¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

domingo, 29 de noviembre de 2009

PASIÓN DE POESÍA - Un primer acercamiento a mi mundo de versos



Dedicado a todos mis amigos y excompañeros de la Universidad de Valladolid del Campus de Soria, en especial a todos los que me ofrecieron su compañía el jueves en tan maravillosa comida y los que, por diversos motivos, quisieron pero no pudieron estar: vuestra luz, lindísimos míos, sigue presente en mi regazo y me llena de sueños salinos y fragancias casi olvidadas. Chicos, va por vosotros, por todo lo que hemos vivido juntos y por todo lo que nos queda por vivir.

El invitado está dentro de ti, y también dentro de mí;
sabes que el germen está oculto en la semilla.
Todos luchamos; ninguno ha llegado lejos.
Abandona tu arrogancia y observa tu interior.

El cielo azul se extiende cada vez más lejos.
Desaparece la sensación cotidiana de fracaso,
el daño que me he hecho se desvanece
un millón de soles se presentan con su luz
cuando me asiento con entereza en este mundo.
(Kabir, El libro de Kabir)



Hoy voy a hablar sobre Poesía. Sí, por fin. Y es que ya sabéis que no podía alejar en el tiempo este momento. Respiro poesía, como poesía, vivo en poesía (o lo intento), procuro que sea mi lengua nativa cada vez que puedo superar la prosa de cada día… Por fin, sí, amigos míos, voy a contaros un poquito sobre mi relación con el verso porque la mayoría de vosotros me habéis conocido ya como un hombre herido de amor por cualquier poema que cayera en mis manos. Hablar de poesía, ah, qué maravilla, pero me temo que esto, aunque en todo grado placentero, se me antoja muy pero que muy complicado. Principalmente por un motivo. En mí se juntan el lector de poesía, el crítico literario y el poeta, así que tengo un cacao que pa qué. Creo que, por tanto, al menos este domingo, habré de eliminar a algunas de mis personas (en su sentido etimológico de máscaras, de ahí, obviamente el dramatis personae del teatro). Primero me deshago del lector. Y esto es harto difícil para mí, porque escinde mi alma de forma brusca y dolorosa. Creo que he leído mucha más poesía que prosa (y, believe me, he leído mucha, muchísima prosa, es uno de mis tres grandes vicios reconocidos, los otros dos los he de mantener callados por el momento para no alejar a seres tan bellos como vosotros, tan llenos de luz, tan plenos de amor...), principalmente en inglés, español y francés.

He procurado acercarme a diversas literaturas cada vez que he tenido la oportunidad y bien sabéis muchos de mi amor por la poesía persa, china y japonesa, por ejemplo (sobre todo aquellos que han estudiado conmigo literatura inglesa y norteamericana, benditos todos y cada uno por aguantar la cascada de mis “rollitos orientalista” acerca de Haikai, Senryus, Tankas o más orientados hacia la filosofía como mis últimas disertaciones “off-topic” sobre el Zen, el Tao o el Advaita Vedanta).

Digamos que leer poesía mientras me tomo una taza de té un día de lluvia es uno de los placeres más profundos que he experimentado en esta vida. Es algo que me ha fascinado tanto como contemplar largamente y sin prisa alguna la profundidad oceánica que se manifiesta en los ojos de mi mujer en las tardes de estío o abrazar a mi perro en invierno y sentir su cálido corazón palpitando y diciendo que me quiere porque sí, simplemente, por estar ahí. Son todas estas experiencias muestras claras de totalidad, sin matices, que se convierten en un acercamiento a la divinidad sin filtro alguno; un dejar de ser para, en el vacío, abarcarlo todo al ceder cualquier muestra de personalidad concreta; un celebrar el empezar a ser al dejar de serlo. Es aprehender el nombre de la rosa. Es volver a fluir en y con el amor que nos rodea en todo momento.

Prosigo, pues, con mi striptease (o mejor aún, en castizo, despelote padre) particular (a ver, todos los menores de 18 tacos a la cama pero ya, que luego, si no, tendréis pesadillas). Ha llegado la hora de quitarme la máscara del crítico. Sabéis de todo el tiempo que le he dedicado a la crítica literaria como profesor universitario, pero mucho más le he dedicado como simple estudioso del tema. Mi tesina versaba sobre poesía inglesa y todo el trabajo que le eché a mi inconclusa tesis era más de lo mismo (hasta que el tema se agotó y me agotó y por eso tuve que dejarla antes de acabar con ella o de que ella acabara conmigo). He escrito y publicado sobre poesía, de lo cual me alegro, obviamente, pero tampoco creo que sea muy necesario para mí en este momento seguir trabajando esta “veta crítica”. Lo fue pero dejó de serlo. Fue lo que fue, ahora es lo que es. Lo que tenga que ser, acabará siendo.

Bien, y qué nos queda, amor mío, cuando vamos soltando lastre, cuando nos quedamos así, en pelotica picada, saltarina, sandunguera y alocada... Pues por ahora, al menos, nos queda el poeta.

Y por qué la poesía, por qué decido, pues, en un momento dado de mi vida empezar a escribir poemas. Por puro dolor, amigos míos, por pura desesperación de vivir o de morir, tanto da, por no caer en una profunda depresión o acaso en la locura ocre de la soledad en tierra extraña, quién sabe. O quizás por lo contrario. Por pura felicidad inconmensurable. Por querer apurar cada sorbo de la vida en cada respiración, en cada grito de alegría producido por celebrar la libertad prístina y primordial del que deja su patria para reconocer en cada calle de este mundo su casa. Quién sabe. Algo loco, lo sabéis también, lo estoy, siempre lo he estado, de hecho es esa locura la que me hace caminar entre los cuerdos sin volverme loco del todo.

Tendríamos que remontarnos a mi año como profesor de español en Oxford, una año tan maravilloso como triste. De hecho, puedo contaros cómo se pergeñó el primer poema que conservo y que tiene un algo que lo aleja de todo las cosas que había escrito hasta entonces y que, ciertamente, no valían para mucho. Como algunos sabéis, durante mis largas estancias en Inglaterra e Irlanda yo me aislaba completamente del español, evitaba a todo hispanohablante, hablaba poco con mis relaciones en España, y toda mi vida giraba en hacerme “más inglés” de una manera totalmente programática. Creo haberlo conseguido de modo tal que todavía siento esa presencia anglófona al levantarme, y no quiero que se marche, por supuesto. Agradezco al universo el que mi mujer sea también experta en inglés, porque hay días en que necesito comunicarme en ese idioma, necesito que rodee mi realidad física…, este es uno de los motivos por los que en breve crearé mi nuevo blog en inglés, para dar salida a ese torrente anglófilo que llevo dentro. Es a su manera un bilingüismo artificial, lo sé, pero que con el tiempo, y sobre todo con el amor, se ha convertido en natural en muchos sentidos y, sin duda, ha funcionado para mí. Tengo mi nombre inglés, mi pasado inglés, mi personalidad inglesa. Y claro, los primeros versos que se formaron en mi cabeza fueron, como no podía ser de otra manera, en inglés y, asimismo, mis primeros poemas fueron escritos en ese idioma. El próximo miércoles os pondré alguno, más por curiosidad que por otro motivo. Son ejercicios de estilo que muestran mi amor por la lengua inglesa. Pero a lo que iba, en el trayecto que hacía en autobús a uno de los institutos en que trabajaba, unos versos cadenciosos e hipnóticos se fueron formando, y yo no podía dejar de pensar en ellos, tenía que escribirlos para poder librarme de ellos. Tenía que cazar el poema. Ya. En ese mismo momento. Y así empezó todo…

Desde entonces he escrito 8 poemarios, todos ellos sin publicar. He ganado algún concurso local de poesía y poco más. Pero nada de eso es verdaderamente necesario. No escribo para que me lean los demás (aunque me encanta que me lean, es obvio), escribo por dos motivos: 1) no puedo dejar de hacerlo y 2) para poder leer ciertas cosas que necesito saber, aunque me las tenga que decir a mí mismo. Mi primer post del blog inglés hablará sobre el desdoblamiento de la personalidad, del uso de máscaras, de hablar con nosotros mismos sin ser nosotros mismos, espero que entonces mi “máscara” sepa aclararos este punto mejor que yo ahora.

Y es que no puede ser de otro modo en mí. Es cuestión de mi visión del Ars Poetica que me lleva y también me trae. Todo arte, creo, es hasta cierto punto un modo de expresión hedonística, el problema se nos presenta cuando es totalmente una expresión hedonística, entonces, de hecho, no es arte, no es nada que merezca la pena ser contado a otros. Puede ser valioso para uno mismo... y a veces ni siquiera eso. No sé. Sé que no soy exclusivamente poeta y sin embargo escribo poesía y hablo poesía como primera lengua. Mal que bien, escribo poesía desde hace algunos años y empiezo a entender cómo funciona..., no cómo funciona la poesía, eso nunca se consigue, pero he comenzado a entender cómo funciona mi poesía, cómo llega y cómo soy capaz de sujetarla al papel o a la pantalla del portátil, a veces tan sólo al corazón.

He escrito poemas en trenes, autobuses, aeropuertos, bares, durante clases en la universidad, en el baño, en la cocina, esperando a un amigo en la calle, en grandes almacenes, mientras cuidaba un examen o escuchaba una conferencia, en soledad y acompañado, hablando, riendo e incluso caminando, al caer la noche y empezar el día, en papel higiénico y billetes de metro, hasta escribí uno en una camiseta vieja. He funcionado por instinto e impulso durante muchos años, allí donde ella venía, allí le dedicaba toda mi atención. Al final, decidí “profesionalizar” un poco el asunto, y durante un año me puse como meta escribir un poema nuevo cada día, y lo cumplí. Ahora que estoy dedicando un poco más de tiempo a mi expresión en prosa, me doy cuenta de que no puedo dejar de escribir poesía, del mismo modo en que no puedo dejar de enamorarme cada día de vosotros, amigos míos, de la luz y de las sombras, de esos árboles maravillosos que veo desde mi estudio, de esta ciudad fría y sobria que me ha acogido con tanto cariño y tanta calidez, del mero hecho de estar vivo y ser capaz de respirar un días más.

Y hoy, ¿me preguntaréis? ¿Qué quiere hoy este Cocoroto contarnos con su entrada en el blog? (GRACIAS POR SEGUIRME, no me imaginaba yo que tanta gente iba a estar interesada en mis “historias y zumbaderas varias", lindos todos, preciosos, hermanos míos, amados de mi corazón).

Pues simplemente quiero compartir un par de "poemas dominicales" así como animaros a leer poesía. Es una fuente inagotable de paz y solaz, de verdad, la poesía, entendida como acto primero de vida, nos llena de humanidad, nos hace intuir lo que somos en realidad (sí, todo este blog es para repetir mil y una vez que somos amor, que no podemos dejar de serlo) dejándonos claro lo que no somos, lo que falsamente creemos que somos. No somos nuestro nombre, no somos nuestra casa, ni nuestro trabajo, ni nuestra familia, ni nuestros amigos, ni nuestro corte de pelo, ni siquiera somos nosotros mismos, somos aquello que siempre fuimos, antes de nacer, y que seguiremos siendo cuando la noche última de silencio liberador nos acontezca y nos bese en los párpados con intimidad de amante y calidez de madre. Eso da la poesía, eso. Al menos es lo que yo siento. Ya sabéis que uno de mis principales objetivos para mí en este momento es dar a conocer mis poemas, con la esperanza de que aporten algo de amor y entendimiento al mundo que me rodea…, así que voy acabando con dos de mis escritos. Tienen ya bastante tiempo (casi 10 años) y son, que también los tengo así, muy cortitos. El primero inicia una serie de momentos (de imágenes más bien, el Imagismo es un movimiento que me interesó mucho cuando estudié la Poesía Japonesa) poéticos sobre la Felicidad y el segundo nació a partir de mi primer encuentro con la poesía de Luis Alberto de Cuenta, mi poeta favorito en lengua española, junto a Jorge Luis Borges, mi primera influencia.

Espero que os gusten.

Y gracias por dejarme pasar un ratito cerquita de vuestro corazón. Sabéis cuánto aprecio el estar a vuestro lado.

FELICIDAD I


Por Francisco José Francisco Carrera


La luz y la alianza de la luz con la mañana
y la promesa de la luz ante el olvido:
todo eso eres tú cuando te marchas
y tu fragancia permanece entre las sábanas.

LA DECISIÓN


Por Francisco José Francisco Carrera

A mis cómplices bienhechores, Paz y Javi: que el amor que os profesáis sea por siempre el faro que guíe vuestras vidas a puertos ricos en sedas, especias y lentos atardeceres estivales.


De tanto amarte y tanto no quererte
te has cansado de mí y de mis locuras
y le has prendido fuego a nuestra historia.
(Luis Alberto de Cuenca)



Cuando llega la hora
y he de elegir entre amarte y no quererte,
no tengas duda mi amor,
siempre elijo la mejor parte:
el amarte locamente y el quererte con locura.

No te canses de mí, amor,
no me abandones,
que tus ansias de piromanía
no alcancen nunca los bastiones de amor que nos protegen,
que las únicas llamas que nos devoren
en la alevosa nocturnidad de nuestra historia
sean las de la pasión
y las del fuego blanco

de tus rojos labios.


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Y LA MUERTE RONDARÁ TUS PASOS - POEMA

Acabo de ver una entrada en el facebook de mi amiga Lorena en la que nos recuerda que hoy es el día internacional contra la violencia de género. Bien, como muchos de los que habéis pasado por mis clases sabéis, mi docencia, a pesar de mi formación estrícticamente filológica y anglófona, cada vez giraba más sobre la necesidad de superar los conceptos de género. Creo que no estamos preparados pero que pronto lo estaremos y también creo que es mejor que deje para otro momento entrar en profundidad en un tema que me apasiona tanto (estoy convencido de que aquí está una de las claves para acercarnos al amor absoluto entre los seres humanos, otra de esas claves es superar los conceptos de nacionalidad y otra que engloba a las anteriores radica en disolver nuestro ego con todos sus conceptos aprendidos y aprehendidos, de ello también hablaré en otro momento). Sin embargo, al levantarme y ver en qué día estábamos, he decidido cambiar mi poema elegido para hoy (que iba sobre los cuentos de hadas, otra de mis fascinanciones) por uno que escribí durante un seminario sobre poesía y género que impartí en la E. U. de Educación. Un recuerdo para todas aquellas mujeres maravillosas que asistieron y para el único hombre maravilloso que también asistió (y que aunque no lo conocía, acabó siendo mi amigo, como más gente de entre los asistentes, ay, gracias de nuevo a todos por la amistad ofrecida tan generosamente). Fue muy enriquecedor y espero poder repetirlo alguna vez, de hecho algunas de las asistentes se animaron a compartir algunos de los poemas que habían creado con una máscara biológico/genérica ad hoc y eso es siempre un rasgo excepcional de valentía.
Ya os digo de qué base parto para que os hagáis un poco a mi rollito en cuanto al género: no somos ni hombres ni mujeres, simplemente tenemos una manifestación biológica determinada como hombres o mujeres, y eso, aunque importante, es lo menos importante. A partir de esa manifestación formal vamos desarrollándonos, con características femeninas, masculinas, no-genéricas, whatever. Desde hace años soy muy consciente de mi realidad, mi actualización formal biológica es masculina, mi mente tiende hacia lo femenino y mi "sexual drive" es hetero (me gusta mucho la expresión inglesa que en español es, por supuesto, impulso sexual). Estos son algunos de los parámetros de los que tengo consciencia en mi aquí y ahora (tan sólo unos pocos, esto es mucho más complejo, obviamente). Pero esto no quiere decir mucho, ha amado tanto a hombres como a mujeres, he querido con todo mi corazón a mujeres biológicas que parecía hombres y a hombres biológicos que tenían un monton de características femeninas. Digamos símplemente que he amado a seres, así, sin más, independientemente de cómo fueran o se manifestaran. Amo profundamente todo lo femenino y lo masculino, no puede ser de otro modo cuando has sentido que tú mismo no eres nada definido, que, a su manera, eres hombre y mujer a la vez y que, además, no eres ni una cosa ni otra sino algo que no se puede expresar verbalmente.
El poema que comparto con vosotros es tan sólo un juego de estilo en el que mi voz poética toma forma en una mujer, prefiero no deciros nada y que la lectura os dé todo lo que os tenga que dar, y que os quite todo lo que os tengo que quitar.
Los que me conocéis, sabéis lo poco que me gusta definirme con los parámetros habituales de nombre, nacionalidad, profesión, género..., en mi vida no me han servido para nada útil, bueno, sí, quizás para superarlos, para saber lo que no soy y para entender que al querer entender lo que soy me estoy definiendo de nuevo y acabando por caer en la misma trampa de lo que no soy.

Amigos, somos amor, eso es seguro, y a partir de ahí, de amarnos a nosotros mismos empezaremos a propagar amor, sólo eso merece la pena, el dinero, el placer, el poder, la comodidad son sólo reflejos en un espejo que deforma la realidad y que nos ha de romper el corazón tarde o temprano si no lo envolvemos con amor. Todo lo que damos nos ha de ser devuelto. Nada es nuestro. Todo fluye constantemente. Hoy, creo, me he muerto un poco después de mi sesión de meditación, o un mucho, todavía no lo sé. Pero sé que esa vida que he cedido al vacío me será devuelta más tarde. En el fondo no estamos ni vivos ni muertos, estamos, simplemente, somos. Ahora y siempre.

Os dejo con el poema y ya os adelanto que en una entrada propia (y larga, me temo) volveré a hablar de género...

Que la luz del entendimiento aleje por siempre la violencia del ser humano y el amor prevalezca con su cálida presencia que todo lo cura...



Y LA MUERTE RONDARÁ TUS PASOS

Por Francisco José Francisco Carrera

A Enrique, conocedor de versos y mundos


Después de una semana intentando entender tus palabras
sigo sin saber de qué puñetas me hablas, siempre de lo mismo
me imagino, de cómo no puedes contenerte cuando son ellas
(siempre parecen ser ellas, claro), las que se te ponen a tiro,
de que ni esta vez ni ninguna otra significó nada,
que era una guarra cualquiera y que tú ibas (qué raro) “cargadito”.
Una semana entera, de verdad, una semana con su lunes
marcado por el dolor y la vergüenza de enterarme por terceros
de tu nuevo engaño, un martes odioso y vacío pero lleno
de desaliento, cansancio e impotencia aunque con un atisbo
de furia, del arranque de ira que no llegó hasta el miércoles,
fuego desatado en mis entrañas que barrió la poca paz que me quedaba,
todavía permanecen estas horribles marcas en las muñecas, infligidas
por mi misma rabia, heridas que me no atreví a curar (no las del alma,
esas siguen abiertas, todavía sangran) hasta la tarde del jueves
ante un medico de guardia desconcertado, joven e inexperto,
pero comprensivo y protector. Su abrazo alivió, si bien
brevemente, la ruptura de mi razón. Y el viernes, maldito viernes,
en que quisiste hacerme el amor, “echar un polvete” como dices,
con tu sonrisa infecta de poder presintiendo el momento de placer
antes de dejar dentro de mí tu semen corrupto y los pedazos de cristal
de un corazón roto para siempre que nunca volverá a sanar,
joderme vilmente, una vez más y las que se tercien, claro,
y cómo, servil y débil y cobarde, yo no pude, no supe decirte que no
y, llorando, volví a caer entre tus brazos de fría roca y hierro oxidado,
hasta que en el reluciente y obsceno suelo de un recién fregado pasillo,
sin miramientos ni caricias redentoras, me “jodiste bien jodida”
una vez y otra hasta que, agotado y sudoroso, no pudiste “darme más”
y con las mismas te fuiste al bar de abajo para echarte un par de cañas.
El sábado no fui yo misma, yo no fui la que jugaba con el cuchillo
a escondidas mientras tú veías la tele y reías, no fui yo la que lloraba
en la habitación, a oscuras, no era yo, no era yo, no podía ser yo,
era otra, una pobre mujer que ha enloquecido y sólo quiere morir
cuanto antes para no tener que soportar el desierto ardiente de su mente.
El domingo volví a mí justo después de ir a misa y ver a mis padres,
antes de subir a prepararte la comida, y al volver a ser yo misma
no pude soportar más mi vida. ¿No dices nada? ¿No vas a decir nada?
Sonríes, ya, por qué no, sabes que siempre he sido tu “juguete favorito”,
desde que éramos novios, ¿por qué habrían de cambiar las cosas ahora?
El domingo volví a ser el fantasma que no habla ni mucho menos se queja
y que acepta su destino.
Por eso, querido mío, te he tenido que matar
esta tarde rasgando tu pecho de arriba abajo sin saber muy bien qué hacía
porque a pesar de ser tu buena, fiel y amante esposa e intentar entender
que me engañes, me destroces la vida, me “jodas y me vuelvas a joder”,
porque a pesar de lo mucho que te quiero, te comprendo y te respeto
hay límites, amado esposo, que no deberían cruzarse sin castigo doloroso,
por todo eso ahora espero sentada y fumando en el borde de la cama
a tener el ánimo suficiente para poder llamar a la policía y así contarles
nuestra “pequeña y cotidiana tragedia”, historia de prensa amarilla,
que mañana estará en boca de todos, (o acaso no, ya no es noticia
y hasta a esto nos acostumbramos). No quedan lágrimas en el mundo
que derramar esta noche. Mi Dios, no me arrepiento y he matado
aunque mi mano tiembla, pero más por cansancio que por tristeza.
No queda ni la pena ni el dolor, al fin y al cabo la esperanza
ha muerto y todos nosotros con ella. Pero mira, el hijo que no tuvimos
(y sé ahora que su don fue el no llegar a conocerte) te recibe entre sombras
con un abrazo y tú te acercas a él, feliz de encontrarte tal muestra de cariño
y lo acercas a tu siniestro corazón mientras él te besa la barba de tres días,
sólo que no te das cuenta de que para vengar a su madre de nuevo
saca de su pequeña manga un cuchillo ennegrecido de odio asesino,
y te lo clava una vez y otra hasta que, agotado y sudoroso, no puede darte más
y deja caer indolente tu cuerpo a las simas más profundas del olvido.

Aunque, después de todo y pensándolo mejor, no avisaré a nadie hasta mañana
así al menos podré dormir una noche sin sentir su presencia devoradora de luz
y de descanso, como una atroz bestia agazapada sedienta de sangre a mi lado,
y acaso soñar que nada de esto es cierto, que ha sido la historia de alguna otra
y que aquella inocente niña de ojos azules que a veces recuerdo haber sido
llegó por fin a ser una mujer feliz y amada y no una mala esposa cruel y asesina.

domingo, 22 de noviembre de 2009

DEL AMOR Y EL DOLOR DE AMAR

Sirvan estas palabras como homenaje a la melancólica banda sonora que crearon Los Secretos, sirvan también como recuerdo de Enrique Urquijo, cuya belleza frágil y atormentada nos ha dado tanto arte en estado puro y cuya marcha, como todas y cada una, fue tan prematura.

Para Raquel, que me ha enseñado que para aprender, primero hay que saber olvidar.

i Primeros pasos, primeros besos.

“No puedo soportarlo, no puedo aguantar más,
pero cuando me miras no sé cómo evitar
esa mirada loca que me hace dudar,
no sé si soy yo mismo, no tengo voluntad,
no tengo voluntad”
(Los Secretos, Ojos de perdida)


Abrámonos el corazón, hermanos, dejemos que el alma se nos ventile enfrente del mundo, no temamos equivocarnos, caer, ser la risa y el cachondeo padre de los que nos rodean; nada ni nadie, al fin y al cabo, puede dañarnos, nada puede, en verdad, herir eso que realmente somos: luz profunda y esencia de luna.

Abrámonos el corazón, así, a machote, en canal, para que fluyan nuestros recuerdos, los que dolieron y los que curaron el dolor, los que nos llevaron al cielo y los que nos hicieron llorar. Así, en estas small hours, ahora que, una vez más, todo está en silencio y nada nos escucha, en este precioso momento en que todo resplandece como si fuera nuevo aunque haya estado con nosotros desde el principio de los tiempos.

Hablemos pues, hermanos del amor que todo lo puede.

Hablemos pues, amados, del volver a ser un niño.

Con la inocencia más graciosa,
que apaga el tono de la rosa,
con ese brillo que te vuelve un niño, llegaste como si tal cosa.
Después de andar a la deriva,
por mares turbios de bebida,
como un chiquillo falto de cariño,
de pronto es todo tan sencillo, sencillo.
Volver a ser un niño.
(Los Secretos, Volver a ser un niño)


ii El mito del primer amor o el primer amor convertido en mito.

Yo no sé qué careta va a servir
si me miras sólo pienso en huir,
si mis flores no te gustan tíralas,
para eso están,
no puedo ofrecerte nada más que lo mío,
nada más, estoy vacío,
ada más.
(Los Secretos, Nada más)


Un arco iris de color, así entendías tú el amor.
(Los Secretos, Tu tristeza)


Have it your own way, my friend, que tanto me da o me da lo tanto. El primer amor marca, dicen, y bueno, ya sabemos que todo esto es muy relativo. En cierta manera, cada amor es un “primero”, ahí radica la singular belleza que reside en el amar, que nunca es igual, que siempre se regenera, que no puede repetirse. Por ello, el primer amor, sin duda, marca, pero no más o menos que el tercero o el cuarto. Todo, como digo, depende. Es como el primer beso, que dicen inolvidable…, pero yo no recuerdo el mío, y eso que no se puede decir que haya besado a muchas mujeres. Pero bueno, claro está que con toda la mitología que puebla nuestra infancia acerca de los príncipes azules y las princesas rosas, de ese primer beso que nos pleistocena desde los croquis hasta el promenar, pues eso, que es difícil no estar esperando el momento como la epifanía más profunda de todo muchacho y muchacha.

Al fin y al cabo, ¿mito o realidad? Lo que tú quieras, da igual.

iii Te espero hasta el amanecer.

Ya no persigo sueños rotos,

los he cosido con el hilo de tus ojos,
y te he cantado al son de acordes aún no inventados.
(Los Secretos, Pero a tu lado)


Yo creo que me he enamorado unas cuantas veces, no sólo de personas, obviamente, si no también de varias ciudades, de amaneceres, de miradas solamente, de un largo etcétera, la verdad. También es cierto que todos los amores que han pasado han sido necesarios para poder llegar a los amores presentes; así, sé que todo lo que he amado y perdido me ha conducido a este dulce momento presente que comparto con la luz y el agua de mi vida, Raquel, y que a partir de nuestro amor se han ido generando nuevos vínculos amorosos hacia el mundo que nos rodea. Todo esto me hace ser consciente de la importancia de amar y vivir el presente y, cuando es necesario, mirar hacia atrás filtrándolo todo desde esa lente de amor. Lo que ya pasó, no es, tan sólo fue, y tuvo su razón de ser, ahí esta su inmensa belleza.

Y yo, amada mía, te esperaré hasta el amanecer, pero ni un minuto más.

El mañana no existe y si tú no llegas ya, hoy, ahora, nunca habrás de llegar.

iv Dolores del alma.

Esta noche crucé la ciudad para buscarla
y a su gente también pregunté, nadie dijo nada.
En las calles y bares miré, busqué su huella
y las veces que la creí ver nunca era ella.
Sólo quiero verla y no sé si se acuerda,
no sé si se acuerda.
(Los Secretos, No sé si se acuerda)


Y qué pasada, hermanos míos, cuando se nos quebranta hasta el alma, cuando, después de sentir el calor, llega el winter of souls y se nos congela el corazón. Ay, queridos, cómo duele la vida entonces, cuando nos levantamos y el ser amado ya no es el ser amado, cuando el siguiente paso nos lleva hacia el vacío, o eso parece, cuando nos resulta insoportable estar con nosotros mismos. Qué pasa entonces, mes semblables, mes fréres,…, pasa que ese es el mejor momento, inmersos en ese dolor insondable, para aprender a amarnos incondicionalmente, pasa que es el mejor momento para elevar nuestro mísero amor individual a un estado cósmico de amor profundo. Pasa, hermanos míos, que deberíamos dar las gracias por cada gesto amigo, por cada respiración, por cada sonrisa dada o recibida. Pasa, hermanos míos, que el universo se manifiesta en cada uno de nuestros poros. Y así, el dolor también pasa y no queda ya nada. El vacío absoluto de no ser nadie siendo todos en cada instante.

Eso y sólo eso es lo que pasa.

v Y nuestras almas se encontraron.

“…bailando con la sombra de su recuerdo…”
(Los Secretos, Bailando en el desván)


Yo os voy a contar cómo funciona esto del enamoramiento en mí, y para ello, qué mejor que contaros lo que pasó cuando me enamoré de Raquel. No voy a entrar en los detalles del mágico viaje que emprendimos a Grecia, de cómo durante una semana el mundo dejó de girar a nuestro alrededor para girar solamente dentro de nuestros corazones, de cómo los únicos amaneceres eran los que se daban cada mañana al desayunar cerca de ella aunque rodeados de gente, de cómo los atardeceres tenían el tacto del terciopelo y el sabor del mar, de cómo los anocheceres eran lacerantes hasta la locura porque yo estaba siendo arrastrado por las corrientes del que empieza a amar. Simplemente, amigos, os diré que parados en una calle cualquiera de Atenas, hablando de esto y aquello, sentí (sentimos, creo) que nuestras presencias físicas eran mero atrezzo y que nuestras almas se estaban comunicando directamente, obviando las palabras, ignorando cada gesto, así, sin más mediación que dos seres sin nombre, ni pasado, ni futuro en profunda comunión.

Y al llega a este punto la prosa no puede ya comunicar más y es entonces cuando de entre mis dedos florece el poeta y dejando de ser quien soy siento que el universo utiliza mi cuerpo para manifestarse:

Y la luz del alma
abrió
el oscuro cofre
de la desesperación
para allí
por fin hallar:
la risa de la rosa
y la música del mar.



vi Más allá del amor sólo queda el volver a amar.

En la vida avancé contra corriente,
he perdido tu mirada entre la gente,
no tengo nada más que malgastar, voy a esperar,
aún me queda una partida por jugar
con mi amiga mala suerte, mi amiga y mi rival,
mi amiga mala suerte
(Los Secretos, Amiga mala suerte)


Y qué nos queda, amados hermanos, qué nos queda al llegar la noche, cuando cerramos la puerta de nuestras casa y nos convertimos en seres simples de pijama y zapatillas, lejos el maquillaje, los símbolos externos, los vaqueros de diseño, el reloj, los anillos, las pulseras, qué queda de nosotros y de los otros. Nada. Nada más que amor y deseo de volver a amar, a todos y cada uno de nuestros hermanos, romper esta jaula corporal que nos hace volvernos egoístas, crueles y cínicos. Ser de nuevo lo que siempre fuimos y nunca dejamos de ser: puro y esenciado amor, latente e inagotable amor, hermanos, sólo eso, nada más y nada menos que eso.

Y qué me queda por decir ya, amados míos,
tan sólo que cada sonrisa
que se refleja
en mi rostro
me recuerda
vuestra belleza,
vuestra prestancia
y que el profundo
silencio
que ahora me rodea
susurra quedamente
vuestros nombres,
vuestros millares de nombres
que en el fondo
son uno y el mismo,
el único nombre
que compartimos
pero tendemos a olvidar,
el nombre que nos hizo despertar
a la verdadera realidad,
el único nombre que no podemos nombrar,
lo sabes,
lo conoces,
es lo que eres,
hermano mío,
es lo que siempre has sido,
lo sabes,
no lo puedes negar,
es lo que siempre has sido
y lo que siempre serás.


PD. Ruego sepaís disculpar cualquier incoherencia en el texto, llevo unos días un tanto febril, envirusado hasta las trancas, y sólo ahora empiezo a ser capaz de manejar discurso y pensamiento de forma un tanto coordinada.
Besos llenos de amor para todos.

sábado, 14 de noviembre de 2009

SOBRE LA ADOLESCENCIA, EL HEAVY METAL, LA MADUREZ Y LOS BAJOS


Esta entrada, amigos míos, va a ser personal, quedáis advertidos. Airearé mis calzoncillos más infamemente sucios a la vista de todos, así que ya sabéis, si creéis que no vais a soportar la visión de la bestia parda y calva, cerrad vuestros ordenadores ipso facto, pero si estáis preparados to hit the heavy road with me, well, then, get ready for the show, my friends.

Aquí os abro un poquito de mi corazón y de mi mundo, de un pasado del que ni me enorgullezco ni me avergüenzo, simplemente me alegro de que todo fuera como fue porque no podía ser de otro modo y porque cada uno de los peldaños del camino era necesario para llegar hasta aquí, hasta este mismo segundo en que nuestras vidas coinciden. Lo que siento es amor, cariño profundo y amor verdadero por todo lo que ha sido y, sobre todo, lo que es. Please, bear with me the story about to unfold.

Corría el año 1989 y un jovenzuelo de 16 años del barrio de los Pajarillos de Valladolid se estaba iniciando en el magisterio del metal pesado. Después de unos titubeantes inicios de niño bien y amante del tecno-pop, llegaron a mis oídos los acordes crepusculares de dos de los grandes maestros del género: Judas Priest y Iron Maiden. Ese fue mi verdadero "rito de paso" metalero. Uno de mis grandes maestros musicales por entonces era mi maravilloso cuñado (er Javi, a big round of applause for him) y aún recuerdo dos regalos suyos, el Killers de los Maiden y el Sad Wings of Destiny de los Judas. Ay, qué recuerdos. También mi querido Javi me acercó a ese triunvirato mastodóntico que sentó las bases del metal pesado: Led Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath.

Eran años locos para mí, y también para mi queridísima familia. Lo cierto es que fui un adolescente "terrible", rebelde con o sin causa que necesitaba explorar los límites de todo o casi todo. Dejé los estudios (para trabajar en una carpintería y casi hacerme soldado profesional, pero eso es otra historia), bebí más de lo prudencial (y eso que nunca me gustó ni me gusta el alcohol), fumé como si tuviera acciones de alguna tabacalera..., como digo, de todo esto ni me enorgullezco ni me arrepiento. Tuvo que ser así, era necesario. Fue lo que fue. Ahora es lo que es. Todo tiene sentido. Siempre lo tuvo. Socialmente era una "oveja negra", pero siempre lo tuve a mucha honra. Me gustan las ovejas (tan lindas ellas) y me gusta también el negro (tan negro él). Ya está, end of the story.

La adolescencia es lo que tiene. Marca, de una manera u otra, pero marca. Fue la época más intensa de mi vida y mi corazoncito adulto reconoce cada mañana en el espejo a aquel petit savage que tuvo a bien rasgar el velo de la percepción a través de la rebeldía del cuero negro, las tachuelas y el Heavy.

Pero la historia sigue (es lo que tienen las historias, ¿verdad?). Y es que por aquel entonces iba a formar con mi amigo Marco mi primer grupo de Glam Metal. Yo no tenía ni idea de tocar instrumento alguno y de la manera más peregrina acabé haciéndome con un bajo (hace poco me preguntaba Raquel que por qué elegí el bajo, y no supe muy bien qué decir). Sin duda el bajo me eligió a mí y eso fue toda una suerte.

Aquí me véis con ese primer bajo de mi vida, un "Talmus" de la época, le falta la cuerda de MI (sí, la más gorda) pero da un poco lo mismo porque está escacharrado y ya no suena. Asimismo veis mi primer amplificador (que también está escacharrado, sniff, sniff, sniffito). Para que nos hagamos una ligera idea del heavy del pasado, tendríamos que echarle imaginación y poblar mi crasa calveza con una melena morena y algo rizada a la que, en un arranque de glamour, añadiríamos unas mechas rubias (se llevaban por aquel entonces, qué se le va a hacer). Pero bueno, con lo que tenemos nos hacemos una idea (o no). Las fotos de la época son pocas y hay que preservarlas...

Reconozco que aún me emociona acariciar este primer bajo, comprado de segunda mano, y que más que un instrumento musical se convirtió en un fetiche para mí. Sique presente en mi vida, en un rincón de nuestro salón y en un rincón de mi corazón.

Volviendo al grupo en cuestión, primero se llamó Wicked Lester, después Four Roses para acabar como Crazy Joker. No pasamos de ser una pandilla de alucinados con pose rockera. Ensayábamos poco y tocábamos menos. Estábamos más preocupados porque las muchachas de entonces se enamoraran de nosotros que por componer canciones. Creo que, con respecto a esto, fui sin duda el que menos suerte tuvo. Cero patatero. De mi tiempo en el grupo, doy fe, posiblemente fuera el único que no ligó nada de nada. Y claro, molaba más salir con el guitarrista del grupo que con el bajo (aunque, como era el caso, fuera alto). Pero, me reitero, fue lo que tuvo que ser, ahora es lo que tiene que ser. Period.

Pero, amigos míos, me enamoré del bajo eléctrico. Y eso, believe me, my friends, es una suerte maravillosa para un melómano como yo. Te acostumbras a escuchar en todas las canciones los sutiles ritmos que crea el bajista, te conviertes en el corazón de todo tema, alejándote de la melodía te vuelves primigenio, telúrico, más down to earth, reconoces los ritmos de la bestia y palpitas con el universo debajo de toda la belleza de las formas solistas..., ay, cómo me gusta el sonido del bajo. Pero la historia sigue...

Y la luz del fuego y la frescura del agua que es mi mujer me ayudó a que la tuerca girase una vez más... (ay, Raquel, cuánto te quiero, te lo digo bajito, ahora que hay gente por aquí leyéndome, para que no se enteren, que me da corte, casi tanto corte como cuando te dije por primera vez "estoy enamoradísimo de ti"). Hoy estoy digresivo y es que soy postmoderno en mi discurso..., arranco para luego parar, volver atrás, abrir nueva historia, quedarme en mitad de la nada, olvidar mi camino y volver para atras, whatever.

Me diréis entonces "¿pero qué narices pasó después?, no saltes todavía al presente. Desde A a C se va por B, retoma tu discurso de forma lógica, que ya te vale de tanta licencia literaria". Vale, sí, soy buen conocedor de la Teoría Literaria como profesor y escritor, que son años de dar clase en la UVA y en la Uned, cierto, así que me voy a poner clásico y tradicional sólo por esta vez. Vayamos, pues, a B antes de llegar a C.

El muchacho salvaje y melenudo empezó pronto a calvear..., la vida cambió, decidió enamorarse de Inglaterra aunque tuvo un affair con Irlanda muy pronto en la relación. En otras palabras, decidí cambiar para ver qué pasaba, a su manera seguía siendo el muchacho que necesitaba explorar límites para ver qué narices era la realidad. Así, el contraste académico, por ejemplo, no puede ser más brutal. En la primera evaluación de 1º de BUP sólo aprobé la gimnasia y el inglés (ya apuntaba maneras...) suspendiendo las otras 7, en COU saqué Matrícula de Honor general. La universidad fue una época de extremo estudio, cursé 39 asignaturas, de ellas obtuve Matrícula de Honor en 20, sobresaliente en 15, notable en 3 y un solo aprobado. Enseguida empecé a trabajar, primero en Inglaterra, luego en la Universidad de Valladolid y en la UNED. Y repito lo que he dicho, todo esto no es ni más ni menos importante que mi época "salvaje", ambas eran necesarias, a ambas las quiero con pura pasión. Fue lo que fue. Ahora es lo que es. El futuro no existe.

Sí, es cierto que, hombre con suerte que siempre he sido, la vida quiso regalarme tres momentos de pura epifanía que unían al intelectual y al rockero en el mismo espacio y que quiero recordar aquí. El primero se dio en mi curso de Literatura Inglesa en la E. U. de Educación de Soria, para mis amadérrimos chicos de tercero (un abrazo enorme para todos vosotros, estéis donde estéis, aprendí mucho de cada uno de vosotros y me he llevado vuestras sonrisas prendidas del corazón), donde trabajé un poco por encima las relaciones entre literatura en lengua inglesa y la música rock. El segundo fue, cómo decirlo, para fliparlo en colorines, uno de mis momentos top ten en el estrado de profesor universitario. Tuve el privilegio de dar una conferencia sobre heavy metal y literatura inglesa en un congreso sobre Metodología del Inglés en la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid. Aquello, amigos míos, fue pa "mear y no echar gota".

Pasen ustedes y vean las fotos parte de la presentación en power point..., teniendo en cuenta que inicié la conferencia con la peluca (aunque en traje, no en vaqueros y camiseta negra), y digo que inicié porque hacía tanto calor (era mayo) que a poco me da algo de la sudada que me pillé así que me la tuve que quitar.



















El tercer momento fue, cómo decir, bellísimamente surrealista y es que tras mi conferencia recibí un mensaje de una de las asistentes (alumna de Filología Inglesa en Valladolid) muy interesada por el tema y que me puso en contacto con la Radio de Espinosa de los Monteros para participar en un programa de radio donde durante dos horas pude decir tantas y tantas cosas que siempre habia querido decir. Raquel, que escuchó la entrevista íntegra, da fe de que me lo pasé como un niño chico en un recreo perpetuo con baúles de golosinas en cada esquina. Un momento ciertamente inolvidable. Como os decía, soy un tipo con suerte, y es que hasta cuando se me acaba la suerte creo que tengo suerte.

Y el destino, quedón, te lleva al abismo, y tú, o tú, espectral figura del sueño, te haces realidad. Y das las gracias, y abrazas la nada. Y te dejas ir. Todo te es dado al dejar de pedir. Respiras, ergo eres feliz. Y así, el universo, como sabéis me hizo ir a una nueva etapa, ante una situacion grotesca en la Universidad en la que trabajaba, tuve que decidir qué hacer o, mejor, qué no hacer. Y acabé así, aquí, con vosotros, escribiendo este blog, retocando mis poesías, proyectando nuevos proyectos y..., agarraros los pelillos de las orejas...TOCANDO EL BAJO DE NUEVO.
Voy a ir acabando este neverending post. Llegamos por fin a C, al presente del aquí y ahora. Veis en la foto mi nuevo bajo: un Yamaha maravilloso que me he comprado animado por Raquel. Y es que en esta última semana ya hemos empezado a componer nuestra primera canción juntos (una zumbadera gótico-operática-progresiva que lleva por título provisonal "A World of Darkness", para dos voces, bajo y sintetizador).
Y con esta última foto, os plantearéis que qué quiero decir con esta entrada dominical..., pues algo más que contaros una parte (una pequeñísima parte, un fragmento) de mi vida.
No, esto va más allá. Bastante más allá.
Esto es un canto, de nuevo, a la grandeza del momento presente. Siempre he opinado que el pasado y el futuro son inventos sociales para controlarnos. "Tú eres lo que tu pasado ha hecho de ti y tienes que pensar en el futuro" SON DOS PENSAMIENTOS LIMITADORES QUE DEBEMOS ALEJAR DE NOSOTROS. No, no somos el pasado ni seremos el futuro. Somos, simplemente somos. Nos sabemos qué habrá en el futuro porque no existe y el pasado simplemente es importante porque tuvo que ocurrir, no porque nos limite en el presente. Si hace unos meses me dicen que iba a volver a tocar el bajo eléctrico y a componer algún tema con mi mujer (tan dotada para la música, pianista excelente y de alma profundamente melódica), me hubiese dado la risa, ahora, que es lo que es, también ma da la risa. La profunda risa de la que habla Osho en sus escritos, la risa cósmica de estar vivo, de estar "caido en el amor" (larga vida a la expresión inglesa que es tan bellísima), de estar y ser al mismo tiempo. De estar con vosotros, amigos.
Gracias, gracias y gracias por vuestra luz y que esta semana os florezcan las entrañas y vuestra mirada sintetice el cielo y las nubes en cada una de vuestras palabras.
SHANTIH.

martes, 10 de noviembre de 2009

SEGUNDO POEMA, CUITAS DE AMOR

Y bien, ante la insistencia de tanta gente maravillosa que se interesa por saber si he encontrado una vida más allá de la enseñanza en la universidad, hago público uno de mis trabajos concebidos desde mi marcha/despido/you-name-it de la Universidad de Valladolid. Han sido 11 años de intensa docencia, investigación y gestión, y si algo he sabido desde jovencito (antes de quedarme calvo, quiero decir, jeje) ha sido el automotivarme para seguir haciendo cosas lleno de puro amor y ganas de descubrir nuevas fronteras. Ahora, durante el horario que me he impuesto para llevar a cabo mis proyectos literarios, ando ocupado en gestionar el ingente volumen de poemas que he ido escribiendo a salto de mata, entre clase y clase, y cuando había un ratillo suelto…, pero de esto he de hablar en alguna otra entrada del blog.
Vamos a lo que vamos, desde que estoy en el “paro” mi movimiento poético ha sido providencial, y como muestra este poema que comparto con vosotros. Este es, en especial, para mis alumnos por un día de Literatura Inglesa de la E. U. de Educación de Soria 2009/2010, muchachos maravillosos a los que prometí en mi primera y última clase un poema para ellos solitos, porque sí, porque me apetecía. Por extensión, también, claro, para todos los que han sido mis alumnos durante 12 años, en lugares tan variopintos como España, Inglaterra, Irlanda, Grecia, Alemania, Letonia…, para los de la UVA, la UNED, la Universidad de la Experiencia, y los demás centros que he ido visitando durante estos años, para todos y cada uno. Gracias por enseñarme tanto e inspirarme tantos poemas sin siquiera yo saberlo.
Este es un poema de amor, o de desamor, es un poema quedón, lleno de ironía y realidad primera, es un poema, así, sin más…, y al menos a mí, me gusta cantidad.

CUITAS DE AMOR

por FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA


El veloz atardecer
que hoy nubla mi conciencia
ha estado tocándome las narices
desde eso de las cinco
y así ando, ya ves,
entre jodido y requetejodido,
pelín mustio, aburrido:
es lo que tiene estar enamorado
hasta las mismísimas cachas.
No es que yo sea romanticón,
flobolobolo o parecido,
soy duro como una piedra
y ni el pulso, te digo,
me tiembla
cuando todo se me aprieta
del ombligo para abajo.
Hombre de pelo en pecho,
mucho macho, mucha fiera,
gallito que canta y que ciega
con su gracia torera
a las más bellas pollitas
en verano o primavera.
Qué cosas,
con lo viril que yo era
ahora me veo
más bien canijo.
tonto del culo, feo incluso
y suspirando como un niño chico
por la mujer que se me ha ido.

Simple historia, simple y vieja,
es lo de siempre,
conoces a alguien,
le tiras las tejas
y, después del cortejo,
empezáis a salir
y a tantear el terreno
(y su culo si se deja).
Tú te enamoras como tonto,
a ver,
y antes de que te ilusiones
ella te planta por otro
más guapo, con más dinero
o más pelos en las piernas,
y es que, aunque digan que no,
el tamaño sí que importa,
por supuesto,
y el que tiene largura de miembro
no necesita otra cosa
para camelarse a muchas chorvas,
si acaso que no le pese
porque el exceso
en lo que respecta a la cola
tampoco mola
por no saber donde meterla
cuando, contenta, se te embelesa.

¡Vaya pedazo de mierda!
Así que, después de todo,
Ahora tienes que olvidarla,
Pero, es obvio, no puedes,
quieres irte lejos
pero ni dónde caerte tienes,
planeas que al fin
podrás acostarte con otras pibitas
pero claro, siempre ligaste lo justo
(lo injusto, mejor dicho),
y te jode de cacha a cacha
que la muy pedorra y vivaracha
te haya dejado tirado
por un tal Pepe Delgado
nacido en Murcia, dentista,
y fiel adicto al Yogurlado,
Te jode y te jode mucho
porque, a ver,
para una vez
que por fin pillabas cacho
con hembra buena y gozosa
pone pies en polvorosa
y si te ha visto
eres un lerdo.
Por eso y porque me duele tanto
tengo que ver cómo lo arreglo
de forma que se me recuerde
como un hombre singular,
que, aunque por breve tiempo
y sin mucho miramiento,
supo amar y ser amado
como en el mejor de los cuentos.

Decidido está,
no me arrepiento,
me arrebato,
me arremojo
y si hace falta me arremango,
voy a ir a su consulta
y arrancarle to’ los dientes
al tunante que me tanga
a mi morenita del alma;
después me iré pa’ mi casa
y con sus malignos colmillos
rajo mis venas, me arranco
mi vida, salvajemente
pongo fin a esta parodia,
me marcho orgulloso
y no digo ni niente,
me recordaran,
eso seguro,
como un hombre valiente
que hizo camino
en esta tierras de penurias
y pido por tanto
que alguien se acuerde
y guarde que se ponga
este epigrama en mi losa
para el recuerdo de las gentes:

Yace aquí arropado en su pasión
de sangre, de celos y muerte
un oscuro personaje, estrella
que supo brillar, que caliente
por no estar caliente, apretado
y peleón, engañado por su novia
con un dentista cabrón, supo
salir del aprieto con ingenio y con valor
y para aleccionar a los cornudos
de esta torera nación
quitóse su vida y su pena
remojado en la bañera
arrancándose sin miedo
(y con la piñata de un canelo)
su partido corazón
.

Hasta el próximo domigo, mis bienamados, sweet dreams, princess and princes of the night, enjoy the cloak of darkness over your heads and keep the guiding light within burning on and on...

PRIMER POEMA DE REGALO, EL GATO Y LAS MORCILLAS

Lo dicho, colegas, que para daros las gracias por ir siguiendo mis desvaríos varios aquí os “posteo” mi primer poema premiado en el Certamen de Creación Joven de Soria, allá por el 2002 (y al tener menos de 30 era “joven” y podía participar…, ahora con 36, pues eso, que la sociedad ya te etiqueta como ¿mediana edad?, whatever).
Es uno de mis poemas más queridos y lo concebí como una especie de descensus ad inferos estético, así, en caída libre, en picado y pa dejarme to los morros en el asfalto. Os pido paciencia en la lectura, es poema de largo aliento y de mucho espacio entre la abigarrada estructura léxica, seguro que podréis encontar algo que os guste o que os desagrade sobremanera, para eso sirve la poesía, y para mucho más, claro.
Espero que os guste. El otro poema en cuestión es una primicia total y me ocupo de él en entrada aparte, como debe ser.
I hope you enjoy the ride…

El gato y las morcillas

Por FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

Para todos los gatos que he conocido, en especial para uno
inglés y otro soriano que ya no están entre nosotros.

i Introducción

“Pero los hilos de la Virgen se llaman también babas del diablo”,
díjole el gato
a las morcillas,
pues era gato leído
de eruditas referencias
que sacaba a tutiplén
cuando bebido estaba
y bebido estaba bien.

Cortazar (y Borges también)
fue su lectura primera
y misterio su esquiva escritura
no tenía para él.
Entendía, sin inmutarse apenas,
escritos de los escitas
y estudiaba con gran empeño
el cine de los setenta.
“Antonioni”, decía el felino,
“fue buen amigo mío.
¡Qué juergas las de Ferrara,
qué gatas las del tejado.
qué patas las de las galgas!”
Yo no sé si me mentía
aquel gato tan pazguato
pero siempre me fascinaba
cuando de soledades y hastíos,
incomunicación y locura extrema
el singular personaje cantaba
minutos antes de la merienda:
Sabía de eso un rato este gato,
sabía de eso y de mucho más.

Pero aquel día,
cuando díjole a las morcillas el gato
lo del diablo y las babas,
éstas (no las babas por supuesto)
lentamente lo miraron
y de tan brutal y cruel forma
que el gato del que hablo
nada más dijo
a las morcillas
sino que con ávida fruición
cogiólas por el cogollo
y engulliólas de sopetón.


Qué feliz lo vi después a aquel gato
que de tonto no tenía un pelo,
cacique incluso entre los perros más fieros.
Era éste un gato muy listo
al que llamábamos Calixto
por lo del libro del Rojas
y por ser gato en letras curtido
y en Melibeas felinas versado.

ii
El gato, el mundo y su circunstancia

(la del gato, no la del mundo que, por supuesto, también la tiene)


Aquel gato del que canto,
bestia negra, bella fiera,
sigue aquí en mi regazo
y me aturde con sus dudas:

¿Dónde viven los que mueren,
por qué mueren los que viven?
¿Es que acaso el suicida
ama con fuerza la muerte
o busca salir fugazmente
de su triste realidad?
¿Son verdad tus atalayas,
son mentira tus encantos?
¿Somos elípticos sueños,
reflejos en un ojo dorado?
¿Puedes, acaso, rezar y dormir
cuando la noche es oscura,
y el viento te abisma?
¿No nos llaman desde las tumbas
voces nefastas, bocas que callan?
¿Es el consuelo nuestro único consuelo
o es quizá la esperanza de amar
lo que nos consuela más?
¿No es, por tanto, valle de lágrimas
esta ilusión que rasga soles y lunas,
amores primeros, estrellas de mar,
esta prisión que atenaza el corazón
sin ofrecer cambio de nada?
¿Y, dime, es el beso lo que mata
o es, por cierto, el labio el criminal?
¿Es la mano la que mece
o es la cuna un lodazal
si la guadaña sincroniza
y siega con saña al zagal?
¿Puedes acaso vagar para siempre
y escarmenar de la ganga el oro
sin desgarrarte el corazón,
ciegamente, entre las zarzas?
¿Quiénes somos, dónde vamos?
¿A qué cosas aspiramos?
¿Son embudos lo que veo
en mis sueños por las noches?
¿Quién maneja la manija
y abastece los embalses?
¿Quién conspira por las noche
y qué ubres son historia?
¿Dónde el ojo no alcanza,
alcanza acaso la bala?
¿Es “la leche merengada”
una alegre cantinela?
¿Son pimientos y tomates
masones asexuados?
¿Es el sexo una pavada,
son los pavos bichos raros?
¿Son las ratas mis hermanas
y los perros mis amigos?
¿Existió el hijo Dios?
¿Y las meriendas de negros?
¿Dónde comen los que comen?
¿Y qué comen, si es que comen?

Sí, aquel gato lisonjero
es un gato melindroso
y sus preguntas son profundas
por ser gato filosófico.

iii When gatos y morcillas collide in a cellar por la noche, the battle is near and the story undone

Gato que morcillas ama
no las puede comer
y aunque quiera
no las jama.


Y pasó que el gato del que escribo
decidió al cumplir los dieciocho
viajar, conocer otras gentes,
surcando mares, cruzando tierras,
y ponerse aquel mundo por montera
que había más allá de la gatera.
Pero el mundo, por aquel entonces,
era pequeño y de andar por casa,
así que la odisea sin igual
lugar tuvo en la despensa
donde mil y un manjar podrás aún encontrar
si aventurarte quisieras
más allá de la trastienda
donde las tinieblas te acechan.

Allí, entre orcila sí y orcila no,
había unto, tocino y triporras,
pingües colirios, alucinaciones varias,
hermosas grasazas, carnazas que espantan,
lechones enteros y quesos de cabra,
alados cabrones de gélidos huevos,
leones rabudos, mujeres barbudas,
colines caninos, cajones de pino,
tenaces asirios, estatuas fenicias,
lesiones de belfo, alfombras de China,
tilines de Soria, Delfines de Francia,
persianas bajadas, caballos de Persia,
sagaces peonzas, pinzones que gozan,
gacelas de Gaza, gafados zagales
con gafas falaces y brazos en jarra
en cebras montados con lazos del Celta.
Chorizos, bisagras, selones y ajibas,
doluscos, cenutrios y olinos celudos
en salsa picante con brotes de soja.
Pilones pelones, pisitos de alcurnia
con pinzas peludas y bellas libinas.
Pimientos morrones, cositas que gustan,
vejigas flotantes en lindos estantes,
pelusas en coche y un triquilitoche,
filones felones con pelos de paja
en cascantes colinas de sones y simas,
placeres inmensos, inmensas placentas,
pan con guacamole, suculentas estribas.
Rabitos de quina, quinientos rabinos
y trescientos ministros que gimen y rabian,
mientras doscientos peleles agitan con saña
calzones con dedos, billetes de metro y bragas usadas.
Ingleses que chillan y sandalias que cantan,
iglesias baptistas de ciertas ventanas,
toreros que lloran, taxistas sin fin
y alguna que otra Drag Queen en pijama.
Cínicos cilindros célibes de fálicas formas
que penan con pena en célibe sínodo su sádico sino.
Calientes infiernos que enfrían el alma,
diablos con cuernos, pastillas de menta,
viejitas que gimen, gimiendo gozosas.
Ganancias de bolsa, bolsitas de costo,
costillas de Adán, chuletas de vaca,
alubias, garbanzos, trocitos de cielo,
calvicie que mata, matanza dos porcos,
no tienen conciencia, no muestran amor,
no tienen, no tienen, no tienen vergüenza.


Todo eso y mucho más
en la despensa verás
si bajas sin miedo,
si bajas sin prisa
dejando a la entrada
dinero contante,
el móvil sonante
abrigos de pelo,
pelucas y guantes
y aun los temores
que más te atenacen.
Pidiendo al conserje
tu bata de raso
y sábana blanca
adéntrate dentro,
no mires afuera,
camina seguro
mostrando al pasar
tus dotes de mando
pues son necesarias
en empresa tamaña
y lucha sin igual
no olvides que
otros gatos famosos
y valientes 2 x 4
al estar así en tu puesto
encontraron su destino
y tal destino fue fatal
o eso dicen los ancianos
que conocen las leyendas
que forjaron nuestras tierras.
¡Corre en busca de la gloria!
¡Corre, el cielo está a tu alcance!
No te tiemble ya la garra,
no se aflojen tus tendones
y no olvides mis palabras:
¡La victoria está en tus patas!

Náyades, musas, divinas pelusas de bélidos ojos,
dadme el don de la magia,
poseedme a través del espacio
y dotad a mi lengua de alas.
Dioses del norte, héroes del sur,
ayudadme en trance de muerte,
facilitadme de fuego la espada
para sesgar el velo que espanta
y narrar la historia sagrada.
Dadme coraje y valentía,
no seáis rácanos y aun ratas,
tiraros un poco el pegote
y ponedme un pisito en la playa
pues os veo bien dispuestos
y atendiendo a mis palabras.
Viendo que estoy en lo cierto
y puedo expresar mi conciencia,
vislumbro las fauces del mundo
oyendo de nuevo un cantar...

Calixto era gato sin par
que surcaba el ancho mar
en sus sueños más valientes
y en vigilias de ultramar.
Calixto, coraje,
no temas, no tiembles,
empuña tus armas,
afila tus garras.
Acércate y mira,
no pienses y mata
que en mares de plata
está tu tesoro, está tu mañana.
Y, ahora, bardo beodo de sinescente estatura y atávicos sones,
te cedo la palabra y te doy mi bendición
para que tú nos alecciones en las cosas de la vida
con la historia de Calixto,
con matanzas y batallas
y picantes cuentecillos
que darán morbo a la cosa.


Escuchad la historia del altivo Calixto, minino justiciero,
mitad gato, mitad fiera y aun un cuarto de maza
héroe guerrero, azote de perras
nativo de Lugo, capricho das nenas,
que en noche de luna lunera
llegóse bien mohíno, bien labrado, de tres saltos,
y, acercándose, acercóse con sigilo sigiloso
y, como era su costumbre, más bien a cuatro patas.
Dice la leyenda, y no miente el que la cuenta,
que aquel minino feral y mezquino
de bigotes infinitos y pasiones sentenciosas,
Calixto el gato, fenómeno felino y funámbulo del lino,
con voz suave, titilante y pendenciera por momentos
pronunciaba lentamente, por la noche en la despensa,
estas osadas palabras sin esperar respuesta:
"bos días, morcillas, e boas noites tamén".
Y en el libro de los dioses se recoge tal escena
para oprobio de su raza y vergüenza de sus hijos
pues Calixto se acobarda cual gallina de noviembre
y a pesar de su gusa gatuna de siglos sin bufa,
pues era gato pobre, parado desde hace tiempo,
poco honrado también, borrachuzo y un vago de primera,
era tonto, más bien feo y cheposo para colmo
y por ello tristón, cobarde y laxo de espíritu en grado sumo...


Déjalo ya bardo sin corazón,
no me estropees la versión
de una historia tan sentida,
pues el tono tienes de sorna
luego eres un sarnoso.
En mi boca y con mis dientes
os ofrezco el desenlace
no temáis por nuestro héroe
de los dioses es pariente
o sino íntimo amigo
o quizá un conocido.
Yo supe, porque lo conocí bien,
de su gallardía y su valor sin igual,
de su corazón sincero y de su amor por la paz.
Y la historia acaba así, en un pis pas os la relato:
miraba Calixto las morcillas,
con deseo, con pasión, con respeto y bonhomía,
con amor profundo, y ardor primero de melancólicos suspiros,
las miraba, sí, y las hablaba,
las miraba, sí, y las quería,
y porque con respeto las amaba
este gato sin maldad
aunque atormentado por la gusa
no podía hacerles daño
pues su mente no era obtusa:
él quería de su amistad
y el diente no las hincaba.

Las miraba, las hablaba y las quería
e mais non as comía.

domingo, 8 de noviembre de 2009

SOBRE LA REALIDAD DEL SER Y EL SER EN REALIDAD

La cotidianeidad de cada vida se va estructurando a partir de gestos nimios, de repeticiones y supuestas variaciones sobre un tema principal. Si miramos cada uno de nuestros días, nos daremos cuenta de que daría lo mismo prestar atención o no prestarla a la mayoría de las actividades que realizamos, son prácticamente automáticas. Desde conducir a cocinar pasando por ir a trabajar o tomarnos un pincho de tortilla, cosas que vamos haciendo sin apenas darnos cuenta, ¿verdad? Nos levantamos, desayunamos, nos lavamos los dientes y vamos dejando que la jornada pase sin darnos cuenta del milagro maravilloso que supone estar vivos UN DÍA MÁS, así, de gratis, sólo porque sí, sólo porque nos han tocado 24 horas más en la lotería de la vida, 24 horas más para poder amar. Pero, me temo, tendemos a la somnolencia vital y con alma de zombis malhumorados y rostros marcados por la abulia y la ansiedad nos ocupamos de nuestros quehaceres sin apenas ilusión o mínima alegría. Y esto está bien así o, mejor, no hay nada de malo en ello, en el fondo es lo que es y lo que es no puede ser otra cosa que lo que es (trust me, I’m telling you stories).

Lo triste, amados míos, es que hemos empezado a perder la consciencia del ser, el profundo sentimiento de vida y libertad que atesorábamos cuando éramos pequeños. Ahora hacemos las cosas, antes las cosas se hacían a través de nosotros, esto es, éramos uno con la actividad. Como decía un maestro Zen a sus alumnos: “vosotros cuando tenéis hambre, coméis, cuando tenéis sueño, dormís, cuando tenéis ganas de hacer el amor, folláis, yo, cuando como, como, cuando duermo, duermo, cuando follo, follo”. Pensemos todos en cuántas veces nos encontramos realizando alguna actividad mientras nuestra mente está viajando al pasado o al futuro; pensemos, pues, qué implica tal hecho, cómo es imposible “vivenciar” de forma real y presente nada cuando nuestra mente (el instrumento que codifica la realidad y nos la hace comprensible) está en otro sitio, en otro tiempo y, posiblemente, con otras personas. Puede incluso que estemos hasta huyendo de nosotros mismos y nuestra proyección implique tout à fait cambiar de personalidad, quién sabe.

Así, la plena consciencia ha desaparecido de todos nosotros, y actuamos bien por impulsos, bien por agentes externos; reaccionamos pero no “accionamos”. Si algo nos da placer o dolor, reaccionamos ante lo externo pero no accionamos lo interno. Si alguien me llama “imbécil” reacciono con odio, ahora bien, si alaban “mi peinado” (sobre todo si se es calvo, como es el caso del que aquí escribe) me siento maravillosamente y reacciono con amor y empatía. Reaccionamos, siempre reaccionamos. Y al reaccionar, amigos, huimos de la realidad, proyectamos hacia el futuro o regresamos al pasado. Nos negamos la posibilidad del ser y la posibilidad de ser…
Y a qué viene todo esto, diréis, bueno, si habéis aguantado la charleta hasta aquí creo que he de ser claro. Esto viene al frío que pasé ayer al sacar al perro para que hiciera sus pises y cacas nocturnos. Kibo es un perro maravilloso, es uno de mis mejores maestros en cuanto a esto de vivir el presente. Nada mejor que estudiar Zen con un animal, son la pera. Pues bueno, cuando Raquel y yo decidimos tener perro dividimos las “obligaciones caninas” de manera racional, ella se encargaría, por ejemplo, de peinar, adecentar, bañar, etc. al bichito y yo, por mi parte, lo sacaría a que se aliviara, sobre todo en los días de frío puñetero, y en Soria hay muchos de esos. La verdad es que fue una negociación fácil, tanto Raquel como yo aceptamos que lo que es, es, y si hay que hacerlo, pues venga, mejor de buena gana, pero además pudimos dividirnos las tareas de manera placentera. En general, tanto ella como yo disfrutamos con las obligaciones que nos han tocado. En general, claro, porque hay días en que uno no quiere estar donde está, y ahí vienen los problemas, al intentar huir de lo que es. Ayer, chicos, qué queréis que os diga, tenía frío hasta en el dobladillo de los pantalones, y claro, al llegar la hora del paseo, aunque fuera de 15 minutillos, pues como que me hice fuerte en el sofá, apretando el culo contra el cojín para ver si me hacía uno con la tela y así no me podían despegar del sitio ni con agua caliente. Pero claro, tras dos respiraciones abdominales y contemplar la cara de Kibo en actitud de “tío, que me meo, sácame yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”, hice de tripas corazón y correa en mano y mp3 en orejas nos bajamos para la calle. Allí, muerto de frío, encorvado, hecho un guiñapo de hombre, empecé a andar pensando en lo bien que estaría al volver a casa…y ZAAAAAAAAAAAS el Satori del Zen mas abrupto se me clavó en el pecho al respirar fuertemente el aire helador. De repente entró en mí la belleza de la noche y el aire helado se convirtió en fresca caricia del universo, y levantando la cabeza sentí que estaba donde tenía que estar. Y es que al fin y al cabo todos estamos donde tenemos que estar, lo queramos o no, es lo que es y por lo tanto hemos de ser conscientes de ese momento y a partir de ahí, movernos paso a paso, quizás para cambiar una situación, quizás para aceptarla, quizás para nada más que sentirnos vivos. Respirar ese aire frío se convirtió, pues, en un regalo, y de repente ya no había necesidad de pensar en lo bien que estaría de vuelta en casa, con el calorcito, las comodidades, la cena, repito, nada de eso era necesario para estar bien, nada podía ser más completo que ese momento de frío y calidez a la vez. Todo estaba bien, siempre lo había estado. Hasta el frío que sentía en las manos (que me olvidé los guantes…) estaba bien, porque era lo que era, nada más.

Anthony de Mello en ese maravilloso libro titulado Awareness nos cuenta la historia de un vagabundo que, al caer la noche, se hace un huequito en la orilla del Támesis para pasar una fría noche de invierno. Al poco de aposentarse allí, llega una bella dama elegantemente vestida y le invita, como acto de buena voluntad, a dormir en su mansión. Allí, el vagabundo recibe una maravillosa cena y la mejor habitación de invitados, pero no acaba de conciliar el sueño. Su anfitriona pasa a darle las buenas noches y le ve en vela e inquieto y le pregunta “¿acaso no ha sido buena la cena o la habitación no es suficientemente cálida?”, a lo que el vagabundo responde “nunca he estado tan bien en mi vida, es sólo que…”, “ah, claro” replica ella “pobre hombre, lo que necesitas es un poco de compañía, ¿Por qué no me hace un poco de sitio?” Y entonces ZAS, repentinamente, el hombre cae al río y despierta del sueño…, ah, cuantas veces estamos dormidos aunque estemos despiertos y necesitamos un buen “chapuzón” de realidad para desperar a lo que es.

Bueno, compañeros de viaje, desde hace unos años yo decidí empezar a ser un “student in reality”, un estudiante de la realidad, para así intentar estar en el momento y vivir en lo único que es para poder morir corporalmente en lo único que es cuando llegara el momento, y el momento siempre llega, eso lo sabemos todo. Hoy, gracias a esa maravilla de perro que comparte sus ladridos conmigo, Raquel y nuestra bien amada Gandalfilla (sabia ella, como pocos, entendiendo que el universo entero y sus alegrías caben en una zanahoria), gracias, digo, a Kibo, me siento más conectado con la única realidad que es, será y siempre ha sido. Con el momento actual, con la belleza, con la verdad…

Que seáis felices esta semana, amados míos, y la luz recorra vuestras frentes cada amanecer. Mis labios han reconocido la fragancia de la noche y mi alma no puede dejar de florecer segundo a segundo, may your inner fire keep burning as high as the sky.
Namaste.


PD1. Sé que os había prometido un poema, pero me vais a perdonar que me retrase unos días, quiero postear mi primer poema premiado, El gato y las morcillas, pero antes tengo que revisarlo y es un poema bastante largo. A lo largo de la semana os agradeceré vuestra presencia por mi vida, aunque sea virtualmente, con uno de mis escritos más queridos.
PD2. Para que no tengáis que estar entrando y saliendo de mi blog, cada vez que haga una nueva publicación lo haré saber en Facebook. Gracias de nuevo por acompañarme, sois de lo más lindo y querible que me he encontrado.
PD3. No hay pd3.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Y volveremos a seguir, amigos,
volveremos a seguir,
con el corazón en una mano
y en la otra un riñón,
que para ser algo entrañable
hemos de entrañar entraña alguna,
y así,
en pelota picada y jaranera
habremos de ir pegando tumbos
hasta encontrar la tumba.
Y seguiremos en camino, amigos,
solos, siempre solos,
pero siempre acompañados
de la luna
de este cielo
del amor
de las palabras...
More from me anon..., just wait and behold the great pretender as he unfolds his mighty cloak of words...