¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

sábado, 26 de mayo de 2012

EL NO TENER TRABAJO ESTÁ MUY DESPRESTIGIADO


Bukowski poetizando...

Lo cierto es que en estos tiempos de obsesión por el dinero, el trabajo y la seguridad, en estos días oscuros y puñeteros y tan de “romperse el mundo”, en situación de crisis (ya salió el manido tema), tengo muy en mente los dos años en los que, después de 12 de intenso trabajo, me fui al paro.  

Y es que, al menos para mí, fue una bendición.  En un momento de extrema locura laboral en la que  había perdido el norte (y el sur y el este y el oeste), así, de un día para otro, o casi, me encontraba fuera de la llamada en inglés “rat race” (la carrera de las ratas, nosotros nos referimos a esto como “la lucha por la vida”).  Bien es cierto que no era mi situación “extrema”, que seguíamos teniendo para comer, vamos, y que además la prestación por desempleo me iba a durar dos años.  

Sin duda, esa “crisis” me llegaba en el momento perfecto, y, exceptuando un mes y medio en que se me fue la “olla” más de lo normal, los dos años que duró el “parón” fueron un verdadero regalo para emprender un viaje interior lleno de sorpresas.

En cualquier caso, lo que más hice durante aquella época fue escribir y leer, unas ocho horitas diarias entre libros (ya ves tú que maravilla), gracias a esto, por ejemplo, puede acabar varios de mis poemarios y concebí mi proyecto de la Medusa.  Al alejarme de la  poesía de forma académica, comprobé que un “algo nuevo” encontraba su camino hacia mi corazón.  Por fin pude revistar a muchos de mis autores favoritos sin pensar en cómo preparar clases o artículos o conferencias sobre ellos.  Y eso fue redescubrir el amor...

Recuerdo una mañana de miércoles de una primavera preciosa en que decidí releer a mi siempre bienquerido Bukowski.

A Bukowski lo descubrí el año en que viví en Dublín, mi compañero de piso, que era un francés muy majete, andaba como loco con algunos poetas “antisistema” y el que más le gustaba era Bukowski, “el poeta que no es poeta y por ello es el ÚNICO poeta”, decía.  Yo por aquella época estaba inmerso en los clásicos ingleses y escribiendo un ensayo sobre Milton y su Paraíso Perdido así que pasaba mucho de todo lo que no fuera más “académico”.

Años después, en un viaje a Letonia y cruzando el espacio aéreo de Alemania, me dio por hojear un par de libros del Bukowski este y ZAS, pasote de iluminación allí mismo, en medio de la nada (o del cielo, que es lo mismo).

Y fue “love at first sight” (amor a primera vista, vamos).  Así que durante unas semanas releí su obra como buscando desesperadamente una línea que me hiciera entender el mundo y escribir un poema…, y encontré esa línea, y escribí ese poema, y hoy, a saber por qué, me he levantado con él en la cabeza.

Espero que os guste.

Y sí, leed a Bukowski, querid@s mí@s, es toda una experiencia…  Por cierto, el Profesor Cocoroto hizo en su momento una entrada sobre él, podéis ir a ella pinchando AQUÍ

EL NO TENER TRABAJO ESTÁ MUY DESPRESTIGIADO
(after Bukowski)
Por Francisco José Francisco Carrera

me alegraba de tener dinero en la cuenta de ahorros
resaca el viernes por la tarde
y andar sin trabajo
(C. Bukowski)

Y, la verdad, no es para tanto,
a mí, por ejemplo, me ha servido
para muchas cosas:
escribir cientos de poemas,
leer miles de poemas,
tomar café hasta las tantas
sin preocuparme de a qué hora
me tenía que levantar por la mañana,
beber dos litros de té en media hora
y pasarme la mañana yendo al baño,
ver pasar a la gente por la ventana
con cara de perros y jodidos de frío
de camino hacia el trabajo,
hacer como que buscas trabajo
para que no te den la brasa,
leer novelas (todas ellas aburridas),
pasarte horas y horas en Internet
llevado por la resaca de las olas en la red,
ir al súper cuando no hay nadie,
sólo amas – y amos – de casa, y parados
y jubiletas y dementes en pijama,
poner la tele a las 11 de la mañana
para ver que ponen justo la misma mierda
que echan a las 11 de la noche,
oír las noticias una y otra vez para ver
hasta qué punto el mundo está bien jodido…,
si encima tienes unos pavos
en el bolsillo, colega,
la vida es la hostia, o más,
te lo digo yo,
que sé de esto,
es la hostia porque no tienes que mover el culo
hasta un trabajo de mala muerte
y puedes mover ese viejo y gordo y  peludo trasero
hasta algún bar infecto infestado de culos como el tuyo,
o acaso darte un paseo por algún parque asqueroso
una desoladora mañana de invierno, de un frío bestial,
cuando todos están atrincherados en sus oficinas,
haciendo dinero, levantando el país, siendo gente
de provecho…

Ah, la vida, la vida de verdad, créeme, es esto,
estar sin trabajo y con pasta en el bolsillo,
estar sobrio justo antes de estar borracho
o estar borracho antes de la resaca.
Y es que, amigo mío,
el no tener trabajo,
te lo digo y te lo repito,
está muy pero que muy desprestigiado.


sábado, 19 de mayo de 2012

VERBO, O EL CAMINO DE BALDOSAS AMARILLAS EN EL SIGLO XXI


“Somos puzzles incompletos,
esqueletos vagando histéricos,
mientras nuestro silencio se expande y hiere,
así el afecto muere triste y famélico”
(Nach, Verbo)

Hace ya algunos siglos que mis células, en su continuo baile apoptósico (doy las gracias aquí al Dr. Chopra por sus iluminaciones sobre el término “apoptosis”), decidieron retomar la palabra que fue el verbo que fue al fin y al cabo el absoluto grito de agonía del Ser que se rompe en los mil sin dejar de ser el Uno.

Esa palabra, en esta encarnación, decidió abrirse camino a través de la poesía.

Y cuando cierro y abro los espejos de mi alma, a veces se cuela un dardo envenenado de belleza que se dirige directo al corazón.

La Reina Negra se acerca y me ofrece su copa.  Bebo y rozo su cuerpo con mis  ojos.  Dejo vagar mi silencio por su pelo.  Me pierdo en su vientre y entre el cautiverio de su sangre navego con la certeza del que ha perdido su voz para ganar a cambio la voz del mundo.

"Darkness be my guide..."
Y Verbo, la peli de Chapero-Jackson, llega y se planta con su propuesta lírico-narrativa en nuestra detrito cultural del momento.  Y yo, ante tal muestra de “mira, esto es lo que quiero hacer, tú mismo si lo ves o qué te  parece” me siento “epatado” y un poquito enamorado.

La coctelera se llena de ingredientes, esto está claro: rollito emo y neogótico, sensación adolescente de “nohaysitiopamí” (que tanto visité en mi pasado), clasicismo quijotesco modernizado a golpe de rap, estructura de videojuego, con sus jefes finales y todo, rimas romas y rapturizadas hasta el extremo, you name it.

Son muchas, pero muchas cosas las que me han fascinado de esta peli, la verdad.  Os cuento algunas:

1)  El terror absoluto de las “ciudades dormitorios”.  Esta historia de mi vida no la conoce nadie, creo.  Al volver de mi primera estancia larga en Inglaterra (larga…, bueno, un mes, que me pareció una vida) en Sheffield, la hermana de una amiga nos llevó de vuelta a Valladolid parando un rato en una “barriada” fantasmagórica del extrarradio madrileño.  Era de noche.  Yo tendría unos 20 años, o algo, menos que ahora (o acaso más, esto es complejo) y recuerdo que al bajar del coche y observar la desolación de aquellas calles, de aquellos monstruosos edificios, de los rostros macilentos de los vecinos, tuve la sensación clara de haber entrado en “the twilight zone”.  Tomé algunas decisiones esenciales sobre cómo quería vivir, decisiones que olvidé durante muchos años para luego recordar de forma súbita cuando mi mundo laboral se “derrumbó” estrepitosamente hace tres años, cuando tuve que perder tantas cosas en las que creía para empezar a construirme de nuevo mientras un mundo nuevo me susurraba palabras olvidadas y poema tras poema yo iba curando mis heridas cada mañana.  Pero esa es otra historia.
Pues eso, ese terror primigenio casi lovecraftiano está en la peli, de forma sutil, casi poética.

2) El regreso al Quijote.  Obra bella y poética donde las haya y que solemos acabar odiando porque nos “obligan a leerla” cuando lo que nos apetece es ligar, beber, vivir fuera de “algunos” libros, descubrir por qué nos sentimos como nos sentimos, etc.
Y es una pena.  Decía Borges que era una aberración eso tan de los colegios, institutos y universidades de las “lecturas obligatorias”.  Obligarnos a leer un libro tiene cierto tufillo a mal rollo, es como si nos obligaran a amar a alguien, hay algo que falla.  Pero el Quijote que nos propone Verbo es algo distinto y esto para mí es otra virtud de esta película, que actúa como intertexto entre la idea del Quijote como Alta Cultura y otras manifestaciones como el hip-hop, los grafitis o los videojuegos.  Esta mezcla me parece muy bien llevada.  Para mí ha funcionado, sin duda.  Soy fronterizo por naturaleza y decisión, me encanta sentirme tan híbrido, oye.

3) El sustrato poético de la obra.  El aliento lírico que despide toda la peli, con ciertos momentos obvios de “extrema afectación”, es impresionante.  Poema visual que juega con las luces y las sombras, con lo barroco y lo minimalista por igual, Verbo se configura como una propuesta “lírica” formalizada en una macroestructura narrativa fílmica.  Los grafitis que  aparece en los muros actúan como elementos de repetición rítmica, pero son tan sólo uno de tantos (sonidos, canciones, situaciones, etc.)

4) Alicia invertida más allá de los espejos.  Desde niño me he quedado mirando los espejos como convencido de que están ahí para algo más que para peinarnos (ya ves tú para qué me sirven ahora que soy más calvo que una bola de billar calva), como si nos indicaran que esta realidad es sólo un juego visual que tenemos que entender para así trascender.  Y no me refiero a “realidades” fantásticas (en las que también creo, es obvio), me refiero a cosas más simples y terrenales.  Me gusta jugar con las máscaras de la vida, también con las de la muerte.  Y así paso el tiempo, con vosotr@s, herman@s mí@s.  Llorando, riendo, creando, creyendo, volviendo a vivir en la muerte para aprender a morir en la vida.  O al contrario.  Es tan difícil buscar la sombra de tu propio corazón cuando eres a la vez el sol y el objeto iluminado.  Pero divago (vale, lo digo, “vago” y ahora qué)…

5) La música de Nach.  No es que Nach me guste mucho, pero es que se ha cascado un temazo de 10, el que cierra la película.  Una canción de esas necesarias para el alma.  Un cruce entre el heavy gótico y el más puro hip-hop.  Y una letra hipnótica y directa al mundo de detrás del mundo, al rostro de detrás del rostro.  Y un piano que gotea luz y lenta sombra dentro del alma sin parar. Inagotable tema.  Indivisible voz.  Verbo.

Podría seguir citando más aspectos, pero casi lo dejo aquí, y me marcho con un poema de los míos, como es habitual.  Y os animo a ver la peli, claro, os guste o no os guste, posiblemente no os dejará indiferentes.  A mí me ha gustado, es obvio.  Pero qué poco importa eso.  O qué mucho.

Y este es mi homenaje al Verbo que nos hace dioses jugando a ser humanos.

Gracias por estar ahí.

VERBO
Por Francisco José Francisco Carrera.

En aquella adolescencia perdida
no sabía dónde mirar
y cuando al final lo hacía
no importaba lo que viese
ya que nunca lo entendía.

Estaba oscuro incluso en la mañana
pero la luz ardía
y la boca sangraba saliva
sin parar.

De repente llegó un silencio
que resquebrajó el muro
y un mundo roto se abrió
ante mis ojos, cegado
por las palabras vacías
de los muertos que vivían.

Y yo alargué mi lengua
y probé el frío tacto de la roca,
el dulce tacto del musgo primordial.
Era tu cuerpo infinito florecido
en los besos que no te llegué a dar.

Y supe ya para siempre
que había una Palabra,
que era un Verbo,
que unía Luz y Oscuridad,
y que morir es vivir
y que vivir es amar.

Y que todo era un juego
y que sus armas podrían herirte
pero jamás te podrían matar.

Porque Tú eres el verbo
que se pronuncia a sí mismo
desde el principio de los tiempos
sin parar…

domingo, 13 de mayo de 2012

EL SALTAMONTES

Hay momentos en que todo hace click y ya está, todo se manifiesta perfecto, aunque esté roto y se vaya a la porra.  Son esos momentos de extrema aceptación, ratos de luz y de sombra por igual.  Y es bonito captarlos y tener un ratito para crear "algo" con ellos, o eso es lo que nos gusta hacer a los poetas.

El otro día, paseando a Kibo y disfrutando de un glorioso día de luz y calor, mi vista reparó en un saltamontes...  Y rato después llegó el poema.

No tengo mucho más que decir.  Hasta el próximo domingo, querid@s mí@s.


SALTAMONTES
Por Francisco José Francisco Carrera

En tu cuerpo
brilla un astro
indecoroso,
no lo ocultes,
muéstrate
tal como eres,
nada hay en ti
digno de olvido,
te he buscado
en otras vidas
sin suerte alguna,
déjame pues en esta
mirar cómo saltas,
cómo dejas tu vida atrás
con cada salto
sin miedo alguno.

sábado, 5 de mayo de 2012

SOBRE LOS CUENTOS DE HADAS (1)


En tu pelo, un cielo rojo
su libertad nos reclamaba
mientras tus labios silenciosos
creaban de la nada un fuego
que sobre el agua caminaba.
(F. J. F.)

Para Raquel,
princesa metamórfica en esta vida
y hechizera oscura en tantas otras...,
y para tod@s aquell@s que en forma de alumn@s
se convirtieron, poco a poco,
en mis mejores maestr@s.

Llevo ya unas cuantas clases con mis alumnos de Didáctica de la Lengua Oral y Escrita trabajando los Cuentos de Hadas.  Nos queda un mes de clase, así que todavía tenemos varias cosas que descubrir juntos.  Cómo mola, esto, oye.  Si algo he aprendido en todos mis años en el mundo de la enseñanza es que cada alumn@ es un estallido de luz y una manifestación absoluta de la energía sapiencial que todo lo incluye, si algo me han enseñado mis alumn@s es que la "belleza de aprender compartiendo y descubriendo a la vez la Realidad" es lo que hace que la división YO (Profesor) - VOSTR@S (Alumn@s) desaparezca por completo.  Pero dejo estas reflexiones más íntimas y más docentes para otro momento, es la hora de los cuentos...

Desde niño me han fascinado sobremanera los cuentos, los mitos, las leyendas.  Esos mundo tan aparentemente “cerrados”, tan “perfectos”, donde los buenos son buenos (y además guapos y limpios y ricos y de todo) y los malos pues como muy pero que muy malos (y feos y sucios y capullos y retorcidos).

¿No me darías un besito tú, 
niña guapa?
Y lo más gracioso es que yo, también desde niño, me he sentido especialmente atraído por el “lado oscuro”: a mí me caían bien los dragones, los ogros, las brujas pirujas, los personajes atormentados, los débiles y tristones, hasta el punto que al final siempre acaba por identificarme con esos “arquetipos”; y además prefería a las arañas, las serpientes y los bichos feos antes que a los unicornios, los gatitos y demás fauna dulce y perfecta.  A día de hoy, esa "vida oscura" sigue siendo muy cara a mi corazón, es obvio que mi "mujer esencial arquetípica" sea MEDUSA, mi siempre amada mujer con serpientes en los cabellos, fuente última y primera de tantos de mis escritos, como bien sabéis.

Es normal que, más tarde, al especializarme en literatura en la universidad, tendiera a buscar los motivos por los que a todos, de una forma u otra, los "cuentos de hadas" nos "despiertan" tantos y tantos sentimientos.  Y es que, creo que estaréis de acuerdo conmigo, nos gusten o no, nunca nos dejan indiferentes y de una manera u otra suelen ejercer una profunda fascinación en nuestros corazoncitos luminosos que habitan gozosos las sombras.  Lo que tengo claro, es que internarte en el "territorio numinoso" de los cuentos (de los mitos, de las leyendas...) implica un "descenso en espiral" hacia el "otro lado".  Así que, para llegar a entender qué había "ahí", y ya en mi edad adulta, decidí bajar a menudo a esa franja que limita con el mundo mágico de la infancia.  Y cada vez me daba por bajar más y más hacia el centro del mundo de los cuentos y los mitos originales, siguiendo el "camino de baldosas amarillas" para no perderme, y cada vez que bajaba me daba cuenta también de que volvía más y más cambiado a la que se supone nuestra "Realidad".  

Del mundo prístino y salvaje de lo que no conoce la unión, de la no mezcla, de la perfecta claridad que divide de forma engañosa para así revelar lo que Es, uno siempre vuelve cambiado, porque ha visto lo otro y lo otro lo ha visto a uno en una visión profunda de "unidad diferencial" que todo lo abrazo y deshace nudos y murallas.

Si quieres mirar a los ojos de la Diosa debes estar dispuesto a pagar un alto precio, un precio tan alto que te va a dejar sin un chavo, colega, pero que, te va a hacer que se florezcan las orejas de pura felicidad, tío.  La Diosa Blanca te arrebata todo lo que te sobra para así, al dejarte sin nada, poder darte la chispa que hace todo posible.  Es la caña, esta tipa, la Madre Primordial que Crea y Destruye Mundos y Universos sólo con un bostezo y cada vez que pestañea el espacio y el tiempo desaparecen sin más en la danza de las formas y los cuerpos que ahora frecuentamos (¿me concedéis este baile, querid@s mí@s?).

Como dicen las tradiciones místicas más simples, sólo perdiendo la vida en vida sabremos morir a la muerte y por tanto dejaremos de estar muertos en vida y viviremos ahora y más allá de la muerte.

No sé si me explico, pero no importa.  Me encanta la clara opacidad de los koanes zen, de la poesía sufí, de las propuestas pitagóricas...  Sólo aquello que se presenta velado en el discurso puede acercarse a la Realidad primera y única que nunca se puede llegar a conocer a través de la mente de la mente.

A lo que voy, siempre volvía cambiado, decía, y con ganas de “crear” nuevos cuentos, nuevos mitos, de darle la vuelta al mundo como si fuera un calcetín y ver qué pasaba.

¿Quién es la más guapa de todas?
Ahora mis querid@s chic@s tienen como último trabajo de la asignatura el crear cuentos “modificando” los estereotipos y roles clásicos de los cuentos tradicionales, y como me parece que el “maestro” ha de dar ejemplo, aprovecho esta luna que se me nació hace unos años entre los dedos para presentar mi “aportación”.  Mi “cuento” en verso “dado la vuelta”.

Espero que os guste…, un beso enorme para todos:
Hay Princesas y Princesas...


LA PRINCESA SE CONFIESA EN SU DECIMOQUINTO CUMPLEAÑOS
Por Francisco J. Francisco Carrera

Siempre me atrajeron los dragones,
ya ves,
así, más bien fieros
y con aire peligroso,
su piel verde, sus ojos negros
y su aliento de azufre y de fuego.
A las mujeres lo que nos gusta
son las llamas mundanas
y no los cielos lejanos
y de eso, de ardores,
los dragones saben un poco,
más sin duda que estos muchachos
principescos que recorren nuestro reino;
a nosotras nos gusta abrasarnos
entre besos y caricias,
derretir nuestros cuerpos
en brazos sedientos
del placer y del cariño
que tanto necesitamos;
y no es que las palabras bonitas
no agraden, no, que son bellas,
pero no alimentan,
los besos sí, si están bien dados.
Lo del príncipe azul
es mero cuento,
ya te digo,
quién va a gustar
de un pardillo cortesano
de corte metrosexual,
asquito me da sólo pensarlo,
así, depiladito por arriba y
sin un pelo por debajo,
con cremitas y neceser
en la grupa del caballo;
y sí, luego que si espada de marca,
el casco de moda en Italia
o la armadura reflejando
lustrosa los rayos solares
pues ha sido abrillantada
por la cursi infecta de su madre,
Reina o noble Condesa,
para que le luzca el chaval
el día de la conquista
que con la cara de canelo
que tiene de tonto y de feo
no ve cómo echarlo de casa
como no le encuentre princesa
incauta con quien poderlo casar.
Tanto da,
pedazo de engaño la historia
y del mito, pues otro pito,
que no, que no,
que a las princesas
en el fondo
lo que nos gusta es el dragón
o, si acaso,
algún mozo menos engolosinado
que el principito del copón
del típico cuento de hadas.

Aunque para cuento el mío…
Llevo ya unos meses
esperando ser raptada
por alguna fiera del bosque,
ogro, gigante o dragón
que me quiera dar besitos
con cariño y con pasión;
vamos, que quiero
que me encienda
el cuerpo y el corazón
a base de buenas razones
y si larga es la mecha
pues mira, tanto mejor.
Pero por ahora mala suerte,
no me raptan ni me roban,
no se me llevan de un palacio
que ya se me hace desierto
de pena y de tanta tristeza.
Quiero amar y ser amada
porque la vida hay que vivirla
y que no se me plante caballero
alguno en mi selvático jardín
que ya le mandaría yo a freír
huevas de salmón ahumado
de vuelta a su coqueto adosado.
Así que ya sabes,
si conoces algún dragón
que todavía no esté cogido,
dile que yo ando soltera y presta
y en busca de bestia o de fiera
que quiera estar a mi lado
sin pedirme otra cosa
que no sean besos o abrazos
porque es eso lo que busco,
lo que mi alma de doncella
suplica de la noche hasta el alba,
el amor sincero que el corazón consuela
y la pasión más pura que los cuerpos calienta,
así de simple, quererse, cuidarse,
en dos palabras: estar enamorados.