¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

sábado, 27 de septiembre de 2014

Injusticias, oscuras, tenebrosas, injusticias, simplemente injusticias

Nota: Esta entrada va sobre el despido injustificado de nuestros compañeros docentes e investigadores en el COLSON.

Mi amigo y hermano de alma Milton, está pasando por una periplo de lucha ante la injusticia. Milton estuvo por Soria hace poco presentando una excelente conferencia en el Congreso de Hermenéutica Analógica que organizó el grupo de hermenéutica soriana liderado por nuestro querido Juan R. Coca. Milton es un tipo peculiar, serio y jocoso a la vez, un mexicano de cualquier parte, un investigador brillante y un comunicador excepcional. Cuida los silencios tanto como las palabras. Vamos, es un tipo de esos que son un MUST HAVE en la universidad moderna porque si no tenemos gente así, hermanos, vamos jodidos. Llevo más de 15 años frecuentando la universidad como docente y durante 5 fui alumno, put other words, más de la mitad de mi vida me he movido entre estos pasillos oscuros y tétricos de la academia y sigo aquí sobre todo por personas que iluminan esos lugares que tienden al dolor y a la crueldad. Milton es uno de ellos, es uno de los necesarios para el cambio. El Dr. Milton, repito, es necesario en el espacio investigador y docente superior. Y como Milton, no tengo duda alguna, sus compañeros los Drs.Eloy Méndez Sainz y Mario Alberto Velázquez, a los que no tengo el placer de conocer pero a los que desde este blog les mando un abrazo enorme de apoyo. No nos conocemos, pero soy consciente del dolor que producen según qué injusticias porque las viví en su momento, por ejemplo al tener que irme de mi puesto de trabajo tras 11 años de actividad seria y metódica por una situación simplemente surrealista. La universidad, ese centro de sabiduría, lo es, surrealista, digo, que se lo pregunten a nuestros alumnos, a esos seres luminosos que llegan con tantas ganas de cambiar el mundo y se encuentran con muros y crueldad y estupidez ominosa disfrazada de inteligencia y un anodino savoir faire rancio enquistado tras el poder, la insatisfacción perpetua y la violencia ciega de la jerarquía más chusquera.

Para aquellos que queráis saber más del asunto, os remito a esta página de facebook que han creado para mantenernos informados de todo. Para ir allí, pinchad AQUÍ

Y me voy ya, pero con un poema que quiero dedicarle a Milton, a quien conozco apenas desde hace unos  meses, pero que ya es parte de la investigación hermenéutica en la Universidad de Valladolid y lo que es más importante, parte de todos los amigos y compañeros que tiene en Soria. Para ti, brother, porque estamos contigo, ya lo sabes:

LAS CIUDADES GRISES
por Francisco J. Francisco Carrrera

para Milton, alma hermana,
durante el viaje de la vida

Ellos son los grises,
los oscuros,
los silenciosos
que no paran de hacer ruido,
los que traman en la sombra
tu caída,
los que buscan dónde herirte
cuando no estás.
Ellos, lo sabes,
están ahí desde el principio,
desde antes incluso
de que llegaras.
Ellos no comen
otra cosa que las ilusiones
de los otros.
Beben nuestra luz,
ahítos de podredumbre
y oscura desazón
de un amor que huye asustado
ante un gris
que hiere
el alma
y la convierte
en desierto
de palabras,
el vacío,
el nunca,
el jamás
y la nada.

Son los que
tiñeron de gris
estas ciudades
cuando dormíamos,
jugábamos con nuestros hijos
o hacíamos el amor.

No nos dimos cuenta
pero ahora que estamos
despiertos,
toca mirarles a los ojos
con la tranquilidad caótica
del orden y la creación
y con el verso y con la espada
hacer lo que tenemos que hacer:
danzar y danzar y danzar.

viernes, 12 de septiembre de 2014

SE ACERCABAN

Por Francisco J. Francisco Carrera

Se acercaban como el silencio
se acerca a las montañas
y como sólo los labios
amantes presionan
el alma en cada beso.

Se acercaban como el alma
se acerca al corazón
que ama. Como la palabra
se acerca a la cosa
sin llegar a desearla.

Se acercaban asustados
esperando estar equivocados
pues el amor da miedo
y preferimos los dolores
que ya hemos conocido.

Se acercaban por el día
por la tarde
por la noche se acercaban.
Pero nunca se tocaban,
temían romper la magia.

Se acercaban tanto
que dolía.
Se acercaban tanto
que el corazón, loco
y angustiado, gritaba.

Y un día, de repente,
ella no vino,
él tampoco,
y todo se marchitó
ante su falta.

Ahora nadie se acercaba,
nadie,
tan sólo la nada,
una nada que no tenía
ya a nadie que se acercara.