¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

domingo, 20 de diciembre de 2009

CHRISTMAS IS ALL AROUND (O CASI)


NOTA 1: Qué, habéis visitado ya al payaso ese ácido y corrosivo del Cocoroto, menudo salvaje melenudo (es un decir, claro, que está calvo como una naranja calva). A este personaje lo conozco bien. He pasado tardes larguísimas con él, hablando de poesía (nunca nos poníamos de acuerdo), comiendo pinchos de tortilla y bebiéndonos hasta el agua de las peceras más infectas. Y la verdad es que aunque me caiga fatal y ponga mi blog a caer de un guindo (creo que es por pura envidia, ya veis que patético homúnculo es ese tipejo) su Poetódromo tiene glamour chusquero y olor a fritanga poética y eso me parece bueno a la hora de acercar la poesía a la gente, “desmitificar, coño”, (como diría él), bajarla de las nubes a las trincheras, de la academia a la barra del bar (sí, amarilla entre amarillas, tu comparación fue muy adecuada). Vamos que yo lo pienso seguir, ¿y vosotros? Bueno, pues para facilitaros tal labor podéis ver que en supremo acto de generosidad he incluido en esta página un enlace directo al Poetódromo del Profesor Cocoroto que podéis encontrar en la parte superior derecha aunque si os da pereza acompañar el ratón con la muñeca para ir hasta allí, aquí os acerco un hipervínculo… http://profesorcocoroto.blogspot.com/. Así que ya sabéis, si todavía no habéis leído su primera lección de poesía sobre Roger Wolfe (uno de mis poetas favoritos, en eso coincido con él) podéis hacerlo ahora pero con las mismas os volvéis para acá y acabáis con mi entrada, ¿eh? Pues eso, al turrón…

NOTA 2: Durante el período navideño se cierra el chiringuito de Luna de Agosto (y también el Poetódromo), que es período de hacer otras cosas. Nos reencontraremos ya el domingo 10 de enero. Que descanséis, lindos.


Y bien…, de nuevo con vosotros, esta vez para compartir buenos deseos navideños. Lo cierto es que estoy pasando una etapa muy reflexiva y casi voy a evitar opinar sobre el fenómeno navideño, un tiempo que me agrada pero que tampoco me dice mucho. Sí, soy más fan de Papá Noel que de los Reyes, me gustan los árboles navideños, la mística anglosajona del muérdago y, en general, toda la estética británica de la Navidad, pero en general podría pasar perfectamente sin Navidades. Ahora bien, ya que están aquí, que sean bienvenidas. Por lo tanto, voy a cerrar las entradas de este año en Luna de Agosto como mejor sé o, más apropiadamente, más me gusta, con un poema, un poema que escribí hace un par de años y que está incluido en el poemario que titulé Esto es lo que hay (2007), el mismo que lleva en la portada de fabricación casera que siempre hago, una foto maravillosa de la Estatua de la Libertad al anochecer hecha por Raquel (gran fotógrafa aficionada, por cierto, para los que no lo sepan).
Como el tema es “navideño” me vale y me sirve para desearos con tono divertido y sandunguero “FELICES FIESTAS”.


Muchísimas gracias a todos por irme siguiendo semanalmente y por leer al Cocoroto, que aunque me caiga falta tiene su punto el tío. El año que viene tendremos nuevos temas, secciones, fotos y a saber. Lo único cierto es lo que es ahora, lo que ha de venir, vendrá como tenga que venir y cuando tenga que venir.


Besos enormes para todos.


Enjoy the the poem…


LA INVASIÓN DE LOS PAPÁ NOEL COLGANTES


por FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA


Estas últimas Navidades
hemos podido observar boquiabiertos
cómo en nuestras ciudades unos sujetos colorados
con amplias posaderas, blancas barbas y níveas melenas,
buscaban colarse por los balcones de diversos edificios.
Sí, es lo que tienen las modas,
que, vendan lo que vendan,
en cuanto arrancan,
no hay ya cómo pararlas;
y a ver, no me entiendan mal,
que a mí la Navidad me gusta, sí señor,
y si es anglosajona, pues mira, tanto mejor,
que quisiera yo ganarme el dulce turrón
enseñando un idioma salvaje y peleón;
me gusta, pues, y me gusta mucho,
pero de eso a que en cada paseo
por las ciudades que más quiero
(dos o tres, acaso cuatro)
me tenga que tragar tanto papá Noel alpinista
y con el culo en pandereta
cual inmenso champiñón
florecido en la campiña
no hay un mundo sino dos.
Hoy, por ejemplo, hubiese deseado
tener guardado en mi zurrón
una escopeta de caza
para emprenderla a tiro limpio
con los tropecientos “Fathers Christmas”
(que así se les llama en Britania,
pues Santa Claus es invento americano
y, por cierto, se pronuncia “clos”),
amedrentarles con mis gritos de furioso hijo de algo,
llamarles de todo, así, en plena rúa,
chorizos, piltrafas, cacatúas,
escupirles si hace falta, tirarles piedras y aun estacas.
Es lo que tiene este fiestorro de la Blanca Navidad,
que, aunque digamos que no,
a uno, entre villancico y copa de cava,
entre indigestión de langostinos y panzada de roscón,
entre compras sin ningún pro y llenas de contras,
entre la familia del uno del otro e incluso la real,
entre los ritmos sandungueros y el Concierto de Año Nuevo,
le sale lo peor que dentro lleva
y se pone farruco, quejoso y fiero.
Y es que ustedes me dirán, estresados como andamos
y siendo consumidos al no parar de consumir,
corriendo de una tienda a otra,
ciegos de tanto polvorón y mazapán,
agotada ya toda energía nuestra,
nuestras tarjetas ya puro humo;
si es que eso va a ser,
no por nada lo dice la tele,
la verdadera felicidad,
dejarnos la piel y la cartera,
olvidarnos del amor que nada pide,
del amor que ya es en sí el regalo,
olvidarnos de la amistad,
podrida quedó cuando vendimos el sol
por una casita en la playa
a alguna deidad loca y ebria de poder y de maldad,
vendimos el alma,
vendimos el mismo centro del corazón
para comprar los regalos oscuros
silentes y tenebrosos
que el pibe este de las barbas viene a traernos ahora
así, intempestivamente, como un vulgar ladrón,
colándose de mala manera por la terraza del salón.

Y bueno, quién soy yo para juzgar tales cosas,
yo, el menos indicado, rey y además negro,
negro de bote, oscuro monarca,
tan negro como mi futuro,
porque a ver qué demonios hago yo
aquí, en Hipercor, Julián Vargas de nombre,
hijo de padres humildes y filólogo en paro pelón,
un primor, vamos, un rey mago postmoderno,
un reflejo, una quimera de la X
[1] generación,
intentando recrear un viejo mito
y creando tan sólo una ilusión.
Quizás esta noche, cuando me tome un par de copas,
me anime y me encarame a alguna farola
para quemarle el pandero al primer barbudo que vea,
quizás les sirva de lección a los demás
y se planteen, así, en comitiva,
llamar a Rudolf de nuevo para que venga a recogerlos
y volver a su casa corriendo.
Rudolf… ese sí que es un buen tipo,
un reno con roja nariz,
colega mío, eso está claro,
un silente perdedor
que, como todo quisqui
estos días de diciembre,
encuentra su momento de gloria
como estos muchachotes
de la provincia de Soria
que salen en el telediario
por haber ganado el premio gordo
y que, a ver si no lo haríamos todos,
saltan y cantan y vuelven a cantar
sin preocuparse por esta terrible plaga,
la terrible maldición de los Papá Noel colgantes
que nos vienen a invadir
sin que nosotros,
pobres mortales,
tengamos ya dónde ir.

Eso sí,
no me malinterpreten, no,
que lo mejor del año para mí
es la Navidad y su festín,
que lo que no me mola nada
es el verano y la playa
así que venga un buen villancico
y otra botella de cava,
que a esta invito yo,
que humilde soy,
es cierto,
pero tacaño, pues no.


[1] Se ha de pronunciar a la manera inglesa /eks/, que si no se va a la porra el ritmo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

CET OBSCUR OBJET DU DÉSIR

Hay días en que te levantas y todo está de vuelta.

Hay días en que no te has levantado todavía y ya sabes que todo está roto en pedazos, incluso tu corazón.

Hay días de deseo oscuro,

los hay de oscuros deseos

y también los hay deseados y oscuros.


Hoy es un día sin presencia. Es un disparo a boca de jarro, un mamporro en to los morros. Y yo, qué quieres que te diga. Qué demonios quiere que exprese hoy que me he levantado sin labios. Los dedos me cuelgan inertes de estas manos ajadas por el sueño. Y no soy yo. Además no soy yo. Si pudiera ser un hijo tenebroso del palpitar, acaso abriría la mañana con gritos de dolor.

Pero hoy no hay luz,
no hay esperanza.

Hoy no existe el perdón.


Y claro, así, con esta pinta de cowboy derribado a patadas, con esta jeta de simio infame y degradado, me levanto y voy a la cocina, me bebo una cerveza, me tumbo en el salón y me dispongo a devorarme lentamente, para que duela más.

Empezaré por mis propios ojos
que me hicieron ver la belleza del mundo
para después robarme la razón
con toda la inmundicia
que me quedaba por ver.

Acaso seguiré por mis entrañas,
una a una,
de forma programática
y sin dejarme nada.

El cerebro me lo comeré
con placer,
nunca me sirvió
para nada.

Después de que llegue al vacío
me reiré con risa de loco
o enloqueceré a través de la risa,
no lo sé,
da lo mismo,
todo importa una mierda ahora,
todo es un vórtice oscuro
de deseo,
el objeto del deseo se hace frío
y roba mi única salida de la guarida del mal.

Sus ojos, su corazón,
su inocencia blanca y divina…


Ah, hermano,
pero todo está roto,
todo gime y todo se desvanece
ante estos ojos
que ya no tengo,
que he querido perder.

Hay veces que la escritura
duele tanto que cada letra
te arranca un pedazo de ti,
pero eso está bien,
y hay que celebrarlo
con un profundo deseo de la oscuridad
hacia donde debes dejarte llevar.

Esto es lo que hay hoy en la luna de agosto,
¿te extraña ver tanta impiedad?
Esto es parte del abismo de la vida,
del amor y la alegría,
es algo que celebrar,
la noche oscura y tenebrosa
que nos roba la razón
y nos convierte en pulpa machada,
en vómito y excremento incrustado en las arterias,
en el fuego redentor y la voz de las quimeras.


Hoy la luna de agosto se escupe y se tritura,
se pasa a si misma por la piedra,
se canta y se grita y se odia,
se ama, se pierde, se cura,
se arranca una a una sus máscaras,
para quedarse en nada más que la nada
o quizás en menos.

Oscuro palpitar,
eres tú mi oscuro palpitar,
eres tú mi objeto de deseo oscuro,
eres tú, eres tú, eres tú.
Pero yo no puedo ir más lejos
de lo que me dejan estos muros,
no puedo romper las cadenas,
hay guardias en todas partes
a punto de disparar,
yo no puedo, no puedo, no puedo.
Oscuro palpitar,
infame y ciego y mudo.
Déjame ir
ahora que todavía tengo fuerzas,
déjame volver al mundo…

No lo olvidéis, hermanos,
este faro de luna
infligido de luz divina
tiene también su dosis
de extática agonía
para poder ser lo que siempre
quiso ser,
un puerto de amor y harmonía,
un lugar para poder vibrar,
donde todo lo que hay
es consciencia.


Esto no está escrito en verso

o en prosa

o en nada que tú o yo conozcamos,

esto es simplemente escritura

nada

más

y hasta eso,

creo,

no es cierto…

al fin y al cabo

esto no es otra cosa que

mi oscuro objeto de deseo

tú, no lo niegues,

veo a través de ti,

tienes también el tuyo…

¿me lo quieres contar?


pd. Hay días en que uno no escribe lo que quiere (tenía otro tema preparado, los cuentos de hadas, pero lo habré de dejar para más adelante) sino lo que tiene que escribir. Es como si uno quisiera ir al punto X pero sus pies decidieran llevarlo a Y, y ahí, amigos, no hay razones que valgan. Uno ha de dejarse llevar por la escritura, con valentía y humildad a la vez, con los ojos y oidos abiertos para aprender del viaje. Este ha sido el caso, lo que muestra hoy Luna de Agosto es un ejemplo de creación a través de mi cuerpo..., al levantarme no podía quitarme de la cabeza las palabras en francés del título (y lo cierto es que hace mucho que no he vuelto a ver la película de Buñuel) y al sentarme a escribir he entrado en modo "no controlo lo que escribo, ni falta que hace". Pero hay que ser sincero, tanto en la escritura como en la vida, hay que ser íntegro y dar cabida a la belleza y a la atrocidad, al fin y al cabo, son una y la misma, es nuestra "incarnación" humana la que delimita y divide y sintetiza y evalúa..., whatever. Y el próximo domingo como tema, I promise, La Navidad..., que siempre me ha gustado celebrar las fiestas y las no-fiestas.


Hermanos del alma,
profundamente beso vuestras frentes
con estos labios que estreno
al haberlos por fin recuperado.


Besos, pues, para todos,
mi amor es el vuestro,
sólo que con otras formas.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

PASIÓN DE POESÍA (y 3): Bibliografía poética y poema sobre La Kundalini

De nuevo un miércoles poético, y es que ahora que nos vamos poniendo navideños quiero seguir con mi campaña propoética, por decirlo de alguna manera, aunque desde la semana que viene tendré a un viejo amigo en la red que se encargará de hacer lo mismo con un espacio propio para comentar diversos autores y poesías.

Hoy me apetecía estar con vosotros, queridos amigos, para celebrar que por alguna divina conjunción estelar estoy pasando un profundo renacimiento creador. Como ya os he comentado, durante los últimos años, especialmente durante los dos últimos, mi energía poética ha discurrido de forma densa por mi intestino (de donde salen algunos de mis mejores poemas); como resultado, feliz era el año en que podía ver acabadas una veintena de nuevas composiciones; afortunadamente esto ha ido cambiando desde septiembre. De hecho, la semana pasada pude componer, en una misma sesión, 7 poemas para el nuevo poemario. Para dar las gracias al universo, quiero hacer en este post una breve descripción de mi “bibliografía sin publicar” y, cómo no, compartir un nuevo poema con vosotros.

Vamos allá con mi obra.

En 2002 decidí recopilar en volumen unitario toda mi poesía hasta entonces, a partir de ahí he ido recogiendo todos mis escritos en poemarios. En resumen, mi obra queda como sigue:

BIBLIOGRAFÍA POÉTICA DE FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

1) Poemas escocidos 1996-2002 (2002, sin publicar).

2) Pedazos de cielo y sombras más amargas (2002, sin publicar).
3) En una selva oscura (2003, sin publicar).
4) “Mi último poema de amor” y otros poemas también de amor (o casi) (2003, sin publicar).
5) Esperando al Gordo Flanagan y otros poemas (2004, sin publicar).
6) Paisajes interiores (6 sonetos narrativos y dos topografías de la mente) (2005, sin publicar).
7) 12 + 1 y “Serious Light Verses” (2005, sin publicar).
8) Con Raquel García Sanz: Fadsaf Selrigye (o algo así) (2005, sin publicar).
9) Esto es lo que hay (2007, sin publicar).
10) Con el alma en verso (Título provisional. En preparación, previsto para enero 2010).


Como veis, todo está sin publicar y solamente existen copias en nuestra casa, así como en las de familiares y algún amigo. La verdad es que para mí, cada obra tiene sentido tal y como se compuso en su momento. A su manera, son poemarios muy distintos, en cuyas páginas exploro distintas voces, formas y texturas, pero sobre todo exploro a través de los versos todos aquellos mundos exteriores e interiores que me interesan o han interesado en su momento.
En esta nueva etapa de mi vida, como os he ido contando, tengo dos proyectos en mente en lo que se refiere a mi poesía: 1) terminar mi último libro de poemas y 2) encontrar editor para un volumen recopilatorio de lo que he ido escribiendo. El primero se acerca a su final por lo que podré dedicarme con mayor ahínco al segundo después de las Navidades, y sé que este será todo un desafío ante la actual situación de la poesía, pues no abundan ni lectores ni compradores (de ahí mi campaña ahora y todos estos años en la universidad, intentando animar a compañeros y alumnos por igual).

Y bien, os dejo, que tengo que atender a la musa que ahora me reprende por no estar dándole a los versos, pero aquí deposito en vuestra compañía uno de mis últimos poemas. Es uno de los que escribí casi en trance la semana pasada, así que lleva muy poco tiempo viviendo en nuestro mundo, es jovencito, leedlo con cariño que aunque no lo parece es tímido y sólo quiere ser vuestro amiguito.
Los versos, amados hermanos, tienen vida propia, no lo olvidéis. No sólo producen sentimientos en los lectores, ellos son asimismo sentimientos y palpitan con su propio corazón tanto en la página como en la pantalla del ordenador.

Besos para todos y versos para todos también.

EL DESPERTAR DE LA KUNDALINI

por FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

La gran Serpiente Cósmica
ha llegado
a este centro
de oscuro dolor
y emerge
en su gloria arrebatadora.

Volviendo a nacer
en la Serpiente de Poder
todo acaba y empieza
sin transición.


Soy y no soy.
Me oculto en su mirada
que devora cada recuerdo
dejándome sin morada alguna
en este mundo,
haciéndome rey
y mendigo a la vez,
olvidando todo lo aprendido
para poder empezar
a ser lo que siempre había sido

sin que lo supiera expresar.

jueves, 3 de diciembre de 2009

BREVE TRATADO SOBRE EL VIVIR CON MÁS GLORIA QUE PENA (Para todos los alumnos que han frecuentado mis enseñanzas, por todo lo que me han enseñado)


Cierra los ojos, amado hermano, y abre tu corazón. No temas ya nada, no ansíes otra cosa que este fugaz momento que nadie te puede arrebatar, descansa tu cabeza en esta hierba divina y deja de luchar con tu pasado. Eres lo que siempre has sido, antes siquiera de nacer a este mundo que consideras tu única realidad; serás siempre lo que estás siendo, mucho después de morir a este cuerpo que consideras real. Permite que te acaricie lentamente, que bese tus párpados con el frescor de la mañana, que recorra tus arterias con las sombras silenciosas del amor furtivo, que te acompañe adonde quiera que vayas, que te dé todo sin pedir nada a cambio.

Dime, amigo del alma, qué sientes, qué hay ahora que no hubiera antes o que habrá de haber más tarde. Pon tu mano en el pecho y maravíllate del palpitar de tu corazón, baja a tus entrañas y emociónate con el calor infinito del centro vital que compartes con el universo. Ay, olvida esos dolores dándoselos a la fuerza que todo lo acoge y lo transforma en amor y entendimiento.

Déjalo ir, amado mío, cede ahora y entra en el reino donde el uno es todos al ser ninguno, abre por fin la puerta de tu casa ahora que ya tienes la llave. Y date cuenta de que siempre habías estado aquí, sólo que no podías saberlo.


Sabes que es cierto.

Sabes que te amo.

Y sabes que no podría ser de otro modo.

Somos amor y silencio,

somos paz y alegría,

somos el viento y el agua,


y nada,


nada de nada,


puede darnos algo

que nos haga mejores

o más felices.

(Francisco José Francisco Carrera, El silencio de tu mirada, Obra en preparación, título provisional)


1) Sobre los objetos y las cosas.

Las cosas son realidades objetuales que pueblan nuestro espacio físico (en modo alguno el mental o el espiritual, que son, sobre todo el último, los que de verdad importan). Son, por ende, meras posesiones, extensiones de nuestro yo corpóreo y por tanto limitadas al mundo material. Bien, aceptando esto hemos de afirmar que, al fin y al cabo, las cosas no son esenciales, son instrumentos para conseguir otras cosas o alcanzar otros fines, sí, pero ahí termina su función. Por lo mismo, hemos de servirnos de ellas, nunca estar a su servicio. El buen juicio nos dictará su uso y conservación, nuestro apego a ellas ha de ser coherente, nunca ilimitado.
Las personas, sin embargo, son importantes y hemos de acercarnos a ellas con mayor cuidado. Si nos equivocamos al elegir un microondas, tan sólo habrá que cambiarlo por otro, incluso si no elegimos la casa de nuestra vida (nosotros mismos somos las casas de nuestras vidas) tan sólo tendremos que venderla (sí, rollo de papeleo y eso, pero nada que no se pueda hacer en un momento u otro). Pero, ay, si nos equivocamos eligiendo a las personas, o si deterioramos el cuidado de las que valen la pena, entonces estamos minando nuestra propia felicidad. La más bella casa, las más bellas posesiones no lucen si nuestro mundo personal y las personas que queremos no son bellas por dentro (esto es, si no están llenas de luz). La armonía nace de nosotros, de nuestro interior, y se expande al universo que nos rodea, no al revés. La energía que manifestamos puede provenir, en las etapas primeras de nuestra iluminación, en muchos casos de las personas con las que nos rodeamos.

2) Trabajo, dinero y relaciones humanas.

Trabajar es importante ya que da dinero y nos ayuda a realizarnos, esto es cierto, sin embargo lo más importante del asunto no es tener un trabajo fijo o dejar de tenerlo, lo que cuenta es amar lo que se hace o hacer lo que se ama. Lo importante radica en residir profundamente en el momento y desde ahí dejar que todo lo demás se despliegue y materialice como tenga a bien hacerlo. El dinero es importante, sí, en este mundo material, para “hacernos” más cómodas según qué cosas, pero es a su vez es algo que no nos da en modo alguno un instante de felicidad. Somos la felicidad misma y por ello no se nos puede dar por algo externo. El placer, por cierto, no ha de ser confundido con la felicidad inmóvil de la luz que llevamos dentro y que nos hace humanos y divinos al mismo tiempo. Además, es obvio que tener mucho dinero no es intrínsicamente "mejor" que tener poco, lo esencial aquí es aceptar y amar lo que hay y no depender de lo que no hay. Esto es, vivir el momento de la manera más presente y profunda posible. Un billete de 50 euros es, cuantivamente, más que uno de 5, pero, en el fondo, ninguno de los dos es mejor que el otro, son, simplemente, cantidades distintas. Hay personas felices ganando 1000 euros y hay otras profundamente insatisfechas con ingresos de 3.000, está claro que las cantidades son eso, nada más que cantidades. Como tales hemos de quererlas en su manifestación formal y física, como tales hemos de entenderlas.
En cualquier caso, mejor que el mejor trabajo, más rico que la mayor riqueza monetaria, es el poder amarnos a nosotros mismos y a partir de ahí amar a todos los que nos rodean. El traer abundancia de espíritu y de amor al otro implica abundar en las riquezas del alma y el corazón, meta última de nuestro peregrinar por la tierra. Aquel que ha visto un cielo infinito lleno de estrellas contemplando los ojos de las personas amadas en una tarde de domingo, lenta y perezosa en su despliegue, sabe bien a qué me refiero. En cualquier caso, lo esencial aquí es partir de un amor profundo a uno mismo para reconocer en nuestro interior que a la vez somos todos y ninguno, que llevamos en nuestro corazón cada una de las tristezas y alegrías de nuestros hermanos en el universo. Tampoco habremos de depender de las otras personas o de su amor, no es necesario, lo único que siempre gira y es cierto es el centro inmóvil de la belleza profunda que nos hace iguales en nuestra diferencia.

3) Regalos de la vida.

Cuando hemos tenido suerte y hemos disfrutado, al menos por un minuto, de ese sentimiento de no estar solos sobre la tierra, podremos decir que hemos aprendido a reconocer la verdadera felicidad, y es que siempre podremos volver a ese momento de luz, y la luz será tan intensa que, no importa cuán fuertes sean las sombras, iluminará nuestra vida.
El mejor regalo de nuestra existencia es la luz, por ello la buscamos fuera olvidando a veces que la llevamos dentro.

Prometeo no se equivocó en su regalo a los hombres.

4) Tres ángeles:

(Para MariPaz, angélica presencia en mi vida desde mi niñez: sabes que compartimos una misma llama y que tú me enseñaste a encender con ella un cielo estrellado y la luz de la compasión)

a) El ángel del amor todo lo llena y da plenitud a la vida.
b) El ángel de la paz interior nos hace uno con el mundo.
c) El ángel jubiloso nace en nuestro estómago y sube con premura a la cabeza para hacernos más sensibles a la belleza del universo que nosotros también compartimos.

Coda: Música de las esferas.

Todo lo que nos rodea es la música, desde el llanto del niño al nacer hasta los lamentos (llantos de nuevo, nuestra vida se inicia con lágrimas y concluye de la misma manera) que acompañan el viaje hacia la otra orilla. La música del mundo es la misma que hacen nuestros espíritus al contemplar y entender lo único importante de la vida, su misma clave y esencia: el saber que el saber no importa tanto como el reconocer lo ya conocido aunque olvidado. Esa es la única verdad que importa.

Eres música, hermano,

como yo lo soy,

como todos y como todo.

Calla y escucha esta música
que nos lleva lejos y cerca a la vez.



Somos música y a la vez el silencio entre la música.

Somos el verbo hecho carne y el espacio hecho oquedad,

somos humanos y divinos en nuestra fragilidad,

hemos venido sin nada que importe

y con lo que importa más,

estas manos, estos ojos, este sincero corazón,

quédate en este segundo eterno

y siéntete en casa dondequiera que estés,

pues, al fin y al cabo,

no hay ni hubo nunca

ningún otro lugar

donde pudieras estar.


(Francisco José Francisco Carrera, El silencio de tu mirada, Obra en preparación, título provisional).




miércoles, 2 de diciembre de 2009

PASIÓN DE POESÍA (Y 2): Algún poema en inglés de un pasado en blanco y negro que hoy coloreo con amor.



Una de las cosas que más me halagó mis últimos días en la E. U. de Educación fue ver cómo muchos de mis alumnos y exalumnos al comentarles que iba a intentar publicar mis poemas afirmaban “estarán escritos en inglés, ¿verdad?” Y digo que me halagó porque entendí que había conseguido transmitirles mi yo anglófono de forma tan profunda que ellos mismos proyectaban en mí el “anglófilo” que, por otra parte, soy. Y lo cierto es que no se equivocaban del todo, como ya os comentaba el domingo, mi particular enamoramiento con la poesía se inició en inglés y se concretó de verdad en Inglaterra. Con todo, quiero aprovechar este rato del miércoles para varias cosas. Así que, como decía Jack el Destripador, “vayamos por partes”.

i Prehistoria

Sí, como todo adolescente escribí versos (que no poemas), sobre todo cuando las chicas de las que me enamoraba no me hacían ni puñetero caso, que venía siendo lo habitual por mucho empeño que le pusiera. Y es que fui muchacho de pocas novias…, pero no porque no lo intentará que yo era persistente. En un poema que escribí hace cinco años (titulado “Mi último poema de amor” en mi poemario “Mi último poema de amor” y otros poemas de amor (o casi) de 2004, sin publicar) rememoraba algunos de los sábados por la tarde en que mi amigo David y yo nos “maqueábamos” para ir de ligue a la Perindola (una de las discotecas de moda en el Valladolid de mi adolescencia) y cómo, durante los agarrados, mi amigo y yo nos poníamos a piñón fijo a “pedir bailar” a todas las doncellas que aleteaban alrededor de la pista de baile. “Quieres bailar”, “no”, “quieres bailar”, “no”… y así hasta, puff, no sé, vagamente creo que el record de noes estaba en la treintena (sí, ya os digo que éramos persistentes y mi corazón, por aquel entonces, aguantaba mucho antes de romperse, aunque siempre acababa roto y recurriendo al alcohol para que la noche no fuera tan nefasta o, la verdad, para olvidar lo nefasta que estaba siendo). Pero claro, tenía que ser así, al menos para escribir el poema del que os hablo, ahora ya no duele, ahora el recuerdo da paz y amor, entender que tenía que ser lo que fue para que ahora sea lo que está siendo este mismo minuto, aquí, con vosotros de nuevo. Todo tiene un porqué, ¿verdad? Y así, entre ensoñación y negativa, entre nuevo enamoramiento de compañera de clase y eso, de vez en cuando escribía el típico poema de amor no correspondido. Y es que, de alguna manera, la poesía siempre se inicia en la adolescencia, en ese período tan movido en el que aprendemos a encontrar nuevas maneras para gestionar nuestras emociones (y es que aunque no lo consiguiéramos, al menos lo intentábamos). Es ese torbellino hormonal y emocional un buen caldo de cultivo para que la poesía llegue a nuestras vidas…, lo que pasa es que los planes de estudios nos acercan a la poesía con un visión ñoña, fría, obligatoria y pelín peñazo, qué le vamos a hacer, así que huimos de ella a toda prisa y luego no volvemos a visitarla durante nuestra edad adulta, seguros ya en el reino de la prosa literaria y la ficción cinematográfica y televisiva.

ii Primer intento de verdad de verdad.

Pero mis primeros pasos hacia una “verdadera poesía” se iban a dar durante mi año Erasmus en Dublín y, sobre todo, durante un viaje iniciático que me llevó primero a estudiar poesía en inglés en Escocia para después a continuar periplo hasta Suiza. Dublín me dio muchas cosas, amigos, amores, conocimientos, sufrimientos, tantas y tantas cosas. Lo cierto es que fue una época muy pero que muy intensa. De todo ello tres cosas me marcaron profundamente: 1) mi estructura cerebral lingüística desarrolló su “lado” inglés, 2) empecé a escribir poemas en inglés y 3) me enamoré de Sabine, una estudiante erasmus suiza que estudiaba medicina (desde aquí un recuerdo para ella, pues fue una mujer maravillosa a la que quise mucho, eso es cierto, pero aquello era, de nuevo, una etapa necesaria de la que aprender tantas cosas para ir hacia otra parte y otras experiencias que el tiempo mostraría que iban a ser Soria, la enseñanza universitaria y el amor de mi vida, Raquel). Lo cierto es que el conocer a Sabine removió muchas cosas en mí, algo que, como ya os he dicho, se manifestaría sobre todo durante el largo viaje que hice desde Edimburgo a Ginebra para verla. Durante un maravilloso mes de agosto no hice otra cosa que leer y estudiar poemas en la Universidad de Edimburgo para después, ebrio de lírica y romanticismo, marcharme a esa joya de país que es Suiza con la intención de pasar allí una temporada con Sabine viajando de ciudad en ciudad. Tengo ante mí un cuadernillo fechado en 1996 (y que me costó, el precio sigue en la contracubierta, 2,25 francos suizos) donde recojo algunos de mis primeros poemas adultos, todos ellos están en inglés y todos ellos son malísimos, pero también eran necesarios, por eso los quiero tanto. La gran mayoría fueron escritos durante mis innumerables cafés tomados en las distintas ciudades Suizas que iba visitando, lugares llenos de encanto como Neuchâtel, Fribourgh, Basel, Berna, por mencionar unos pocos… Son malos, los poemas, digo, y no merece la pena compartirlos, pero, claro, a mí me emocionan. Está este tiempo ya tan lejano que siento como si lo hubiese vivido otra persona (lo cierto es que a su manera los vivió otra persona, ¿verdad?). Además, a pesar de moverme con soltura en el idioma inglés, todavía necesitaba mi año de formación en Oxford para sentir que era verdaderamente parte de mí. Comparto con vosotros un par de textos para que podáis ver la bisoñez de los mismos…

SHADOWS

Light is gone.
Your Light is fading.
But the magic is still here.
If I were a magician
I would find a way out.

I can see shadows in your eyes
I can see pain.
Tears are in mine.

A night walk, a silent kiss
Just shadows all around us.

Y bueno, como digo, esta etapa era necesaria…

SNAPSHOT

In a barren land I live
A life which is not mine
And never was

In a desert land I dwell
A lonely cottage in a rock
But never stood

Tired I return from the woods
Where I got some relief
Now the shadow’s back
Sorry, but I cannot believe


iii Oxford Poems.

Y bien, aquí estamos, ya en Oxford, dando clases de español (y de francés y de alemán y de mates…, de lo que se terciara, vamos) en dos institutos y leyendo poesía como si “there would be no tomorrow”. Aquí mis poemas van con paso más firme, juegan mucho con las sonoridades inglesas y, a su manera, se conforman como ejercicios de estilo para demostrarme hasta qué punto puedo “dominar” mi nuevo idioma. A mí, chicos, me dolió mucho el mundo durante mi año de Oxford, nunca, diría, he llorado tanto como durante los 9 meses que pasé allí. Por muchos motivos que ahora no vienen al caso, pero a través de mis lecturas de poesía (y pasé mi tiempo no lectivo haciendo una de estas tres cosas: 1) viendo pelis en un cineclub cercano a donde vivía y donde las butacas tapizadas en rojo siempre olían a fish and chips, 2) caminando sin rumbo, a cualquier hora del día o de la noche, buscando quizá a mi doble para preguntarle por el sentido de mi/nuestra vida y 3) sí, por supuesto, leyendo poesía en inglés) fue entrando en una zona crepuscular llena de desesperación y hastío que tenía que habitar para poder seguir mi camino. Aquí aparece en mi vida la poesía como instrumento terapéutico. Ciertamente, el muchacho que fue a Oxford volvió muy cambiado antes de empezar su etapa Soriana, ninguno de los dos es el que ahora escribe estas líneas, el que escribe estas líneas es ambos y ninguno, es tan sólo el vacío de un alma que ha aprendido a dejar de ser ella misma al ser todos y ninguno.

Y volviendo a los poemas que escribí durante esta etapa, no me es fácil elegir cuáles compartir, pero ya que me he propuesto hacerlo hay van un par, con un par…

THE KINGDOM OF THE SAD

BY FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

I know it’s crap..., not that it tried to be something else, chap.


The story about to unfold
Is the pilgrimage of a thousand souls
Some of them in black-and-decker,
A few with a limp, a few with a stomp,
Two or three with hideous hunching backs
But most of them obscure and divine.

It is the tale of a snail
(Very long, it never ends!)
Which was so very weird and extremely bizarre
It almost seemed unreal,
And how it came to be called
Starry Snail né Zardoff Le Guitar.

Yes, my dear friend,
Dear chap, my fiendish foe,
(Don’t mind it on the whole)
It is also the tale of a cake in the sky
And how it was to blow up my very life
Was it not for a sudden leak of a fountain pen
And the rapture of the hat sublime.

The story, as well, of our dangerous meeting
In the dreams of another (where’s the blood? Lost in Paradise?)
And the fields of Iowa (where’s the whore? Gone to share my bed, I hope.)
Catching tigers blue in weather green
and the theft of a rainbow under a twilight herd.
(Water my adenoids, you devil, and cavil at my feet with no remorse!)

Now it’s your time to bleed for me, chap, I already bled for you once.



INVOCATION

BY FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA


From policy to felony and fear
From litany to heresy to fire
From villainy to tyranny to war
From tyranny to dynasty to shame
(James Fenton)


i

From happiness to holiness and sadness
From darkness to loneliness and death
From bitterness to wilderness and else
And from my mouth to your guts
From your breath to my sex
From my south to your lips
I pray for the rain to fall
I dance with the night and fight
I shriek with the pain and shout
I rise with the dawn and die

From desolation to desecration and doom
From desperation to damnation and tombs
From inspiration to isolation and beyond
And from my sword to your sheath
From your blood to my veins
From your threat to my throat
I say you should never come home
I dream of your palpitating heart
I ask for your flowing to start
Crying with tears of stone


ii

From the void and the ice of an age
From the soil and the mice in the cage
From the toil of the man in the moon
From the earth, the land and the sky
The animals, the stars and the rivers
The oceans, the crags, the rocks on my back
The planets, the peanuts and the socks on my feet
The timber, the cinders and the cynic cylinders




From the sparks of a bark in a park
From the birth of a berth in the hearth
From the curd of a bird in a peak
I ask for given forgiveness
I cry for worthy words of worth
I wait for white fire and weeping wounds
I write for a rite on my right
From the cradle of my son in the sun
From the trades of my heir in the air
From the voice of my choice in the moist
You look amazed for a haze
You belch noisily for a pint
You order politely for a fuck
You stare astonished in a frock


iii

And I
Pay up the round
And you
Smile again
And he
Gives back a pound,
Just the change for a change,
And we
Turn our hands to the knob of the door in the floor...

To breath the breeze of the cheese
To chew the chains of the chicks
To wank on the way back to Wales
To fill the feel of the foil
To strange the range of the lounge
To splash the ash on my face
To raise the rays on your eyes
To say I stay in the dirt
To flirt in a shirt and a skirt
To chunk a baby-doll with a wave
To shave a-live of a cave
To shrink a shrimp in a shrill shrine
To show a shore in a shoot
To lollop a lollipop in a plumb plop

To coin a popcorn in a barn
To pin a pane in a pip
To sow a seed in a site
To ask for a flask and a throne
iv

You smile, yes, you smile endlessly
And I’m still searching for reasons,
Still in never-ending darkness
And confusion.
Despite all the rhymes and alliterations,
Consonances, asonances,
And other rhetorical devices,
Despite colourful words, verbs,
And gay images
Full with technical blunders,
I cannot but expect
The poem to be exact,
Let it do the talking
And my voice be silent,
My pen overflowing
Blank pages and
Sleepless nights.


v

The Last Dance

Dance, dance, the dazing dance in a trance
Sing, sing, this dizzying song in a swing
Jump, jump, the whole hole in a roll
Die, die, the death of a rat in a trap
the death of a rat in a trap
the death of a rat in a trap


Como veis, andaba buscando un estilo “tántrico” como para convocar una puerta que me permitiera ir más allá de nuestra “aparente” realidad. A su manera la encontré. De hecho, el segundo poema lo he leído varias veces durante los seminarios sobre literatura y educación que he impartido estos últimos años en Irlanda, Grecia o Alemania, por ejemplo, con distintos reacciones entre los asistentes. Acaso el que más recuerdo se dio en Grecia donde los alumnos se levantaron para acompañar mi lectura con diversos sonidos rítmicos, desde palmadas a pisotones. Todo una performance con carácter liberador, really.

Y bueno, que este post empieza a ser, y sí, como suelen ser mis posts, muy largo (aunque todos estaremos de acuerdo en que el tamaño no importa). He de reconocer que aunque mis poemas son la gran mayoría en español, sigo escribiendo en inglés de vez en cuando. Como muestra de uno de esos poemillas que de vez en cuando compongo aquí os dejo con, y por fin me despido, Forever and a Day.
Como al final veo que me estoy dejando algunas cosas en el tintero, el próximo miércoles volveré a hablar de mi poesía. Un beso enorme para todos.


FOREVER AND A DAY


If anybody comes around
And asks me how I know
That my love for you
Is going to last forever,
I think for a minute or two
And reply at last that
I obviously don’t know that much
But that the only thing I know for sure
Is that my heart
Every night since I saw your eyes
Whispers quietly in my ears:

“You’ll love her,
Pal,
And that’s a fact,
You’ll definitely love her
Forever
And a day”

And I’m glad
To hear that
And to know
my heart is yours.