne no pudo
soportar
su osadía
y llorando
salió del telar
y se internó
en el bosque
donde hubo
de encontrar
su final
en las garras
de un lobo
hambriento.
Ahora sólo
quedaban
huesos y
restos sanguinolentos
y la belleza
y la habilidad
habían perecido
y no volverían
a aparecer.

Pero Atenea
rehizo el cuerpo
y su padre Júpiter
volvió a encender
la llama del alma
de Aracne.
Así, la diosa
de ojos de volcán
roció lo que quedaba
de la mujer con jugo
de acónito
y de allí
surgió
la mujer-araña,
la silenciosa
tejedora de sueños,
los prístinos dedos
que podían crear
los tapices más bellos.

Y Aracne sigue
tejiendo y tejiendo
y Atenea la observa
con los ojos más tiernos
y de noche en noche,
la va a visitar en forma
de mosca, se posa
en su tela para ser
devorada y, justo
antes de romper el hechizo,
le mira a los ojos
y le dice sin palabras
que de haber sido
otro el destino de ambas
ella hubiera dado su vida
entera por ser humana
y no Diosa, por ser,
simplemente, su amada
y compartir juntos a sus labios
la noche y la más dulce madrugada.

viernes, 19 de noviembre de 2010

LA BELLEZA DE LA DOCENCIA



Para todos los alumnos que me acompañaron durante mis cursos y seminarios en Soria, Dublín, Creta, Hildesheim y, donde todo empezó, Oxford; para mis presentes alumnos de la Uned y para todos los que hayan de venir con el tiempo. Siempre fuisteis y sois vosotros los maestros, los que con vuestra mera presencia hacéis que haya algún atisbo de enseñanza. Cuando aprendemos algo no hay profesor ni alumnos, sólo existe uno de los hechos que nos hace más humanos, la capacidad de “compartir”.

Hace algunos años, mi amigo David Carey me invitó a la universidad irlandesa en la que trabajaba para impartir un seminario de dos semanas sobre el tema de “La enseñanza y el amor” (“Teaching and Love” lo titulé, todo el material que generé estaba, obviamente, en inglés). Aquellos días fueron bellísimos, llegué a amar a cada uno de mis más de 100 alumnos como si fueran mis hermanos. Recuerdo que durante las clases, tutorías y conferencias llegamos a reír, a llorar, a saltar, a cantar, a hablar de cosas íntimas como el dolor de no sentirse querido o el éxtasis de saber que nuestras almas se están abrazando aunque nuestros cuerpos no se toquen. Recuerdo entrar y mirar las caras de aquellos futuros profesores y dar gracias a Dios por estar allí para poder compartir sus vidas durante unas horas preciosas. Salía de cada sesión lleno de luz y con ganas de cambiar el mundo. Luego el Zen me enseñó que uno no está aquí para cambiar el mundo, uno está aquí, sólo eso, y puede, dado el momento, cambiar o, mejor, cambiar la manera en que percibe el mundo y a partir de ahí a veces el mundo cambia y a veces no, la realidad es la que es, y eso es la maravilloso de la vida, que simplemente es sin ningún otro fin, sin otra meta que no sea vivirse a sí misma.

Y bien, han sido muchos los cursos que he impartido o que he recibido a lo largo de mi vida: a distancia, presenciales, por internet, videoconferencia, you name it. La sensación que tengo ahora es de que muchas veces no había ni profesor ni alumno en el aula (o donde fuera), sólo existía la sensación de compartir todo, de que las fronteras desaparecían y el momento era tan rico que nada podía añadirse a la sensación de plenitud existente. Lo cierto es que he experimentado lo mismo en otras muchas ocasiones, claro está, aquella mañana en Dublín cuando, cansado, me senté ante el río y dejé pasar varias horas sin hacer nada y diluyendo mi identidad en cada gota de agua, o aquella noche oscura del alma en Oxford en que anduve hasta el confín del mundo conocido para, al llegar las primeras luces diurnas, volver a mi habitación alquilada siendo el mismo y habiendo cambiado totalmente. Esa sensación ahora siempre está ahí y ya no hace falta buscarla, ella te busca constantemente. Pero me encanta sentirla cuando me encuentro en un entorno docente o educativo, acaso por eso me apasiona tanto la enseñanza o, mejor dicho, el aprendizaje. Y quizás por eso quería dedicar esta entrada a un mundo que me ha regalado tantas cosas en mi vida.

Durante mis últimos años en la E. U. de Educación de Soria mi mayor empeño era llegar a transmitir a mis alumnos la intuición que me estaba floreciendo en las entrañas. Que nos convertimos en profesores cuando volvemos a ser alumnos y no antes. Que la paradoja es tan profunda (o tan obvia) que a veces se nos pasa por delante de los morros y no hacemos caso. Que para ganar hemos de perder algo y que solamente perderemos cuando haya algo que ganar. Y que esa es la base de la enseñanza, ese koan Zen, el Amor y la necesidad de Compartir (que es una forma de amor).

Sin amor no puede haber enseñanza. Nada se enseña ni se aprende de verdad sin amor. Aprender de memoria se dice en inglés y francés “aprender de corazón” (to learn by heart, apprendre par coeur) y es que no puede ser de otra manera.

De aquel seminario que acabo de hablaros salió también un artículo que escribí para una revista irlandesa de Educación y que por varios motivos no pudo ver la luz. Estas eran mis palabras para acabar el texto:

I know I will continue treading on this at the same time familiar and uncanny path until a darker shade of grey knocks on my door announcing the fading away of the Light and takes me into the unknown shores of oblivion where the only sounds around are the words we never uttered and the echoes of the past we never had, we never dare to have.

That which is not shared is forever lost.

Sigo creyendo en ello con la mima fuerza;

Aquello que no compartimos, se pierde para siempre.

Nada de lo que atesoras para ti te pertenece, si quiere poseerlo de verdad tienes que recordar que nunca fue tuyo y nunca lo será. Entonces el mundo podrás reclamar por heredad y nada en la tierra te será negado.

Y para acabar un poemilla que escribí con motivo de cierta celebración institucional de la E. U. de Educación, el centro en que verdaderamente me formé como profesor y al que debo demasiadas cosas como para enumerarlas aquí.

Que la luz fecunde
vuestros ojos con la belleza del amor.

MAGISTERIO


Por Francisco J. Francisco Carrera,

incluido en Esperando al Gordo Flanagan y otros poemas (2004)

El haber vivido el cielo y la tierra
en estos muros,
haber aprendido el susurro de la hierba
en cada sala,
abandonarnos dulcemente cada noche
al sueño de colores y fragancias
en un mundo sin ira ni tristeza
y habernos despertados sonriendo
ebrios y plenos de hermosura.

Sentir el misterio de la risa
en cada poro, en cada célula,
recordar que la luz nunca cesa
en las ventanas del alma,
fluyendo lentamente hacia un ocaso
que se hará bella madrugada
y en la que nos declararemos
orgullosos de estar para siempre
heridos de vida y de ternura.

Al fin,
haber compartido el idioma del amor
con cada alumno y en cada clase
pues eso y no otra cosa
es aprender a enseñar
y el verdadero nombre de la rosa.

sábado, 13 de noviembre de 2010

LA ESENCIA DE LA POESÍA

(Kibo dormidito también es la esencia de la poesía)

Hoy comienzo con un breve ensayo que acabo de escribir sobre la Esencia de la Poesía. Espero que os guste y se os haga interesante, para mí ha sido una delicia escribirlo ya que llevaba mucho tiempo trabajando mentalmente en ello sin ponerme a redactarlo de forma concreta.

LA ESENCIA DE LA POESÍA
(Hacia una Poética del Amor)
Por Francisco José Francisco Carrera,

Filólogo pelón y poeta sandunguero.

La esencia de la poesía es la esencia del mundo.
Si tiene más de una palabra, el poema no es poema, no es esencial. Es un casi poema.
Si tiene, de hecho, más de una sílaba, lo lírico empieza a difuminarse y se va perdiendo en el bosque narrativo que es el bosque da la Vida, y también está fecundado por la Belleza.
El poema, la esencia de lo lírico, ha de apuntalarse por tanto en el silencio.
Pero el silencio tampoco es el poema.
El silencio es el silencio.
No se puede definir el silencio con palabras.
El silencio sólo se puede definir con silencios.
Así que volvemos al principio.

La esencia de la poesía es la esencia del mundo. Y esto es así porque la base del mundo, su centro original, centrífugo a la vez que centrípeto, es lírico. Es un corazón que late y origina todo latido exterior. Este latido es, obviamente, rítmico. La esencia del mundo es, por tanto, una canción en principio sin melodía. Aparece el latido, el primer golpe tribal en la tierra. Pum. Luego viene otro. Pum. Escucha el ritmo del mundo, escucha tu propio corazón. Y luego abres los ojos y ves lo que hay alrededor. Pum. Y entonces, feliz de estar ahí, de participar en el baile de máscaras de la vida, alzas la voz, poco a poco, primero muy quedamente, luego con más decisión. Cuando hablas añades la primera línea melódica al ritmo primordial del corazón que nunca deja de sonar en una lejanía particularmente cercana. Pum. Tu voz es melodía, bella melodía de luz que abraza al tambor que nace de la sombra. Pum. Ya sois un mismo sonido sin dejar de ser dos. Esto es el principio del amor. Y el amor el la esencia de la poesía. Y la esencia de la poesía es la esencia del mundo. Luego la esencia del mundo es el amor. Por eso, hermano mío, cariño de mi corazón, te amo tanto. Y más tarde llega tu voz que se une a la mía y al latir del corazón originario que nos da voz a nosotros dos. Pum. Y entonces, de ese milagro de melodías que se hacen el amor eternamente nace la polifonía prodigiosa de la vida y la amistad. Pum. Tú voz. Mi voz. Sus voces. Todos a la vez. Y todo lo que ocurre ya es música. Y la música es la esencia del poema. La esencia del mundo es la música. Esa esencia es el Amor.

Y si quieres escribir poesía has de aprender a escuchar cómo late tu corazón. Pues cuando descubres de nuevo ese golpe lleno de delicia y sorpresa y felicidad eres capaz de escuchar debajo de él el latido mismo del planeta y desde allí acceder al supremo palpitar del universo y de lo que está más allá y lo contiene todo sin contenerse a ello mismo. Es volver a los brazos del Padre que es Madre a la vez. Es volver a ese útero divino que es fecundado por el mismo aliento de las estrellas. Es dejar de rezar para convertirse en el rezo mismo.

Por eso, acaso, los poemas más líricos tienden a ser cortos. Todo lo cortos que puedan ser, claro. Se acercan al silencio y en vez de romperlo, de violentarlo con la palabra, lo que hacen es seducirlo, bailar bien pegaditos para acabar besándose tan profunda y amorosamente que el uno desaparece dentro del otro, se deshacen para convertirse en algo nuevo. Palabra y Silencio se encuentran en el poema. Y el poeta desaparece en ese acto. Se pierde feliz en el poema hecho de palabras y silencios. Y luego llega el lector y se mete también en el vórtice de Amor que no para de girar. Y allí, en el poema, el poeta, el lector, los silencios y las palabras giran y giran en un lugar sin tiempo, en un lugar que no es lugar. Esto es la esencia del poesía y esto es lo que la hace esencial.


La poesía sirve para descubrir el centro de las cosas, para ver con los ojos de los ojos, para sentir el corazón que palpita dentro del corazón. Sirve, sobre todo, para volver a casa, a nuestra casa original, de la que nunca nos hemos alejado en realidad pero que a veces no llegamos a encontrar..., para volver a ser lo que somos. Y lo que somos, cuando nos despojamos de máscaras prestadas, de dolores adquiridos falsamente, de tristezas ilusorias, de toda la herrumbre del mundo que no es "el mundo", lo que somos, digo, es el Amor. Y por eso nunca dejamos de amar. Y por eso incluso la muerte es tan sólo una nueva forma de amar desde la no-forma, desde la luz que se hace sombra y permanece en el silencio que es estruendo glorioso y estupendo.

Y más allá del Amor, hermanos míos, no hay nada. Más allá del Amor no hay nada. Porque el Amor todo lo abarca. El Amor todo lo ama.


Y tras estas consideraciones teóricas, ahora quiero compartir con vosotros dos poemas “cortos” de mi más reciente producción. Estoy ahora acabando un nuevo poemario que se centra en la “concreción”, en la “tensión interna” (que a mí me gusta llamar “intensión”), en ir hacia el centro del centro en pocos versos, vamos. Serán unos 100 poemas creo, estos son algunos de los que ya están (casi) terminados (un poema nunca está terminado del todo, es como la vida, que nunca acaba de acabar, puesto que es un inicio constante de algo que no para de brotar).

Os veré pronto, seguro, en los ojos del árbol o el sabor del agua clara o acaso en el sonido que hacen las calles al despertar. Sois, fuisteis y no dejaréis de ser la Sal de la tierra, la misma esencia que da vida al Mar.


Poemas extraídos del poemario en curso "La Poesía del Corazón".

Por Francisco José Francisco Carrera.

Gota de luz
que vuelve a nacer
al ser uno
con el agua.


--------------------

Con los labios
he sentido savia
nueva.

El mundo entero
a tu cuerpo
me sabía.



Y con todo dejadme acabar con uno de los poetas concisos más precisos y preciosos de la literatura universal, el italiano Ungaretti. Tuve la suerte de estudiar durante mis años de universidad con el maestro Mauro Dittami al que debo todo lo que sé de lengua y literatura italiana, recordándo su maravilloso magisterio aquellas tardes tempraneras en Valladolid, os copio dos gemas maravillosas de un poeta esenciado y esencial:


Sillenzio Stellato

E gli alberi e la notte
Non si muovono più
Se non da nidi.


(Silencio estrellado

Y la noche y los árboles
se mueven ya tan sólo
desde los nidos.)

Y mi favorito desde entonces...

M'illumino
D'immenso.

(Me ilumino
de inmensidad).

Todas las palabras sobran...

sábado, 6 de noviembre de 2010

EL AMOR A UNO MISMO

To Zuzanna,
my new friend,
who’s coming back to the Earth of the Living
after a brief Spell in the dark Realm of the viruses


Esta semana he estado releyendo varias obras de Osho, en especial me he demorado en ese maravilloso librito suyo titulado “El libro del hombre” y ahí me he encontrado con esta joya de luz:

"A un niño debidamente educado se le debe permitir crecer en amor hacia sí mismo, de forma que esté tan lleno de amor que compartirlo se convierta en una necesidad. Está tan repleto de amor que quiere compartirlo con alguien. Entonces, el amor nunca te hará depender de nadie. Tú eres el que da, y el que da nunca es un mendigo. Y el otro también da. Y cuando se encuentran dos emperadores, dueños de sus propios corazones, se produce una inmensa alegría. Nadie depende de nadie; todo el mundo es independiente e individual, centrado en sí mismo, arraigado en sí mismo. Sus raíces van hasta el fondo de su propio ser, de donde brota el néctar llamado amor hacia la superficie y florece con miles de rosas."

Lo cierto es que he estado reflexionando sobre estas palabras desde el martes más o menos. Ya sabéis que el amor es uno de mis temas favoritos, lo era cuando era profesor de literatura, lengua o fonética inglesa en la Universidad presencial, lo sigue siendo en mis actuales rollitos históricos en la Uned y, está claro, es acaso el leit motiv de mi poesía como conjunto (¿en qué corpus poético no lo es al fin y al cabo?). ¿Pero es que somos otra cosa que seres hechos de amor? Siempre he pensado que somos la manifestación corpórea del amor como la potencia creativa esencial del universo. Y para dejar claro lo que os digo, casi recurro al verso, a ver si os gusta y soy capaz de comunicar el pétalo de cielo y agua que ahora siento entre mi pecho:

MAL DE AMORES
Por Francisco José Francisco Carrera

Hay amores que curan,
hay amores que destrozan edificios
y no dejan ni los cimientos en pie,
hay amores inocentes
y otros mucho más oscuros,
hay amores de colores
y los hay en blanco y negro,
hay amores que te hacen levantarte de la cama
con un sabor a risa de golondrina en la garganta
y hay amores también que hacen que te vayas a dormir
con un lanza de fuego vaciándote las entrañas y que
no te dejan descansar, que te rompen hasta el alma,
hay amores que te cambian la cara,
hay caras de las que te enamoras
y hay días,
hermanos míos,
hermanos que tanto os quiero,
en que todo lo que veo es amor,
y por donde quiera que vaya
sólo hay amor en mi mirada,
y nada, pero nada nada,
existe que no sea divina presencia
enamorada de ti y de mi
y de cada uno de nosotros.

Y hoy, luces de mi corazón,
despierto del sueño de la vida
a la Vida de verdad
y os miro a los ojos
y os digo que os quiero
y os susurro una palabra
que cifra el mundo entero
y acarició vuestros labios
con las yemas de mis dedos
para dejar ahora, ayer y para siempre
la marca del amor que dio luz al mundo,
la marca del amor que, hermanos,
nos hace divinos pero sobre todo humanos.


Ay, cositas mías, pastelitos de nata, chocolatitos con naranja, que yo no iba a poneros este poema, que se ha puesto él solo, pero como me parece bonito, casi lo dejo. ¿Hace?

Yo hoy sólo quería agradeceros el que sigáis propagando ese “amor a uno mismo” del título de la entrada y del que hablaba Osho, porque si así lo hacéis, nada puede ir ya mal, nada o casi nada (que ya es bastante).

Osho, por cierto y como sabéis más de uno, es un autor que me resulta muy interesante y al que le he dedicado un par de poemas. Para acabar comparto con vosotros el último que he escrito. Un beso enorme, mis lindos.

VOLVER A CASA
Por Francisco José Francisco Carrera

Quiero que vuelvas a casa
Osho.


“Quiero que vuelvas a casa”,
me dijo y después me
miró profundamente sin
dejar de convocar el fuego
en sus pupilas. Las mías ya
ardían de deseo y consumían
cada centímetro de mi cuerpo.
Me abrazó. Puso sus manos
en mi rostro y tapándome los ojos
rozó mis labios con la flor de
sus silencio. Sonreí. Supe
entonces que ya estaba, que
por fin, tras años de viaje sin
descanso, había vuelto a casa.

Y todo lo que era era la nada
y la nada que era era mi casa.

domingo, 31 de octubre de 2010

LAS DERROTAS NECESARIAS



El pasado sábado 23 de octubre se falló en Soria el Premio de Poesía Gerardo Diego. Lo cierto es que a penas le he dedicado atención a dicho evento en los últimos años (mi vida universitaria, como sabéis, ha sido especialmente intensa y, pour ansi dire, compleja) y solamente he presentado dos trabajos a él. Para esta edición había preparado una obra muy especial para mí. Como ya os he contado, creo, en otra entrada del blog, el año pasado me pasé una mañana mirando fijamente el cuadro de Medusa que pintó Glen Vause y acabé entrando en un proceso meditativo muy profundo y rico. Después del largo tiempo dentro de los ojos de mi amada gorgona, volví a este supuesto mundo real pero algo había cambiado dentro de mí: la mirada de la Medusa me había devuelto un pedacito cierto de corazón y un sabor a infancia de galleta mojada en galletas un domingo por la mañana de Navidad. Desde entonces he estado trabajando en algo que me gusta llamar Ciclo Medusa o Mundo Medusa y que constará de varios poemarios acerca de figuras femeninas históricas o míticas (María Magdalena, la emperatriz Irene de Bizancio, Boadicea, Freya, Selene, Medusa, etc.) y mitos sobre lo masculino y lo femenino. De estas “visiones de la Medusa” nació el trabajo que, como decía, había presentado este año al concurso, trabajo que decidí denominar Los hombres que eran mujeres que eran serpientes. Pues bien, como da a entender el título de la entrada de hoy, no gané. Experimenté lo que desde hace ya algún tiempo considero como una “victoria necesaria”.

A ver si me explico un poco mejor. Todo lo que ocurre es “justo” en el sentido de que es “justo” lo que ocurre y no otra cosa, no lo que deseamos, lo que queremos, lo que consideramos mejor para nosotros, etc. Por ello, lo que ocurre tiene un algo de necesidad elemental, de cualidad primordial y esencial. Esto, por supuesto, no quiere decir que las cosas estén predeterminadas, nunca me lo pareció así, pero creo que lo que aparece en nuestras vidas está ahí para que nosotros podamos acercarnos un poco más a la plenitud, y este segundo paso es sólo cosa nuestra. Pero a lo que iba…, lo cierto es que este año tenía muchas esperanzas puestas en ganar el premio, consideraba el poemario con calidad y con un aire mítico que me parecía que podía aportar algo nuevo. Así, cuando el domingo por la mañana siguiente al fallo del premio (que fue un acierto, al menos para la ganadora, y cómo me alegro por ella) leía la nota de prensa y que me enteraba de que no había ganado me sentí en paz conmigo mismo y todavía con más ganas de seguir escribiendo poemas (como veréis más adelante).

Hace años recuerdo que dí una conferencia en un congreso de Lingüística Inglesa que versaba sobre el Ingles Agroforestal y la Poesía, recuerdo que asistió mucha gente ante lo bizarro de la temática (mis temáticas siempre fueron un tanto extrañas o, como decía mi amigo americano-irlandés David Carey, “very, very weird, just like you, mad Spaniard”, y es que el bendito de David alucinó un poco cuando se dio cuenta de a qué tío zumbado había invitado a dar una serie de 10 conferencias sobre Amor y Enseñanza en la universidad de Dublín en la que trabajaba). Bien, nunca olvidaré las primeras palabras que pronuncié, palabras que no tenía preparadas y que me vinieron del fondo del alma. Dije algo así como “quiero que sepáis que el que aquí veis antes de ser experto en inglés técnico o literatura fue, y sigue siendo, un artista del error, un verdadero connaisseur del fracaso, se me da de miedo errar y me he equivocado tantas veces en mi vida que celebro del mismo modo mis victorias y mis derrotas, todas ellas han sido necesarias para llegar al punto en el que estoy y desde el que voy a seguir adelante”. Pues eso, me reafirmo en lo que dije aquel día ya lejano.

Creo que esta sociedad nuestra ha desplazado de forma astuta lo verdaderamente importante, lo, digamos, esencial. El adagio ese de que lo que importa es participar es a su vez minado por la tele, los profesores, los padres y hasta el carnicero de la esquina. ¿Acaso no es cierto que lo que se nos da a entender las más de las veces con las acciones (que importan más que las palabras, of course) es que lo verdaderamente importante es “tener éxito”, sea como sea, pises a quien pises, aunque en el proceso te destroces a ti mismo y a tu entorno? Y ahí está el primer error de base, en la idea del “éxito” y su opuesto “fracaso”. Yo os preguntaría ¿puede tener éxito un fracaso? Para mí es claro que sí, y eso hace que cada una de mis “tortas en los piños” procure evaluarla pasado un tiempo y no con los morros doloridos y ensangrentados. Y pensad lo siguiente también, ¿acaso no os ha ocurrido que una supuesta victoria o éxito se ha convertido con el tiempo en una verdadera maldición zíngara de la que no había manera de escapar? Está claro que esto es así, pero no sé qué leches nos pasa y siempre nos olvidamos. Así, está de moda el quejarnos por todo: si tenemos trabajo, de lo mucho que trabajamos, si no tenemos, de lo terrible que es estar en paro, si no tenemos para comer lo que queremos, de cómo nos gusta el marisco y hoy tocan garbanzos, incluso nos quejamos de dolor de tripa cuando nos hemos puesto como chanchos en una boda sabiendo como sabemos que miles de personas se mueren de hambre en el mundo. Y nos quejamos y nos quejamos, nos quejamos porque todos queremos “ganar”, todos queremos tener nuestro minuto de gloria (y si son un par de horas, tanto mejor). Y luego, venga, repetid una y mil veces si queréis que “lo que importa es participar”, a ver quién narices se lo va a creer.

Pero de nuevo me voy un poco a temas más profundos y sociales que el que aquí me ocupa. Yo aquí venía a hablar de mi poemario, como decía Umbral de su libro. Bear with me, my pals. Pues eso, que no he ganado y que, por ahora, no tengo manera de publicarlo (al tiempo, todo lo que tiene que llegar, llega) pero me apetecía pensar en él, reelerlo y eso y dedicarle una entradilla victoriosamente derrotada.


Los hombres que eran mujeres que eran serpientes se estructura en tres partes y tiene como tema principal la superación de las diferencias genéricas. Ya sabéis los que me conocéis (y los que me habéis sufrido como profesor) que yo cuando veo a una persona no llegó a lo genérico-biológico hasta una segunda etapa, esto es, que alguien sea hombre o mujer por biología no me interesa demasiado, me interesa el ser en sí, nada más. Me interesa lo que le hace soñar, lo que le apasiona, sus miedos, su corazón de corazones. Luego la biología o la opción sexual aparecen, pero son marginales. Yo, por ahora, me defino por hombre biológico y heterosexual por opción, pero nada dicen estos términos de lo que en verdad soy, de las cosas que me gustan hasta que se me derrite el alma en almíbar de cereza o de mi pasión por beber tragos de horizonte violeta cada tarde desde la terraza de mi casa o de navegar oscuro y silencioso y pleno de luminosas sombras en los veleros estupendos que fleta mi mujer en cada una de sus miradas o con cada una de sus palabras. Pues eso, Los hombres que era mujeres que eran serpientes “narra” la transformación mítica de un hombre en serpiente pasando antes por ser mujer. Todo se inicia con el sueño de una voz masculina ante una roca y acaba como acaba, que no os lo voy a destripar. La parte central nos cuenta las historias de las hermanas que más me interesan en la mitología griega, las terribles, pero adorables para mí, Gorgonas: Medusa, Esteno y Euríale. Al final unifico todo en un poema que lleva el título del poemario.

Ya sé que no abundan los lectores de poesía (y mira que yo he intentado durante 11 años de docencia presencial en la UVA y otros muchos a distancia en la UNED hacer nuevos adeptos, bien sé, que algunos he conseguido, y me alegro) pero si a alguien le interesa todo esto, puede pedirme que le envíe el poemario este de Los hombres que era mujeres que eran serpientes (lo que me gusta el título, oye) a mi e-mail de siempre: franjosefran@hotmail.com y se lo envío en pdf y ya maquetado y todo oye, todo por el módico precio que ahora te cuento: cuando te llegue tienes que sonreír no menos de 5 veces cuando no tengas ganas de hacerlo y decirte “es maravilloso sentir esta respiración”. Ya, lo sé, yo y mis “chorradicas” pero es que soy yo y no puedo dejar de serme a mí mismo cuando estoy entre mis amigos, y vosotros lo sois, guapos. Bueno y si no queréis hacerlo, da lo mismo, ya sonrío yo por vosotros, os envío el poemario igual, hala. Morenos salados, cositas lindas, lucecitas preciosas que calientan mi corazón los días de frío con el sabor de la amistad y del amor.

En cualquier caso, esta entrada victoriosa en la derrota va a acabar como suele hacerlo este poético blog, con más poemas. De este supuesto “fracaso” (realmente no suelo utilizar estos términos, hoy lo hago por claridad semántica, yo suelo hablar de situaciones, y ya está, de cosas que, simplemente, ocurren) yo he sacado muchas ideas subjetivamente buenas (o así me lo parecen) y me voy a quedar con algunos de los poemas que he compuesto esta semana. Os dejo con ellos y os doy las gracias por acompañarme, soy un lobo solitario que sabe disfrutar de la compañía de los otros, este acaso es el don que más aprecio. En cualquier caso, como decían en aquella película maravillosa que es Into the Wild (traducida al español por Hacia rutas salvajes) y que me aconsejó mi querido amigo Sergio Benito, “happiness is only real when shared”, usease, “la felicidad sólo es real si es compartida”.

Besos muchos para todos.

LAS DERROTAS NECESARIAS
por Francisco José Francisco Carrera

Tras perder nuevamente un concurso de poesía

No hubo victoria en el mundo
que no necesitara a su vez
de su debida derrota. No hubo
ni puede haber pérdida sin
ganancia, avance sin parada,
amor sin su ansiado desamor
ni placer sin su justa medida
de desespero y de dolor.

Las derrotas, no te engañes,
son tan importantes en
tu vida como las ansiadas
victorias. Agradece así
cada uno de tus fracasos
pues de alguna manera cierta
una de las lecciones de la vida
que no deberíamos olvidar
es que necesitamos las derrotas
para aprender que tarde o
temprano siempre acabamos
por ganar, siempre por entender
lo que nos quisieron ocultar
justo después de nacer:

que lo más cierto era falso
y lo falso, a su vez,
lo único que era cierto.


Y este es uno de mis favoritos…


LA VERDADERA REALIDAD
Por Francisco José Francisco Carrera

Hay derrotas que nos saben a victoria
y victorias tan amargas que nos rompen
y derrotan.

Recuerda que ganar o perder es un
sueño que olvidarás ciertamente cuando
al final despiertes a lo que es en hora cierta
la Verdadera Realidad.

jueves, 21 de octubre de 2010

CHICOS, HE VUELTO HA ENCONTRARME. ¡QUÉ COSAS!

(En la foto mi querido Javi y yo pasando frío y cogiendo fuerzas en Oxford, 1998,
mi hermana estaba al otro lado de la cámara)
Durante los dos años que pasé viviendo entre el Reino Unido (sobre todo Inglaterra, pero con una escapada maravillosa de casi un mes a Escocia) e Irlanda, tuve la suerte de encontrar sendos “cineclubs” que me nutrirían extensamente de películas. En Dublín, gracias a mis amigos Holger Mosebach y François Mulot, pasé largas tardes en el Irish Film Centre, en Eustace Street (cerca del Liffey). Pero lo cierto es que el lugar que más me marcó fue un edificio peculiar y con carácter propio que frecuentaría muy a menudo durante mi año como profesor de español en Oxford. Y es que estas semanas ando especialmente británico y no he podido resistirme más a hablar de un pasado sentimental que me acompaña todos los días de mi vida.

El lugar al que me refiero responde al evocador nombre de THE ULTIMATE PICTURE PALACE y, en muchos sentidos, cambió mi vida aquel año en que mi piel se dio la vuelta sobre sí misma para dejar salir al British que llevo dentro. The Ultimate Picture Palace es, que todavía está en pie y funcionando, un cine de los de antes, de los de verdad, y es que sólo su presencia ya justifica una paseito hasta la entrada para verlo. Está en Jeune Street, al ladito mismo de Cowley Street (una de las arterias de entrada al centro de Oxford) y yo tenía la suerte de vivir bastante cerca (más concretamente en Eyot Place). De hecho, lo descubrí enseguida porque en la acera de enfrente yo cogía el autobús para ir a uno de los Institutos en los que trabajaba (Peers School, el otro era Wheatly Park School y estaba en medio de la campiña, yes, indeed, very picturesque, my dear). Lo cierto es que prácticamente todas las tardes, después de dar mis clases, solía perderme por la periferia de la ciudad y muy a menudo acaba por entrar en el susodicho cine. Recuerdo que tenía un olor raro, pero raro, raro, oye (“that little place with the funny smell” decía mi casera Vera Holmes, sí, como el detective) y que a mí, por cierto, me encantaba porque salía con la sensación de haber visto una peli guay y de haber cenado por el mismo precio. Just great!, don't you think?
Y resulta que un día vi que anunciaban una de las pelis del que es mi director británico favorito, Mike Leigh, una que no había visto y que era además su primera obra. Se titulaba Bleak Moments y no dudé ni un segundo en ir a verla. Aquí podéis ver la portada del video en vhs.



Y a ver cómo os cuento esto..., el jovenzuelo profesor que entró al cine se quedó allí para siempre, lo juro. Al salir yo no era yo, o era otro yo, o era un no-yo, yo qué sé. Me perdí para siempre en la película y acabo de volver a encontrarme hace unos días. Para que os hagáis una idea, yo viví en Oxford entre 1997 y 1998 y desde entonces he tenido un deseo brutal de volver a ver una peli que cambió mi vida completamente. La he buscado y buscado, de todas las maneras humanas, y no había manera, hasta que hace unos pocos días por fin he conseguido una copia. En otras palabras, he vuelto a ver la peli después de 12 años de búsqueda y así ando, tan feliz. Feliz porque me he vuelto a encontrar y esta vez ya no me suelto de la manita. A ver si me vuelvo a perder y pasan otra década sin volverme a ver.

Y de qué va Bleak Moments, me diréis, qué es lo que tiene que tanto me fascinó (y me ha vuelto a fascinar). Pues va de la vida misma y de la misma vida en Inglaterra. Mirad que os cuente, yo decidí ser inglés cuando tenía unos siete u ocho años y vi en la tele un muro de ladrillos rojizos en una serie o película que tenía lugar en Manchester. Llovía, en la tele, y era invierno, en el mundo real y la Valladolid de mi infancia. Pues bien, ese día yo decidí que pasase lo que pasase yo me haría inglés y me iría a vivir a Inglaterra durante un tiempo. Y ocurrió, como sabéis. Y me pasé mucho tiempo buscando esa pared de marras. La busqué en Londres, en Manchester, en Sheffield y en Oxford. Y no la encontré, claro. Pero supe que estaba justo dentro de mi alma y eso lo aprendí en un cine oxoniense, viendo Bleak Moments. No he visto película más triste, más demoledora, más depresiva, más espeluznante. Rezuma desolación en cada escena. Todo es, como dice el título, bleak, esto es, difícil. Si podéis, os animo a conseguir una copia para después contarme qué os parece, yo os invito al café o al té y así me decís con calma. Creo que no existe versión doblada al español así que este consejo va sobre todo para los anglohablantes o, al menos, anglooyentes. Si me invitáis vosotros al café yo os dejo la peli, ¿hace?
Yo es que es verla y hacerme pequeñito y llorar por dentro hasta que se me derraman todos los líquidos internos que destrozan los diques de contención de mi cuerpo entero.

Y aun así, yo, que soy el rostro más feliz del universo, siempre he celebrado que también soy un alma triste y melancólica de góticos suspiros. Aunque escriba en español, he llegado a considerarme más inglés que muchos de los ingleses que he conocido. También es cierto que en otra vida luché con los sajones para morir en la batalla de Hastings atravesado en un barrizal por una flecha normanda (I promise this is totally true, sueño con ello muchas noches). Y hoy tenía que hablar de Bleak Moments y del cine de Mike Leigh uno de los directores británicos que considero esenciales para entender el alma inglesa.

Nada más, que ya es bastante, creo, que os quiero mucho a todos y cada uno de vosotros y que os voy a seguir queriendo hoy, mañana y pasado mañana también. Que lo vayáis sabiendo
.

domingo, 17 de octubre de 2010

DOS POEMAS DE LA NUEVA COSECHA

Mis queridos lunaluneros de agosto en octubre…, hoy me apetece compartir dos poemas que he escrito hace poco y que van en un estilo distinto al que generalmente utilizo. Una de las cosas que más me fascina de la poesía es que es un vehículo para expresarme con distintas voces y es lo que he hecho con estos dos poemas. Espero que os gusten…

EL SUEÑO
por Francisco José Francisco Carrera

Hoy he soñado que era Superman.
Como te lo digo. Y que iba de azul
con capa roja y cuerpo escultural,
y era la hostia de fuerte o aún más.
Allí estaba yo, en Nueva York,
la puta ley era, el sheriff, el mismo rey
de la ciudad. Molaba, tío. Hasta que
de pronto apareció el de inglés vestido
de cowboy, con sombrero y todo,
yo alucinando. Y va y desenfunda
y me apunta y dice “Juan, menos
volar y más estudiar que esta evaluación
no la sacas ni aunque seas Superman”.
Ahí ya me desperté de mal rollo y con
una mala hostia que para qué. Pero
eran las 4 de la mañana y me volví a
sobar y ya no soñé más, menos mal.

PAJARILLOS
Por Francisco José Francisco Carrera

Tan bonitos ellos. Los pájaros.
Y felices. Sin facturas ni hipoteca.
Sin la jodida Navidad.
Ahí los tienes, todos esos pajarillos
pasando del mundo, volando, tan
ricamente, oye. Nada más.


Hoy cortito, ya veis, que estoy preparando algo con más miga para el próximo domingo. Un beso enorme para todos de este loco crepuscular que os quiere.

sábado, 9 de octubre de 2010

EL PODER DE UNOS VERSOS



Para alguien que ama la poesía y que desde hace ya muchos años tiene la feliz costumbre de leer poesía todos los días de su vida, el encontrar nuevas “píldoras de luz” es uno de los momentos más bellos de su discurrir cotidiano. De esto hablaba hace poco con mi amigo el Cocoroto mientras nos emborrachábamos muy canallamente a base de té de jazmín bien cargado y galletas escocesas de mantequilla. Y mira tú que hablando de versos que nos hubieran cambiado la vida, coincidíamos en unas líneas de un poeta muy caro para ambos, el americano E. E. Cummings. Un personaje maravilloso que nos ofreció varios poemas de esos que se quedan en tu corazón y parece que los has tenido allí desde siempre o desde antes de siempre. Yo recuerdo que el primer poema que leí/estudié suyo fue en la Facultad y se titulaba “Buffalo Bill ha muerto” (pedazo de título, ¿verdad?), pero no fue hasta más tarde que me enamoré de su obra. Y fue gracias a otra ola preciada y preciosa que viene de un mar dulce y salado a la vez, como la vida misma, la gema de lirismo inveterado que es la peli de Woody Allen “Hannah y sus hermanas” (acaso mi favorita de Allen, acaso no, Otra mujer o Delitos y faltas, también son deliciosas, pero me gustan tantas, ay, me gustan tantas y tantas…). En la peli se cita un verso de Cummings, un verso que forma parte de uno de los finales más prodigiosos de la historia de la poesía, un final de poema que quise decirle a la mujer que amo aquella noche en que sus ojos me enseñaron hasta qué punto el mundo puede doler y alegrar a la vez un mismo corazón, un verso que quise decirle a todos mis alumnos cuando les veía tan perdidos como yo lo estuve siempre y siempre lo voy a estar y así está bien y lo celebro, un verso que le he querido susurrar a todos mis amigos cuando tienen un día jodido y compartiendo una cerveza nos contamos nuestras penas…, ese trocito de poema que me gustaría decir a todos las personas en los días grises de tristeza y de dolor y de soledad…, en esos días me gustaría acercarme y sin cara, sin cuerpo y sin nombre, susurrar muy quedamente en su oído lo siguiente:

“(no sé qué hay en ti que se cierra
y se abre;pero algo en mí comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia, tiene unas manos tan pequeñas”

(E. E. CUMMINGS)

Y sin más, marcharme, y seguir viajando por el mundo de los vivos y de los muertos. Y seguir llorando cada día, y seguir riendo a cada instante.

Ay, queridos míos, cuán bello es caminar a vuestro lado, compartir los mismos amaneceres y cantar canciones de amor y de pena, sobre todo cantar hasta que la voz me falle y entonces incluso, cuando ya no pueda cantar, tararear, o dar palmas, lo que sea…

Y os dejo con un poemita mío recién compuesto para la ocasión:

LAS MANOS DE LA LLUVIA
Por Francisco José Francisco Carrera

Tus manos son más bellas
que la lluvia. Y la lluvia
siempre me ha parecido
preciosa y delicada, dulce
y especialmente increíble.
¿Que qué quiero decir con
todo esto? Poca cosa, querida,
como siempre nada importante,
es algo muy simple aunque
lo hagamos complicado,
quiero decirte que te quiero,
amor mío, luz de mi vida,
que te quiero
como sólo es capaz
de querer en silencio
el que ha perdido la razón
para ganar entre tus brazos
un verdadero corazón.

domingo, 3 de octubre de 2010

UNA MEDITACIÓN

Lo que ahora sigue es un extracto de uno de los proyectos en que estoy trabajando, el libro de espiritualidad que ya he mencionado en otras ocasiones y que lleva el título provisional de La luz de tu mirada, espero tener el borrador terminado para febrero o marzo del año que viene. Espero que os guste. Siempre es quedarse un poco en pelota picada enseñar un trabajo que todavía está en progreso..., pero ya sabéis que soy un poco exhibicionista y que no suelen preocurme las "críticas y opiniones" que el mundo o sus avatares puedan tener de mí, al fin y al cabo uno es lo que es, sin más milongas, y yo, para colmo, soy calvo y poco puedo ocultar en mi cocoroto sin un buen pelo que llevarme a la calva... Un beso para todos., mis lindos seres de luz.


"La clave está en escuchar el SILENCIO debajo del SILENCIO. Para ello has de aprender a cerrar los OJOS de tus OJOS.

Creas así un espacio a la vez infinito y delimitado y ahí puedes fundirte con lo que hay, pero sobre todo con lo que no hay.

Lo que no hay, lo que no ves, lo que no es estrictamente materia es, a pesar de lo que se nos ha enseñado erróneamente, lo ÚNICO y VERDADERAMENTE IMPORTANTE.

¿Quieres intentarlo hoy conmigo? Es más divertido cuando lo hacemos con otras personas, como todo en esta vida. Incluso la soledad, que es maravillosa y sanadora en su justa medida, es más rica cuando nos ayuda a “ser otras personas”, a fragmentarnos infinitamente para deshacernos en el flujo del momento presente.

Meditemos, pues, juntos.

Cierra tus ojos y respira.

Respira y siente como con cada respiración un nuevo mundo nace entre tus dedos, en tus labios, en tu corazón…

Sigue respirando con los ojos cerrados. El tiempo que necesites, tú eres la medida ahora del tiempo y hagas lo que hagas, pase lo que pase, está más allá del tiempo cronológico que estamos manejando los seres humanos como especie. Todo puede esperar menos tu propio despertar a la esencia profunda de lo que ES.

Ahora cierra los ojos de tus ojos, esto sólo lo sabes hacer tú y nadie puede enseñarte a hacerlo, es como respirar, algo innato. Vuélvelo a descubrirlo en este momento. Hazlo ya. Y sigue respirando.

Los sonidos que provienen del exterior (del mismo sonido del silencio hablo, no sólo de toda esa plétora de ruidos ambientales que nos rodean cada segundo) se van a ir fundiendo contigo. Lo notas, ¿verdad? Así está bien. Está bien que así sea. No te resistas. Tu voluntad nunca ha sido tu voluntad, al sentir esto comprenderás que por fin puedes manejar tu voluntad “a voluntad” y nadie ya te podrá volver a utilizar, tampoco volverás a utilizar a nadie. Felicidades, has vuelto a ser humano de verdad.

Ahora lo externo y lo interno ya no existen como tal. Ahora es lo que es y estás bien así, en este reducto de luz, tan sólo siendo, palpitando con la misma esencia de lo que Es.

Prepárate para el segundo silencio, este llega cuando has dejado de hacer fuerza alguna. Simplemente llega. Llega, se queda y se va…, cuando tú te has dejado ir. Y cuando se va, ya nunca te dejará. Cuando te has vaciado de ti para hacer espacio a todo lo demás es cuando has entendido en qué consiste la Felicidad.

Es tan fácil, ¿verdad?

Y con un ratito que hagamos esto, nuestra vida se transforma, poco a poco, sin casi notarlo. Y un día ves cómo no eres tú el que ve, el que habla… tú eres el que ve al que ve (los ojos de tus ojos), el que escucha al que habla (o acaso el que ve al que escucha al que habla…, ¡qué juego de espejos tan bello!), y así con todo lo que se manifiesta en nosotros o lo que nosotros creemos manifestar.
Y aquí está la belleza de este gesto. Todo lo que has creído hacer tú, en verdad se ha estado haciendo a través de ti. Todo. Y entonces las tinieblas se levantan, los velos caen y ves con esos preciosos ojos de tus ojos y oyes el silencio más allá del silencio. Eres libre por primera vez. Y sonríes. Y todo sigue igual aunque sea distinto. Y todo lo que se manifiesta está bien. Y sigues caminando y sigues respirando…

Tu cuerpo humano es tan sólo una careta necesaria en el divino juego de la vida, en el verdadero juego de lo que, en verdad, ES. "

sábado, 25 de septiembre de 2010

VINDICACIÓN DEL LADO SALVAJE O LA LEYENDA DE LOS WILDBORNS


A mí, lo reconozco, hay dos cosas que me fascinan, que me vuelven loco, vaya. Me apasiona la poesía y me apasiona la música. Ambas por igual, la verdad. En el fondo creo que no son artes distintas. Al fin y al cabo, todas las artes parten de un mismo tronco divino y luego nosotros, los humanos, dividimos, cortamos y pegamos todo para hacerlo un poco más abarcable y, dado el caso, masticable. Pero en el caso de la música y la poesía es mucho más obvio. La poesía es música verbal y la música es lírica sónica, por así decirlo. La mejor música es pura poesía del mismo modo que la mejor poesía es música esenciada y esencial. Y con ello llego a lo que iba..., a hablar de uno de los grupos que más me han fascinado estos últimos meses. Y es que es un placer para mí hablar de ese grupo mítico ya en Soria (y que espero que pronto lo sea en toda España y más allá de la frontera ibérica, qué leches, calidad no les falta y ganas les sobran) que responde al nombre de THE WILDBORNS. Vamos a ello.

No viene al caso presentar a estos pedazo de músicos en este blog, si queréis información podéis (DEBÉIS) visitar su espacio en myspace (tenéis el link más abajo así que a seguir leyendo). Como anécdota, contaros que su cantante y guitarrista, Miguel Lage (aka Mick Wildborn) fue alumno mío hace ya algunos añitos durante mi primer curso como profe en la Escuela Universitaria de Educación de Soria. Fonética le enseñé a Miguel pero, como todos mis alumnos, él me enseñó mucho más a mí. Eso siempre ha sido así y por ello debo tanto a todos mis estudiantes. Quizá ellos no lo sabían, pero todos estaban siendo mis maestros y me estaban enseñado a dar clase y, además, a vivir. Este es el motivo por el que siempre les hecho de menos. En lo que respecta a Miguel, siempre le vi más como a un amigo que como un alumno y se me alegra el corazón al saber que desde entonces cuento con su amistad. Soy un hombre con suerte, lo sé, y por ello doy gracias cada mañana al levantarme, aunque las legañas se me quieran comer entero de puro sueño. En resumen, que Miguel es un pedazo de tipo. Y un músico como la copa de un pino. Y un artista renacentista del siglo xxi, lo mismo te esculpe un acorde, te escribe una fotografía, te dibuja una película o te compone un cielo oscuro y lleno de nubes tormentosas con un rayo de luz. Ese es mi amigo Miguel, así, en toda su gloria torera y artística. Y por supuesto que no es el único virtuoso del grupo, los cuatro músicos que componen ahora mismo The Wildborns derrochan calidad, y sus temas son su mejor presentación.

Y yo hoy no voy a perder más tiempo en prolegómenos, voy al turrón pero ya mismo.
Aquí he venido a hablar de su futuro gran disco y de su magnífica realidad. Estamos hablando de material de primera, de unas canciones de un blindaje espectacular. De unos músicos que saben lo que hacen, que toman de aquí y de allá y en su alambique se cascan un mejunje que te hace bajar al infierno más profundo para luego subir del tirón y gritar de pura alegría vital. This is no joke, my friends, this is fucking rock n’ roll, and I really it. Puro rock, colegas, rock que te lleva a diversos paisajes sónicos y te hace desear que el viaje no termine nunca. No voy a hablar de las influencias que veo porque poco importan, además que eso es tarea de los músicos y ya nos las contarán en diversas entrevistas (¿verdad, chicos?). Yo quiero detenerme en lo que escucho, en la realidad de las canciones. Y esto es un viaje iniciático en toda la regla que no debéis perderos, eso es para experimentarlo cada uno a su bola o, si os parece, carambola. En cuanto salga el disco, nos vamos todos a comprar una copia, que va a merecer la pena cada euro (yo lo mismo me compro dos, oye, que pienso ponerlo a lo bestia y seguro que lo desgasto de tanto escucharlo). Os lo aseguro, va a ser dinero bien invertido; pero para abrir boca aquí os dejo mi crítica de algunos de sus temas y un poema para mi queridísimo amigo Miguel, espero que os guste. Así que sin más dilación, apagamos las luces, encendemos incienso, nos pillamos unas birras y, como decían los AC/DC, let there be rock!



The Wildborns o cómo reescribir
el rock and roll en el siglo xxi.
Por Francisco José Francisco Carrera,
melómano y calvo y poeta colorado.

¿Y tú, lechuguino asilvestrado, me preguntas que qué podemos encontrarnos en el repertorio de un grupo llamado The Wildborns? Pues qué va a ser, rock del bueno, tío, puro y glorioso rock n’ roll. ¿Acaso lo dudas? Venga, vamos a meternos ahora un buen chute de vida, música en vena sin más milongas, ya te digo, un golpetazo de adrenalina sin edulcorar. Vete empezando. Mira, lo primero, si todavía no tienes su disco (ya, ya, que todavía no ha salido, pues aprovecha para ir ahorrando pa cuando salga, que voy a estar yo al tanto para que te lo compres y como vea que no lo haces te voy a hinchar a collejas con un bocata de calamares todo aceitoso y revenido) te vas a Myspace y escuchas lo que hay allí. Mira, ya te facilito yo el hipervínculo para que no te de pereza: http://www.myspace.com/thewildborns

Ya estamos como antes, señor qué paciencia (hay que tener contigo más paciencias que los de Almazán que sólo por las que hacen allí deben de tener un huevo de ellas, o más). ¿Que qué hay allí? Pero mira que estás ataraxiado esta noche, pichón. Te lo repito, buena música, chaval, excelente rock n’ roll y de lo bueno lo mejor. Ya te lo digo yo...

Tú te pones a escuchar Born Wild y ya tienes cuerpo de sábado por la noche, ganas de comerte el mundo, así, en pan de molde, chorreante de aceite y alcohol. Porque esto, colega, es rock n’ roll del que te hace mover hasta las orejas. Así que nada mejor para empezar que una buena dosis de Born Wild y desde ahí dejarse llevar. El tema es brillante, ligero y con el tufillo a garaje necesario para que el “salvaje” dentro de uno se ponga con ganas de pegar saltos. A mí me funciona. Os habéis cascado un pedazo de tema. Enhorabuena.



Pero el viaje sigue, madre mía, sigue con Get Close Be Mine, y llega una intro de bajo que no se la salta un gitano. Seas quien seas (pues no te conozco), mi más sincero homenaje, California Wildborn, tu riff de bajo lleva en volandas a la banda y me recuerda a su manera el In a Gadda da Vida de los flipantes Iron Butterfly. Y luego van entrando los demás instrumentos, precisos y preciosos, las guitarras apocalípticas y el baterista dejando claro qué es lo que tiene que hacer en todo momento. Y esa voz, esa pedazo de voz que cruza el infierno y nos deja totalmente boulversés con una letra digna de la mejor poesía maldita de los simbolistas franceses. Nick Cave y sus semillas podridas hubiesen estado orgullos de un tema así, ya te digo, y los Tindersticks y los Arab Strap e incluso una de mis favoritas de todos los tiempos, la reina oscura de diamantes, la divinamente infernal P. J. Harvey (ay, maravillosa tú, menudas medias borracheras nos agarramos escuchando tus discos en Dublín Holger, François y yo, en aquel apartamento lleno de libros, sueños y botellas de vino francés y chileno que siempre acabábamos abriendo malamente con un cuchillo o con los dientes, pero entonces yo era joven y ya casicalvo, y el mundo era una gloriosa bolsa de patatas fritas que no se acababa nunca por mucho que comiésemos...) Pero a lo que iba, tú dame hueco, dame hueco y una botella de absenta, ponme este tema y a flipar. No se necesita más. Si Born Wild era bueno, este tema es todavía mejor. Chicos, sois la leche. Y yo es que no me canso de escuchar esta canción. Gracias, me habéis alegrado el día, y la semana ya puestos.
Y seguimos bajando a un nuevo círculo…


Hail to the Queen of Hearts, aquí viene otra locomotora de canción, no es que sea muy rápida, es un medio tiempo con sabor a gasolina. Arde lentamente (en inglés a estos temas se les califica, apropiadamente de slowburners) y te deja como en medio de un sueño, es como irte al País de las Maravillas y ver que está cerrado así que te quedas en el medio, flipando felizmente con el desarrollo instrumental. Buenísmo, oye. Pero hay que seguir bajando, que el arte es largo, pero la vida corta… Por cierto, maravilloso trabajo el trabajo de Paul Wildborn, el otro guitarrista del grupo, al clarinete. El rollito que se marca en este tema me recuerda a los mejores Focus, uno de mis gurpos favoritos de Rock Sinfónico (mi estilo favorito, por cierto). Enhorabuena, Paul, consigues que el tema tenga un algo especial, de verdad.


Y llegamos a una de mis favoritas (que lo son todas, lo sé), The Gossip, y que me recuerda a mi querida Inglaterra, a los años que pasé allí, a sus ladrillos sucios, a mis paseos por calles olvidadas, a mis compras en el Tesco, a mis Fish and chips del alma, a los amores que no tuve y los poemas que escribí, a mi olvido del español y mi nacimiento al inglés por segunda vez. Todo un aprendizaje sentimental. Es como estar de vuelta por las calles de Sheffield o Manchester, Oxford o Londres, todas tan queridas para mí y todas tan recorridas por la mañana, por la tarde y por la noche.
Otro medio tiempo excelente que me hace ser de nuevo inglés. Chicos salvajes, cuando coincidamos en el Reino Unido recordadme que os tengo que invitar a unas pintas, que os lo merecéis, coño.


Y entonces despega Baby, baby, baby, con un arranque bajo-batería del copón al que luego se unen las guitarras hasta que se monta aquí un ascenso a la cima del rock n’ roll. Pedazo de estribillo, y pedazo de canción.


Silicon se mueve hacia otros derroteros, a mí me traslada a un mundo de derrotas maravillosas, a las fronteras del amor, al silencio incluso, qué se yo. A su manera me intriga lo que no dice tanto como lo que dice. Es otro acierto en todos los sentidos y siempre me quedo con ganas de volverla a escuchar (y lo suelo hacer, vaya).


Y chicos, llegamos a un tema épico donde los haya, no es el que más me gusta pero es (casi) mi favorito. No tengo palabras, de verdad, no tengo palabras. De hecho me he propuesto componer un poema sobre la canción que ya os enseñaré, dedicado irá, por supuesto, a estos chicos que me han hecho seguir creyendo en la música componiendo esta canción. Se titula New Sun y a veces me recuerda a los mejores U2, a veces no, en cualquier caso me emociona profundamente. Me deja speechless. Completamente enamorado del mundo. El tema dura 6 minutos y medio (casi) y pasa volando de lo bien estructurado e interpretado que está. Buen tema para acabar un concierto con un climax brutal. De lo mejor. Es un prodigio, una levitación, una obra de arte, qué se yo. Me encanta la labor de Kevin Wildborn con la batería, es sutil y exacto en sus movimientos y crea una base rítmica espaciosa para que el resto de los instrumentos deambulen a su antojo por el tema. Excelente trabajo, Kevin, de verdad. Por cierto, me dice Raquel, a quien también le encanta el tema (y los Wildborns, obviamente) que ella al escuchar este tema cierra los ojos y se marcha de viaje con el corazón lleno de estrellas a los paisajes desolados de las carreteras infinitas de Arizona o Texas, o acaso, tan rico es el tema en matices, a los maravilloso acantilados llenos de la "materia con la que se hacen los sueños" (que decía Shakespeare) que podemos encontrar en Escocia o Irlanda. Toda una poeta mi mujer.


Y después, ay, después, después llega Drelin esa boutade excepcional en francés. Otro de mis temas favoritos desde la primera vez que lo oí. Tiene un je ne sais quois, pour ainsi dire. Pero escuchadlo y juzgad por vosotros mismos. No tiene desperdicio. Si es que como muchos sabéis también tengo alguna parte de mi cuerpo que se forjó en Francia, todavía no sé cuál, pero ya lo adivinaré. A mí me da que es el pancreas, pero no sé, no sé, también podrían ser mis pestañas. Maravilloso país y maravilloso idioma (sus poetas son de lo mejor), pero sobre todo maravillosa canción. Sí señor.


Y llega mi favorito, esto es pura dinamita, señoras y señores, the Wildborn tocan SIN ON THE WAY, esto es rock n’ roll quintaesenciado, una lección de cómo se debe componer y escribir un tema de puro rock. Perfecto. Sucio. Cañero. Hímnico. En dos palabras:

IMPRESIO – NANTE. Gracias por darnos esta joya, colegas. Mención especial para el excelente trabajo letrístico que acompaña a la música, me encanta lo de "but do me a favour honey and stop to sin on the way" o "human tribes they never do me no right" (maravillosa doble negación, aquí sale el lingüísta anglófilo en mí) o también "I'm not the kind of guy you would take your home for a dine". Pasote de lyrics, oye.

Y para acabar llega Made to Stay, excelente manera de bajar de la montaña rusa en la que has estado montado todo este rato. Vamos saliendo de este mundo de luces oscuras y penumbras luminosas, pero a la vez que lo hacemos tenemos ya la sensación de que nos ha faltado algo y que lo queremos volver a visitar cuanto antes. Estos son temas de los que se quedan con uno, de los que nos acompañan al super, al trabajo, al dentista…, hasta al baño. Esta es música de la de verdad. Y por ello os damos gracias, y os pedimos a vosotros, los “nacidos salvajemente” que nos sigáis indicando el verdadero signficado del verbo "rockanrolear". Tíos, la habéis montado buena. Y lo mejor de todo es pensar en todas las que os quedan por montar…, yo prometo estar cerca, aquí tenéis un devoto seguidor. Un poeta rockero (así, con ck, medio inglés medio español, que es lo que soy en verdad, un híbrido absurdo y sin sentido lleno de ruido y de furia al mismo tiempo, lleno de luz y calor, leñe), un profesor de inglés y reflejos de charco, un observador de la lluvia que va a seguir vuestros pasos.

Coda: Por cierto, aunque no estén en Myspace, también son unos pedazo de temas sus versiones del Born to be Wild de los Steppenwolf y del Money de los Beatles, este último es alucinante y ya os digo que yo soy un beatle-maniac hasta la médula, vamos que me resulta imposible entender la vida sin los Beatles, y sin el té, y sin mi mujer Raquel y mi perro Kibo y mi coneja Gandalf(illa), pero eso ya es otra historia..., es que yo de pequeño iba para Sherezade, y luego me he venido a quedar en Cherezado (o "en Chorizado" que me susurra ahora la quedona de Raquel), o algo, pero me vale.

Y ya está…, los que no conozcáis a los Wildborns ya podéis ir corriendo a remediarlo. De verdad que merece la pena. Es lo que tiene cuando se crea y se cree con el corazón. Siempre merece la pena lo que de allí sale. Y a comprar su disco, repito, en cuanto salga…

Y ahora al poema, para ti, Mick Wildborn, por ser como eres (¡y cómo eres, bribón!), por ser tú, vamos, y por ser amigo de este Cocoroto calvo y coronario, tierno y peleón, oscuro y luminoso, of this poet of sorts. Para ti, porque sí. Miguel, amigo mío, amigo y hermano, va por ti:

SHE WAS BORN WILD

POR FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA
EXTRAÍDO DE SU POEMARIO “DEL RUIDO Y DE LA FURIA…”(PENDIENTE DE PUBLICACIÓN)

A Mick Wildborn,
que sabe del lado salvaje
.


Dáme de probar
hoy en tus labios
del néctar cristalino
de tus sueños,
destila entre mis manos
sin vergüenza
el sabor incierto
de tus años,
oculta está hoy
la voz,
el sonido de aquella guitarra
que nunca supiste tocar,
los juegos infantiles
olvidados y sustituidos
por otros más adultos
y mucho más divertidos,
los recuerdos hechos añicos,
el alma en jirones
pero el corazón por estrenar…
Muñeca,
dame con esos labios
del sabor de la madrugada,
que tu lengua salina
deje su aliento voraz
en mis entrañas
y tu vientre suave
se frote irreverente
con mi misma alma,
gata de jade,
salvaje animal
que envuelve la cama
con un cuerpo
que es el viento
y aviva las llamas
para purificar
con el amor
el miedo, la tristeza
y el dolor.

Ven,
nací salvajemente,
acaso no ves
que soy
la piedra,
el acero
y a la vez
el cristal
roto y reluciente.


Ven,
tú que estás perdida
en la noche de los tiempos,
soy el que redime
cada sueño,
soy el alfa
y el omega,
lo que se va
y lo que llega.

Y así, noche tras noche, las paredes sangran y mis dedos, agotados, no pueden dejar de
llorar,
qué ironía, tu cuerpo desnudo entre las alfombras, piedra preciosa perdida en el mar,
qué lacerante recordar tus gemidos, oscurecidos por el humo y la noche, por las drogas,
pero qué más da,
fuimos a la vez la luz y la más profunda oscuridad.
Adónde te quieres ir ahora, si ni tus sueños te ofrecen asilo,
adónde podrías irte ya, si tú misma eres incapaz de caminar.

Pero qué más da.

Salvaje de mirada dorada,
ser taciturno y descarado,
mi vida entera
está prendida
de tu risa,
todo lo que soy
está en las arrugas
de tu ropa interior,
y qué más quieres que te diga…,

que al respirar he sentido tu ausencia incrustada como fuego en las entrañas,
que al alejarme de tu cuerpo siempre vomito de asco y de dolor,
que me asusta quererte pero me asusta mucho más dejarte de amar,

y qué más da
si he sido el rey absoluto de una tierra sin pasado,

qué más da ya todo,

todo mereció la pena,
mi salvaje y amada pequeña,
mi querido y maravilloso animal.


HASTA LA SEMANA QUE VIENE, LUNALUNEROS.

UN BESO DEL TAMAÑO DE ARIZONA.