¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

domingo, 20 de diciembre de 2009

CHRISTMAS IS ALL AROUND (O CASI)


NOTA 1: Qué, habéis visitado ya al payaso ese ácido y corrosivo del Cocoroto, menudo salvaje melenudo (es un decir, claro, que está calvo como una naranja calva). A este personaje lo conozco bien. He pasado tardes larguísimas con él, hablando de poesía (nunca nos poníamos de acuerdo), comiendo pinchos de tortilla y bebiéndonos hasta el agua de las peceras más infectas. Y la verdad es que aunque me caiga fatal y ponga mi blog a caer de un guindo (creo que es por pura envidia, ya veis que patético homúnculo es ese tipejo) su Poetódromo tiene glamour chusquero y olor a fritanga poética y eso me parece bueno a la hora de acercar la poesía a la gente, “desmitificar, coño”, (como diría él), bajarla de las nubes a las trincheras, de la academia a la barra del bar (sí, amarilla entre amarillas, tu comparación fue muy adecuada). Vamos que yo lo pienso seguir, ¿y vosotros? Bueno, pues para facilitaros tal labor podéis ver que en supremo acto de generosidad he incluido en esta página un enlace directo al Poetódromo del Profesor Cocoroto que podéis encontrar en la parte superior derecha aunque si os da pereza acompañar el ratón con la muñeca para ir hasta allí, aquí os acerco un hipervínculo… http://profesorcocoroto.blogspot.com/. Así que ya sabéis, si todavía no habéis leído su primera lección de poesía sobre Roger Wolfe (uno de mis poetas favoritos, en eso coincido con él) podéis hacerlo ahora pero con las mismas os volvéis para acá y acabáis con mi entrada, ¿eh? Pues eso, al turrón…

NOTA 2: Durante el período navideño se cierra el chiringuito de Luna de Agosto (y también el Poetódromo), que es período de hacer otras cosas. Nos reencontraremos ya el domingo 10 de enero. Que descanséis, lindos.


Y bien…, de nuevo con vosotros, esta vez para compartir buenos deseos navideños. Lo cierto es que estoy pasando una etapa muy reflexiva y casi voy a evitar opinar sobre el fenómeno navideño, un tiempo que me agrada pero que tampoco me dice mucho. Sí, soy más fan de Papá Noel que de los Reyes, me gustan los árboles navideños, la mística anglosajona del muérdago y, en general, toda la estética británica de la Navidad, pero en general podría pasar perfectamente sin Navidades. Ahora bien, ya que están aquí, que sean bienvenidas. Por lo tanto, voy a cerrar las entradas de este año en Luna de Agosto como mejor sé o, más apropiadamente, más me gusta, con un poema, un poema que escribí hace un par de años y que está incluido en el poemario que titulé Esto es lo que hay (2007), el mismo que lleva en la portada de fabricación casera que siempre hago, una foto maravillosa de la Estatua de la Libertad al anochecer hecha por Raquel (gran fotógrafa aficionada, por cierto, para los que no lo sepan).
Como el tema es “navideño” me vale y me sirve para desearos con tono divertido y sandunguero “FELICES FIESTAS”.


Muchísimas gracias a todos por irme siguiendo semanalmente y por leer al Cocoroto, que aunque me caiga falta tiene su punto el tío. El año que viene tendremos nuevos temas, secciones, fotos y a saber. Lo único cierto es lo que es ahora, lo que ha de venir, vendrá como tenga que venir y cuando tenga que venir.


Besos enormes para todos.


Enjoy the the poem…


LA INVASIÓN DE LOS PAPÁ NOEL COLGANTES


por FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA


Estas últimas Navidades
hemos podido observar boquiabiertos
cómo en nuestras ciudades unos sujetos colorados
con amplias posaderas, blancas barbas y níveas melenas,
buscaban colarse por los balcones de diversos edificios.
Sí, es lo que tienen las modas,
que, vendan lo que vendan,
en cuanto arrancan,
no hay ya cómo pararlas;
y a ver, no me entiendan mal,
que a mí la Navidad me gusta, sí señor,
y si es anglosajona, pues mira, tanto mejor,
que quisiera yo ganarme el dulce turrón
enseñando un idioma salvaje y peleón;
me gusta, pues, y me gusta mucho,
pero de eso a que en cada paseo
por las ciudades que más quiero
(dos o tres, acaso cuatro)
me tenga que tragar tanto papá Noel alpinista
y con el culo en pandereta
cual inmenso champiñón
florecido en la campiña
no hay un mundo sino dos.
Hoy, por ejemplo, hubiese deseado
tener guardado en mi zurrón
una escopeta de caza
para emprenderla a tiro limpio
con los tropecientos “Fathers Christmas”
(que así se les llama en Britania,
pues Santa Claus es invento americano
y, por cierto, se pronuncia “clos”),
amedrentarles con mis gritos de furioso hijo de algo,
llamarles de todo, así, en plena rúa,
chorizos, piltrafas, cacatúas,
escupirles si hace falta, tirarles piedras y aun estacas.
Es lo que tiene este fiestorro de la Blanca Navidad,
que, aunque digamos que no,
a uno, entre villancico y copa de cava,
entre indigestión de langostinos y panzada de roscón,
entre compras sin ningún pro y llenas de contras,
entre la familia del uno del otro e incluso la real,
entre los ritmos sandungueros y el Concierto de Año Nuevo,
le sale lo peor que dentro lleva
y se pone farruco, quejoso y fiero.
Y es que ustedes me dirán, estresados como andamos
y siendo consumidos al no parar de consumir,
corriendo de una tienda a otra,
ciegos de tanto polvorón y mazapán,
agotada ya toda energía nuestra,
nuestras tarjetas ya puro humo;
si es que eso va a ser,
no por nada lo dice la tele,
la verdadera felicidad,
dejarnos la piel y la cartera,
olvidarnos del amor que nada pide,
del amor que ya es en sí el regalo,
olvidarnos de la amistad,
podrida quedó cuando vendimos el sol
por una casita en la playa
a alguna deidad loca y ebria de poder y de maldad,
vendimos el alma,
vendimos el mismo centro del corazón
para comprar los regalos oscuros
silentes y tenebrosos
que el pibe este de las barbas viene a traernos ahora
así, intempestivamente, como un vulgar ladrón,
colándose de mala manera por la terraza del salón.

Y bueno, quién soy yo para juzgar tales cosas,
yo, el menos indicado, rey y además negro,
negro de bote, oscuro monarca,
tan negro como mi futuro,
porque a ver qué demonios hago yo
aquí, en Hipercor, Julián Vargas de nombre,
hijo de padres humildes y filólogo en paro pelón,
un primor, vamos, un rey mago postmoderno,
un reflejo, una quimera de la X
[1] generación,
intentando recrear un viejo mito
y creando tan sólo una ilusión.
Quizás esta noche, cuando me tome un par de copas,
me anime y me encarame a alguna farola
para quemarle el pandero al primer barbudo que vea,
quizás les sirva de lección a los demás
y se planteen, así, en comitiva,
llamar a Rudolf de nuevo para que venga a recogerlos
y volver a su casa corriendo.
Rudolf… ese sí que es un buen tipo,
un reno con roja nariz,
colega mío, eso está claro,
un silente perdedor
que, como todo quisqui
estos días de diciembre,
encuentra su momento de gloria
como estos muchachotes
de la provincia de Soria
que salen en el telediario
por haber ganado el premio gordo
y que, a ver si no lo haríamos todos,
saltan y cantan y vuelven a cantar
sin preocuparse por esta terrible plaga,
la terrible maldición de los Papá Noel colgantes
que nos vienen a invadir
sin que nosotros,
pobres mortales,
tengamos ya dónde ir.

Eso sí,
no me malinterpreten, no,
que lo mejor del año para mí
es la Navidad y su festín,
que lo que no me mola nada
es el verano y la playa
así que venga un buen villancico
y otra botella de cava,
que a esta invito yo,
que humilde soy,
es cierto,
pero tacaño, pues no.


[1] Se ha de pronunciar a la manera inglesa /eks/, que si no se va a la porra el ritmo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

CET OBSCUR OBJET DU DÉSIR

Hay días en que te levantas y todo está de vuelta.

Hay días en que no te has levantado todavía y ya sabes que todo está roto en pedazos, incluso tu corazón.

Hay días de deseo oscuro,

los hay de oscuros deseos

y también los hay deseados y oscuros.


Hoy es un día sin presencia. Es un disparo a boca de jarro, un mamporro en to los morros. Y yo, qué quieres que te diga. Qué demonios quiere que exprese hoy que me he levantado sin labios. Los dedos me cuelgan inertes de estas manos ajadas por el sueño. Y no soy yo. Además no soy yo. Si pudiera ser un hijo tenebroso del palpitar, acaso abriría la mañana con gritos de dolor.

Pero hoy no hay luz,
no hay esperanza.

Hoy no existe el perdón.


Y claro, así, con esta pinta de cowboy derribado a patadas, con esta jeta de simio infame y degradado, me levanto y voy a la cocina, me bebo una cerveza, me tumbo en el salón y me dispongo a devorarme lentamente, para que duela más.

Empezaré por mis propios ojos
que me hicieron ver la belleza del mundo
para después robarme la razón
con toda la inmundicia
que me quedaba por ver.

Acaso seguiré por mis entrañas,
una a una,
de forma programática
y sin dejarme nada.

El cerebro me lo comeré
con placer,
nunca me sirvió
para nada.

Después de que llegue al vacío
me reiré con risa de loco
o enloqueceré a través de la risa,
no lo sé,
da lo mismo,
todo importa una mierda ahora,
todo es un vórtice oscuro
de deseo,
el objeto del deseo se hace frío
y roba mi única salida de la guarida del mal.

Sus ojos, su corazón,
su inocencia blanca y divina…


Ah, hermano,
pero todo está roto,
todo gime y todo se desvanece
ante estos ojos
que ya no tengo,
que he querido perder.

Hay veces que la escritura
duele tanto que cada letra
te arranca un pedazo de ti,
pero eso está bien,
y hay que celebrarlo
con un profundo deseo de la oscuridad
hacia donde debes dejarte llevar.

Esto es lo que hay hoy en la luna de agosto,
¿te extraña ver tanta impiedad?
Esto es parte del abismo de la vida,
del amor y la alegría,
es algo que celebrar,
la noche oscura y tenebrosa
que nos roba la razón
y nos convierte en pulpa machada,
en vómito y excremento incrustado en las arterias,
en el fuego redentor y la voz de las quimeras.


Hoy la luna de agosto se escupe y se tritura,
se pasa a si misma por la piedra,
se canta y se grita y se odia,
se ama, se pierde, se cura,
se arranca una a una sus máscaras,
para quedarse en nada más que la nada
o quizás en menos.

Oscuro palpitar,
eres tú mi oscuro palpitar,
eres tú mi objeto de deseo oscuro,
eres tú, eres tú, eres tú.
Pero yo no puedo ir más lejos
de lo que me dejan estos muros,
no puedo romper las cadenas,
hay guardias en todas partes
a punto de disparar,
yo no puedo, no puedo, no puedo.
Oscuro palpitar,
infame y ciego y mudo.
Déjame ir
ahora que todavía tengo fuerzas,
déjame volver al mundo…

No lo olvidéis, hermanos,
este faro de luna
infligido de luz divina
tiene también su dosis
de extática agonía
para poder ser lo que siempre
quiso ser,
un puerto de amor y harmonía,
un lugar para poder vibrar,
donde todo lo que hay
es consciencia.


Esto no está escrito en verso

o en prosa

o en nada que tú o yo conozcamos,

esto es simplemente escritura

nada

más

y hasta eso,

creo,

no es cierto…

al fin y al cabo

esto no es otra cosa que

mi oscuro objeto de deseo

tú, no lo niegues,

veo a través de ti,

tienes también el tuyo…

¿me lo quieres contar?


pd. Hay días en que uno no escribe lo que quiere (tenía otro tema preparado, los cuentos de hadas, pero lo habré de dejar para más adelante) sino lo que tiene que escribir. Es como si uno quisiera ir al punto X pero sus pies decidieran llevarlo a Y, y ahí, amigos, no hay razones que valgan. Uno ha de dejarse llevar por la escritura, con valentía y humildad a la vez, con los ojos y oidos abiertos para aprender del viaje. Este ha sido el caso, lo que muestra hoy Luna de Agosto es un ejemplo de creación a través de mi cuerpo..., al levantarme no podía quitarme de la cabeza las palabras en francés del título (y lo cierto es que hace mucho que no he vuelto a ver la película de Buñuel) y al sentarme a escribir he entrado en modo "no controlo lo que escribo, ni falta que hace". Pero hay que ser sincero, tanto en la escritura como en la vida, hay que ser íntegro y dar cabida a la belleza y a la atrocidad, al fin y al cabo, son una y la misma, es nuestra "incarnación" humana la que delimita y divide y sintetiza y evalúa..., whatever. Y el próximo domingo como tema, I promise, La Navidad..., que siempre me ha gustado celebrar las fiestas y las no-fiestas.


Hermanos del alma,
profundamente beso vuestras frentes
con estos labios que estreno
al haberlos por fin recuperado.


Besos, pues, para todos,
mi amor es el vuestro,
sólo que con otras formas.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

PASIÓN DE POESÍA (y 3): Bibliografía poética y poema sobre La Kundalini

De nuevo un miércoles poético, y es que ahora que nos vamos poniendo navideños quiero seguir con mi campaña propoética, por decirlo de alguna manera, aunque desde la semana que viene tendré a un viejo amigo en la red que se encargará de hacer lo mismo con un espacio propio para comentar diversos autores y poesías.

Hoy me apetecía estar con vosotros, queridos amigos, para celebrar que por alguna divina conjunción estelar estoy pasando un profundo renacimiento creador. Como ya os he comentado, durante los últimos años, especialmente durante los dos últimos, mi energía poética ha discurrido de forma densa por mi intestino (de donde salen algunos de mis mejores poemas); como resultado, feliz era el año en que podía ver acabadas una veintena de nuevas composiciones; afortunadamente esto ha ido cambiando desde septiembre. De hecho, la semana pasada pude componer, en una misma sesión, 7 poemas para el nuevo poemario. Para dar las gracias al universo, quiero hacer en este post una breve descripción de mi “bibliografía sin publicar” y, cómo no, compartir un nuevo poema con vosotros.

Vamos allá con mi obra.

En 2002 decidí recopilar en volumen unitario toda mi poesía hasta entonces, a partir de ahí he ido recogiendo todos mis escritos en poemarios. En resumen, mi obra queda como sigue:

BIBLIOGRAFÍA POÉTICA DE FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

1) Poemas escocidos 1996-2002 (2002, sin publicar).

2) Pedazos de cielo y sombras más amargas (2002, sin publicar).
3) En una selva oscura (2003, sin publicar).
4) “Mi último poema de amor” y otros poemas también de amor (o casi) (2003, sin publicar).
5) Esperando al Gordo Flanagan y otros poemas (2004, sin publicar).
6) Paisajes interiores (6 sonetos narrativos y dos topografías de la mente) (2005, sin publicar).
7) 12 + 1 y “Serious Light Verses” (2005, sin publicar).
8) Con Raquel García Sanz: Fadsaf Selrigye (o algo así) (2005, sin publicar).
9) Esto es lo que hay (2007, sin publicar).
10) Con el alma en verso (Título provisional. En preparación, previsto para enero 2010).


Como veis, todo está sin publicar y solamente existen copias en nuestra casa, así como en las de familiares y algún amigo. La verdad es que para mí, cada obra tiene sentido tal y como se compuso en su momento. A su manera, son poemarios muy distintos, en cuyas páginas exploro distintas voces, formas y texturas, pero sobre todo exploro a través de los versos todos aquellos mundos exteriores e interiores que me interesan o han interesado en su momento.
En esta nueva etapa de mi vida, como os he ido contando, tengo dos proyectos en mente en lo que se refiere a mi poesía: 1) terminar mi último libro de poemas y 2) encontrar editor para un volumen recopilatorio de lo que he ido escribiendo. El primero se acerca a su final por lo que podré dedicarme con mayor ahínco al segundo después de las Navidades, y sé que este será todo un desafío ante la actual situación de la poesía, pues no abundan ni lectores ni compradores (de ahí mi campaña ahora y todos estos años en la universidad, intentando animar a compañeros y alumnos por igual).

Y bien, os dejo, que tengo que atender a la musa que ahora me reprende por no estar dándole a los versos, pero aquí deposito en vuestra compañía uno de mis últimos poemas. Es uno de los que escribí casi en trance la semana pasada, así que lleva muy poco tiempo viviendo en nuestro mundo, es jovencito, leedlo con cariño que aunque no lo parece es tímido y sólo quiere ser vuestro amiguito.
Los versos, amados hermanos, tienen vida propia, no lo olvidéis. No sólo producen sentimientos en los lectores, ellos son asimismo sentimientos y palpitan con su propio corazón tanto en la página como en la pantalla del ordenador.

Besos para todos y versos para todos también.

EL DESPERTAR DE LA KUNDALINI

por FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

La gran Serpiente Cósmica
ha llegado
a este centro
de oscuro dolor
y emerge
en su gloria arrebatadora.

Volviendo a nacer
en la Serpiente de Poder
todo acaba y empieza
sin transición.


Soy y no soy.
Me oculto en su mirada
que devora cada recuerdo
dejándome sin morada alguna
en este mundo,
haciéndome rey
y mendigo a la vez,
olvidando todo lo aprendido
para poder empezar
a ser lo que siempre había sido

sin que lo supiera expresar.

jueves, 3 de diciembre de 2009

BREVE TRATADO SOBRE EL VIVIR CON MÁS GLORIA QUE PENA (Para todos los alumnos que han frecuentado mis enseñanzas, por todo lo que me han enseñado)


Cierra los ojos, amado hermano, y abre tu corazón. No temas ya nada, no ansíes otra cosa que este fugaz momento que nadie te puede arrebatar, descansa tu cabeza en esta hierba divina y deja de luchar con tu pasado. Eres lo que siempre has sido, antes siquiera de nacer a este mundo que consideras tu única realidad; serás siempre lo que estás siendo, mucho después de morir a este cuerpo que consideras real. Permite que te acaricie lentamente, que bese tus párpados con el frescor de la mañana, que recorra tus arterias con las sombras silenciosas del amor furtivo, que te acompañe adonde quiera que vayas, que te dé todo sin pedir nada a cambio.

Dime, amigo del alma, qué sientes, qué hay ahora que no hubiera antes o que habrá de haber más tarde. Pon tu mano en el pecho y maravíllate del palpitar de tu corazón, baja a tus entrañas y emociónate con el calor infinito del centro vital que compartes con el universo. Ay, olvida esos dolores dándoselos a la fuerza que todo lo acoge y lo transforma en amor y entendimiento.

Déjalo ir, amado mío, cede ahora y entra en el reino donde el uno es todos al ser ninguno, abre por fin la puerta de tu casa ahora que ya tienes la llave. Y date cuenta de que siempre habías estado aquí, sólo que no podías saberlo.


Sabes que es cierto.

Sabes que te amo.

Y sabes que no podría ser de otro modo.

Somos amor y silencio,

somos paz y alegría,

somos el viento y el agua,


y nada,


nada de nada,


puede darnos algo

que nos haga mejores

o más felices.

(Francisco José Francisco Carrera, El silencio de tu mirada, Obra en preparación, título provisional)


1) Sobre los objetos y las cosas.

Las cosas son realidades objetuales que pueblan nuestro espacio físico (en modo alguno el mental o el espiritual, que son, sobre todo el último, los que de verdad importan). Son, por ende, meras posesiones, extensiones de nuestro yo corpóreo y por tanto limitadas al mundo material. Bien, aceptando esto hemos de afirmar que, al fin y al cabo, las cosas no son esenciales, son instrumentos para conseguir otras cosas o alcanzar otros fines, sí, pero ahí termina su función. Por lo mismo, hemos de servirnos de ellas, nunca estar a su servicio. El buen juicio nos dictará su uso y conservación, nuestro apego a ellas ha de ser coherente, nunca ilimitado.
Las personas, sin embargo, son importantes y hemos de acercarnos a ellas con mayor cuidado. Si nos equivocamos al elegir un microondas, tan sólo habrá que cambiarlo por otro, incluso si no elegimos la casa de nuestra vida (nosotros mismos somos las casas de nuestras vidas) tan sólo tendremos que venderla (sí, rollo de papeleo y eso, pero nada que no se pueda hacer en un momento u otro). Pero, ay, si nos equivocamos eligiendo a las personas, o si deterioramos el cuidado de las que valen la pena, entonces estamos minando nuestra propia felicidad. La más bella casa, las más bellas posesiones no lucen si nuestro mundo personal y las personas que queremos no son bellas por dentro (esto es, si no están llenas de luz). La armonía nace de nosotros, de nuestro interior, y se expande al universo que nos rodea, no al revés. La energía que manifestamos puede provenir, en las etapas primeras de nuestra iluminación, en muchos casos de las personas con las que nos rodeamos.

2) Trabajo, dinero y relaciones humanas.

Trabajar es importante ya que da dinero y nos ayuda a realizarnos, esto es cierto, sin embargo lo más importante del asunto no es tener un trabajo fijo o dejar de tenerlo, lo que cuenta es amar lo que se hace o hacer lo que se ama. Lo importante radica en residir profundamente en el momento y desde ahí dejar que todo lo demás se despliegue y materialice como tenga a bien hacerlo. El dinero es importante, sí, en este mundo material, para “hacernos” más cómodas según qué cosas, pero es a su vez es algo que no nos da en modo alguno un instante de felicidad. Somos la felicidad misma y por ello no se nos puede dar por algo externo. El placer, por cierto, no ha de ser confundido con la felicidad inmóvil de la luz que llevamos dentro y que nos hace humanos y divinos al mismo tiempo. Además, es obvio que tener mucho dinero no es intrínsicamente "mejor" que tener poco, lo esencial aquí es aceptar y amar lo que hay y no depender de lo que no hay. Esto es, vivir el momento de la manera más presente y profunda posible. Un billete de 50 euros es, cuantivamente, más que uno de 5, pero, en el fondo, ninguno de los dos es mejor que el otro, son, simplemente, cantidades distintas. Hay personas felices ganando 1000 euros y hay otras profundamente insatisfechas con ingresos de 3.000, está claro que las cantidades son eso, nada más que cantidades. Como tales hemos de quererlas en su manifestación formal y física, como tales hemos de entenderlas.
En cualquier caso, mejor que el mejor trabajo, más rico que la mayor riqueza monetaria, es el poder amarnos a nosotros mismos y a partir de ahí amar a todos los que nos rodean. El traer abundancia de espíritu y de amor al otro implica abundar en las riquezas del alma y el corazón, meta última de nuestro peregrinar por la tierra. Aquel que ha visto un cielo infinito lleno de estrellas contemplando los ojos de las personas amadas en una tarde de domingo, lenta y perezosa en su despliegue, sabe bien a qué me refiero. En cualquier caso, lo esencial aquí es partir de un amor profundo a uno mismo para reconocer en nuestro interior que a la vez somos todos y ninguno, que llevamos en nuestro corazón cada una de las tristezas y alegrías de nuestros hermanos en el universo. Tampoco habremos de depender de las otras personas o de su amor, no es necesario, lo único que siempre gira y es cierto es el centro inmóvil de la belleza profunda que nos hace iguales en nuestra diferencia.

3) Regalos de la vida.

Cuando hemos tenido suerte y hemos disfrutado, al menos por un minuto, de ese sentimiento de no estar solos sobre la tierra, podremos decir que hemos aprendido a reconocer la verdadera felicidad, y es que siempre podremos volver a ese momento de luz, y la luz será tan intensa que, no importa cuán fuertes sean las sombras, iluminará nuestra vida.
El mejor regalo de nuestra existencia es la luz, por ello la buscamos fuera olvidando a veces que la llevamos dentro.

Prometeo no se equivocó en su regalo a los hombres.

4) Tres ángeles:

(Para MariPaz, angélica presencia en mi vida desde mi niñez: sabes que compartimos una misma llama y que tú me enseñaste a encender con ella un cielo estrellado y la luz de la compasión)

a) El ángel del amor todo lo llena y da plenitud a la vida.
b) El ángel de la paz interior nos hace uno con el mundo.
c) El ángel jubiloso nace en nuestro estómago y sube con premura a la cabeza para hacernos más sensibles a la belleza del universo que nosotros también compartimos.

Coda: Música de las esferas.

Todo lo que nos rodea es la música, desde el llanto del niño al nacer hasta los lamentos (llantos de nuevo, nuestra vida se inicia con lágrimas y concluye de la misma manera) que acompañan el viaje hacia la otra orilla. La música del mundo es la misma que hacen nuestros espíritus al contemplar y entender lo único importante de la vida, su misma clave y esencia: el saber que el saber no importa tanto como el reconocer lo ya conocido aunque olvidado. Esa es la única verdad que importa.

Eres música, hermano,

como yo lo soy,

como todos y como todo.

Calla y escucha esta música
que nos lleva lejos y cerca a la vez.



Somos música y a la vez el silencio entre la música.

Somos el verbo hecho carne y el espacio hecho oquedad,

somos humanos y divinos en nuestra fragilidad,

hemos venido sin nada que importe

y con lo que importa más,

estas manos, estos ojos, este sincero corazón,

quédate en este segundo eterno

y siéntete en casa dondequiera que estés,

pues, al fin y al cabo,

no hay ni hubo nunca

ningún otro lugar

donde pudieras estar.


(Francisco José Francisco Carrera, El silencio de tu mirada, Obra en preparación, título provisional).




miércoles, 2 de diciembre de 2009

PASIÓN DE POESÍA (Y 2): Algún poema en inglés de un pasado en blanco y negro que hoy coloreo con amor.



Una de las cosas que más me halagó mis últimos días en la E. U. de Educación fue ver cómo muchos de mis alumnos y exalumnos al comentarles que iba a intentar publicar mis poemas afirmaban “estarán escritos en inglés, ¿verdad?” Y digo que me halagó porque entendí que había conseguido transmitirles mi yo anglófono de forma tan profunda que ellos mismos proyectaban en mí el “anglófilo” que, por otra parte, soy. Y lo cierto es que no se equivocaban del todo, como ya os comentaba el domingo, mi particular enamoramiento con la poesía se inició en inglés y se concretó de verdad en Inglaterra. Con todo, quiero aprovechar este rato del miércoles para varias cosas. Así que, como decía Jack el Destripador, “vayamos por partes”.

i Prehistoria

Sí, como todo adolescente escribí versos (que no poemas), sobre todo cuando las chicas de las que me enamoraba no me hacían ni puñetero caso, que venía siendo lo habitual por mucho empeño que le pusiera. Y es que fui muchacho de pocas novias…, pero no porque no lo intentará que yo era persistente. En un poema que escribí hace cinco años (titulado “Mi último poema de amor” en mi poemario “Mi último poema de amor” y otros poemas de amor (o casi) de 2004, sin publicar) rememoraba algunos de los sábados por la tarde en que mi amigo David y yo nos “maqueábamos” para ir de ligue a la Perindola (una de las discotecas de moda en el Valladolid de mi adolescencia) y cómo, durante los agarrados, mi amigo y yo nos poníamos a piñón fijo a “pedir bailar” a todas las doncellas que aleteaban alrededor de la pista de baile. “Quieres bailar”, “no”, “quieres bailar”, “no”… y así hasta, puff, no sé, vagamente creo que el record de noes estaba en la treintena (sí, ya os digo que éramos persistentes y mi corazón, por aquel entonces, aguantaba mucho antes de romperse, aunque siempre acababa roto y recurriendo al alcohol para que la noche no fuera tan nefasta o, la verdad, para olvidar lo nefasta que estaba siendo). Pero claro, tenía que ser así, al menos para escribir el poema del que os hablo, ahora ya no duele, ahora el recuerdo da paz y amor, entender que tenía que ser lo que fue para que ahora sea lo que está siendo este mismo minuto, aquí, con vosotros de nuevo. Todo tiene un porqué, ¿verdad? Y así, entre ensoñación y negativa, entre nuevo enamoramiento de compañera de clase y eso, de vez en cuando escribía el típico poema de amor no correspondido. Y es que, de alguna manera, la poesía siempre se inicia en la adolescencia, en ese período tan movido en el que aprendemos a encontrar nuevas maneras para gestionar nuestras emociones (y es que aunque no lo consiguiéramos, al menos lo intentábamos). Es ese torbellino hormonal y emocional un buen caldo de cultivo para que la poesía llegue a nuestras vidas…, lo que pasa es que los planes de estudios nos acercan a la poesía con un visión ñoña, fría, obligatoria y pelín peñazo, qué le vamos a hacer, así que huimos de ella a toda prisa y luego no volvemos a visitarla durante nuestra edad adulta, seguros ya en el reino de la prosa literaria y la ficción cinematográfica y televisiva.

ii Primer intento de verdad de verdad.

Pero mis primeros pasos hacia una “verdadera poesía” se iban a dar durante mi año Erasmus en Dublín y, sobre todo, durante un viaje iniciático que me llevó primero a estudiar poesía en inglés en Escocia para después a continuar periplo hasta Suiza. Dublín me dio muchas cosas, amigos, amores, conocimientos, sufrimientos, tantas y tantas cosas. Lo cierto es que fue una época muy pero que muy intensa. De todo ello tres cosas me marcaron profundamente: 1) mi estructura cerebral lingüística desarrolló su “lado” inglés, 2) empecé a escribir poemas en inglés y 3) me enamoré de Sabine, una estudiante erasmus suiza que estudiaba medicina (desde aquí un recuerdo para ella, pues fue una mujer maravillosa a la que quise mucho, eso es cierto, pero aquello era, de nuevo, una etapa necesaria de la que aprender tantas cosas para ir hacia otra parte y otras experiencias que el tiempo mostraría que iban a ser Soria, la enseñanza universitaria y el amor de mi vida, Raquel). Lo cierto es que el conocer a Sabine removió muchas cosas en mí, algo que, como ya os he dicho, se manifestaría sobre todo durante el largo viaje que hice desde Edimburgo a Ginebra para verla. Durante un maravilloso mes de agosto no hice otra cosa que leer y estudiar poemas en la Universidad de Edimburgo para después, ebrio de lírica y romanticismo, marcharme a esa joya de país que es Suiza con la intención de pasar allí una temporada con Sabine viajando de ciudad en ciudad. Tengo ante mí un cuadernillo fechado en 1996 (y que me costó, el precio sigue en la contracubierta, 2,25 francos suizos) donde recojo algunos de mis primeros poemas adultos, todos ellos están en inglés y todos ellos son malísimos, pero también eran necesarios, por eso los quiero tanto. La gran mayoría fueron escritos durante mis innumerables cafés tomados en las distintas ciudades Suizas que iba visitando, lugares llenos de encanto como Neuchâtel, Fribourgh, Basel, Berna, por mencionar unos pocos… Son malos, los poemas, digo, y no merece la pena compartirlos, pero, claro, a mí me emocionan. Está este tiempo ya tan lejano que siento como si lo hubiese vivido otra persona (lo cierto es que a su manera los vivió otra persona, ¿verdad?). Además, a pesar de moverme con soltura en el idioma inglés, todavía necesitaba mi año de formación en Oxford para sentir que era verdaderamente parte de mí. Comparto con vosotros un par de textos para que podáis ver la bisoñez de los mismos…

SHADOWS

Light is gone.
Your Light is fading.
But the magic is still here.
If I were a magician
I would find a way out.

I can see shadows in your eyes
I can see pain.
Tears are in mine.

A night walk, a silent kiss
Just shadows all around us.

Y bueno, como digo, esta etapa era necesaria…

SNAPSHOT

In a barren land I live
A life which is not mine
And never was

In a desert land I dwell
A lonely cottage in a rock
But never stood

Tired I return from the woods
Where I got some relief
Now the shadow’s back
Sorry, but I cannot believe


iii Oxford Poems.

Y bien, aquí estamos, ya en Oxford, dando clases de español (y de francés y de alemán y de mates…, de lo que se terciara, vamos) en dos institutos y leyendo poesía como si “there would be no tomorrow”. Aquí mis poemas van con paso más firme, juegan mucho con las sonoridades inglesas y, a su manera, se conforman como ejercicios de estilo para demostrarme hasta qué punto puedo “dominar” mi nuevo idioma. A mí, chicos, me dolió mucho el mundo durante mi año de Oxford, nunca, diría, he llorado tanto como durante los 9 meses que pasé allí. Por muchos motivos que ahora no vienen al caso, pero a través de mis lecturas de poesía (y pasé mi tiempo no lectivo haciendo una de estas tres cosas: 1) viendo pelis en un cineclub cercano a donde vivía y donde las butacas tapizadas en rojo siempre olían a fish and chips, 2) caminando sin rumbo, a cualquier hora del día o de la noche, buscando quizá a mi doble para preguntarle por el sentido de mi/nuestra vida y 3) sí, por supuesto, leyendo poesía en inglés) fue entrando en una zona crepuscular llena de desesperación y hastío que tenía que habitar para poder seguir mi camino. Aquí aparece en mi vida la poesía como instrumento terapéutico. Ciertamente, el muchacho que fue a Oxford volvió muy cambiado antes de empezar su etapa Soriana, ninguno de los dos es el que ahora escribe estas líneas, el que escribe estas líneas es ambos y ninguno, es tan sólo el vacío de un alma que ha aprendido a dejar de ser ella misma al ser todos y ninguno.

Y volviendo a los poemas que escribí durante esta etapa, no me es fácil elegir cuáles compartir, pero ya que me he propuesto hacerlo hay van un par, con un par…

THE KINGDOM OF THE SAD

BY FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

I know it’s crap..., not that it tried to be something else, chap.


The story about to unfold
Is the pilgrimage of a thousand souls
Some of them in black-and-decker,
A few with a limp, a few with a stomp,
Two or three with hideous hunching backs
But most of them obscure and divine.

It is the tale of a snail
(Very long, it never ends!)
Which was so very weird and extremely bizarre
It almost seemed unreal,
And how it came to be called
Starry Snail né Zardoff Le Guitar.

Yes, my dear friend,
Dear chap, my fiendish foe,
(Don’t mind it on the whole)
It is also the tale of a cake in the sky
And how it was to blow up my very life
Was it not for a sudden leak of a fountain pen
And the rapture of the hat sublime.

The story, as well, of our dangerous meeting
In the dreams of another (where’s the blood? Lost in Paradise?)
And the fields of Iowa (where’s the whore? Gone to share my bed, I hope.)
Catching tigers blue in weather green
and the theft of a rainbow under a twilight herd.
(Water my adenoids, you devil, and cavil at my feet with no remorse!)

Now it’s your time to bleed for me, chap, I already bled for you once.



INVOCATION

BY FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA


From policy to felony and fear
From litany to heresy to fire
From villainy to tyranny to war
From tyranny to dynasty to shame
(James Fenton)


i

From happiness to holiness and sadness
From darkness to loneliness and death
From bitterness to wilderness and else
And from my mouth to your guts
From your breath to my sex
From my south to your lips
I pray for the rain to fall
I dance with the night and fight
I shriek with the pain and shout
I rise with the dawn and die

From desolation to desecration and doom
From desperation to damnation and tombs
From inspiration to isolation and beyond
And from my sword to your sheath
From your blood to my veins
From your threat to my throat
I say you should never come home
I dream of your palpitating heart
I ask for your flowing to start
Crying with tears of stone


ii

From the void and the ice of an age
From the soil and the mice in the cage
From the toil of the man in the moon
From the earth, the land and the sky
The animals, the stars and the rivers
The oceans, the crags, the rocks on my back
The planets, the peanuts and the socks on my feet
The timber, the cinders and the cynic cylinders




From the sparks of a bark in a park
From the birth of a berth in the hearth
From the curd of a bird in a peak
I ask for given forgiveness
I cry for worthy words of worth
I wait for white fire and weeping wounds
I write for a rite on my right
From the cradle of my son in the sun
From the trades of my heir in the air
From the voice of my choice in the moist
You look amazed for a haze
You belch noisily for a pint
You order politely for a fuck
You stare astonished in a frock


iii

And I
Pay up the round
And you
Smile again
And he
Gives back a pound,
Just the change for a change,
And we
Turn our hands to the knob of the door in the floor...

To breath the breeze of the cheese
To chew the chains of the chicks
To wank on the way back to Wales
To fill the feel of the foil
To strange the range of the lounge
To splash the ash on my face
To raise the rays on your eyes
To say I stay in the dirt
To flirt in a shirt and a skirt
To chunk a baby-doll with a wave
To shave a-live of a cave
To shrink a shrimp in a shrill shrine
To show a shore in a shoot
To lollop a lollipop in a plumb plop

To coin a popcorn in a barn
To pin a pane in a pip
To sow a seed in a site
To ask for a flask and a throne
iv

You smile, yes, you smile endlessly
And I’m still searching for reasons,
Still in never-ending darkness
And confusion.
Despite all the rhymes and alliterations,
Consonances, asonances,
And other rhetorical devices,
Despite colourful words, verbs,
And gay images
Full with technical blunders,
I cannot but expect
The poem to be exact,
Let it do the talking
And my voice be silent,
My pen overflowing
Blank pages and
Sleepless nights.


v

The Last Dance

Dance, dance, the dazing dance in a trance
Sing, sing, this dizzying song in a swing
Jump, jump, the whole hole in a roll
Die, die, the death of a rat in a trap
the death of a rat in a trap
the death of a rat in a trap


Como veis, andaba buscando un estilo “tántrico” como para convocar una puerta que me permitiera ir más allá de nuestra “aparente” realidad. A su manera la encontré. De hecho, el segundo poema lo he leído varias veces durante los seminarios sobre literatura y educación que he impartido estos últimos años en Irlanda, Grecia o Alemania, por ejemplo, con distintos reacciones entre los asistentes. Acaso el que más recuerdo se dio en Grecia donde los alumnos se levantaron para acompañar mi lectura con diversos sonidos rítmicos, desde palmadas a pisotones. Todo una performance con carácter liberador, really.

Y bueno, que este post empieza a ser, y sí, como suelen ser mis posts, muy largo (aunque todos estaremos de acuerdo en que el tamaño no importa). He de reconocer que aunque mis poemas son la gran mayoría en español, sigo escribiendo en inglés de vez en cuando. Como muestra de uno de esos poemillas que de vez en cuando compongo aquí os dejo con, y por fin me despido, Forever and a Day.
Como al final veo que me estoy dejando algunas cosas en el tintero, el próximo miércoles volveré a hablar de mi poesía. Un beso enorme para todos.


FOREVER AND A DAY


If anybody comes around
And asks me how I know
That my love for you
Is going to last forever,
I think for a minute or two
And reply at last that
I obviously don’t know that much
But that the only thing I know for sure
Is that my heart
Every night since I saw your eyes
Whispers quietly in my ears:

“You’ll love her,
Pal,
And that’s a fact,
You’ll definitely love her
Forever
And a day”

And I’m glad
To hear that
And to know
my heart is yours.

domingo, 29 de noviembre de 2009

PASIÓN DE POESÍA - Un primer acercamiento a mi mundo de versos



Dedicado a todos mis amigos y excompañeros de la Universidad de Valladolid del Campus de Soria, en especial a todos los que me ofrecieron su compañía el jueves en tan maravillosa comida y los que, por diversos motivos, quisieron pero no pudieron estar: vuestra luz, lindísimos míos, sigue presente en mi regazo y me llena de sueños salinos y fragancias casi olvidadas. Chicos, va por vosotros, por todo lo que hemos vivido juntos y por todo lo que nos queda por vivir.

El invitado está dentro de ti, y también dentro de mí;
sabes que el germen está oculto en la semilla.
Todos luchamos; ninguno ha llegado lejos.
Abandona tu arrogancia y observa tu interior.

El cielo azul se extiende cada vez más lejos.
Desaparece la sensación cotidiana de fracaso,
el daño que me he hecho se desvanece
un millón de soles se presentan con su luz
cuando me asiento con entereza en este mundo.
(Kabir, El libro de Kabir)



Hoy voy a hablar sobre Poesía. Sí, por fin. Y es que ya sabéis que no podía alejar en el tiempo este momento. Respiro poesía, como poesía, vivo en poesía (o lo intento), procuro que sea mi lengua nativa cada vez que puedo superar la prosa de cada día… Por fin, sí, amigos míos, voy a contaros un poquito sobre mi relación con el verso porque la mayoría de vosotros me habéis conocido ya como un hombre herido de amor por cualquier poema que cayera en mis manos. Hablar de poesía, ah, qué maravilla, pero me temo que esto, aunque en todo grado placentero, se me antoja muy pero que muy complicado. Principalmente por un motivo. En mí se juntan el lector de poesía, el crítico literario y el poeta, así que tengo un cacao que pa qué. Creo que, por tanto, al menos este domingo, habré de eliminar a algunas de mis personas (en su sentido etimológico de máscaras, de ahí, obviamente el dramatis personae del teatro). Primero me deshago del lector. Y esto es harto difícil para mí, porque escinde mi alma de forma brusca y dolorosa. Creo que he leído mucha más poesía que prosa (y, believe me, he leído mucha, muchísima prosa, es uno de mis tres grandes vicios reconocidos, los otros dos los he de mantener callados por el momento para no alejar a seres tan bellos como vosotros, tan llenos de luz, tan plenos de amor...), principalmente en inglés, español y francés.

He procurado acercarme a diversas literaturas cada vez que he tenido la oportunidad y bien sabéis muchos de mi amor por la poesía persa, china y japonesa, por ejemplo (sobre todo aquellos que han estudiado conmigo literatura inglesa y norteamericana, benditos todos y cada uno por aguantar la cascada de mis “rollitos orientalista” acerca de Haikai, Senryus, Tankas o más orientados hacia la filosofía como mis últimas disertaciones “off-topic” sobre el Zen, el Tao o el Advaita Vedanta).

Digamos que leer poesía mientras me tomo una taza de té un día de lluvia es uno de los placeres más profundos que he experimentado en esta vida. Es algo que me ha fascinado tanto como contemplar largamente y sin prisa alguna la profundidad oceánica que se manifiesta en los ojos de mi mujer en las tardes de estío o abrazar a mi perro en invierno y sentir su cálido corazón palpitando y diciendo que me quiere porque sí, simplemente, por estar ahí. Son todas estas experiencias muestras claras de totalidad, sin matices, que se convierten en un acercamiento a la divinidad sin filtro alguno; un dejar de ser para, en el vacío, abarcarlo todo al ceder cualquier muestra de personalidad concreta; un celebrar el empezar a ser al dejar de serlo. Es aprehender el nombre de la rosa. Es volver a fluir en y con el amor que nos rodea en todo momento.

Prosigo, pues, con mi striptease (o mejor aún, en castizo, despelote padre) particular (a ver, todos los menores de 18 tacos a la cama pero ya, que luego, si no, tendréis pesadillas). Ha llegado la hora de quitarme la máscara del crítico. Sabéis de todo el tiempo que le he dedicado a la crítica literaria como profesor universitario, pero mucho más le he dedicado como simple estudioso del tema. Mi tesina versaba sobre poesía inglesa y todo el trabajo que le eché a mi inconclusa tesis era más de lo mismo (hasta que el tema se agotó y me agotó y por eso tuve que dejarla antes de acabar con ella o de que ella acabara conmigo). He escrito y publicado sobre poesía, de lo cual me alegro, obviamente, pero tampoco creo que sea muy necesario para mí en este momento seguir trabajando esta “veta crítica”. Lo fue pero dejó de serlo. Fue lo que fue, ahora es lo que es. Lo que tenga que ser, acabará siendo.

Bien, y qué nos queda, amor mío, cuando vamos soltando lastre, cuando nos quedamos así, en pelotica picada, saltarina, sandunguera y alocada... Pues por ahora, al menos, nos queda el poeta.

Y por qué la poesía, por qué decido, pues, en un momento dado de mi vida empezar a escribir poemas. Por puro dolor, amigos míos, por pura desesperación de vivir o de morir, tanto da, por no caer en una profunda depresión o acaso en la locura ocre de la soledad en tierra extraña, quién sabe. O quizás por lo contrario. Por pura felicidad inconmensurable. Por querer apurar cada sorbo de la vida en cada respiración, en cada grito de alegría producido por celebrar la libertad prístina y primordial del que deja su patria para reconocer en cada calle de este mundo su casa. Quién sabe. Algo loco, lo sabéis también, lo estoy, siempre lo he estado, de hecho es esa locura la que me hace caminar entre los cuerdos sin volverme loco del todo.

Tendríamos que remontarnos a mi año como profesor de español en Oxford, una año tan maravilloso como triste. De hecho, puedo contaros cómo se pergeñó el primer poema que conservo y que tiene un algo que lo aleja de todo las cosas que había escrito hasta entonces y que, ciertamente, no valían para mucho. Como algunos sabéis, durante mis largas estancias en Inglaterra e Irlanda yo me aislaba completamente del español, evitaba a todo hispanohablante, hablaba poco con mis relaciones en España, y toda mi vida giraba en hacerme “más inglés” de una manera totalmente programática. Creo haberlo conseguido de modo tal que todavía siento esa presencia anglófona al levantarme, y no quiero que se marche, por supuesto. Agradezco al universo el que mi mujer sea también experta en inglés, porque hay días en que necesito comunicarme en ese idioma, necesito que rodee mi realidad física…, este es uno de los motivos por los que en breve crearé mi nuevo blog en inglés, para dar salida a ese torrente anglófilo que llevo dentro. Es a su manera un bilingüismo artificial, lo sé, pero que con el tiempo, y sobre todo con el amor, se ha convertido en natural en muchos sentidos y, sin duda, ha funcionado para mí. Tengo mi nombre inglés, mi pasado inglés, mi personalidad inglesa. Y claro, los primeros versos que se formaron en mi cabeza fueron, como no podía ser de otra manera, en inglés y, asimismo, mis primeros poemas fueron escritos en ese idioma. El próximo miércoles os pondré alguno, más por curiosidad que por otro motivo. Son ejercicios de estilo que muestran mi amor por la lengua inglesa. Pero a lo que iba, en el trayecto que hacía en autobús a uno de los institutos en que trabajaba, unos versos cadenciosos e hipnóticos se fueron formando, y yo no podía dejar de pensar en ellos, tenía que escribirlos para poder librarme de ellos. Tenía que cazar el poema. Ya. En ese mismo momento. Y así empezó todo…

Desde entonces he escrito 8 poemarios, todos ellos sin publicar. He ganado algún concurso local de poesía y poco más. Pero nada de eso es verdaderamente necesario. No escribo para que me lean los demás (aunque me encanta que me lean, es obvio), escribo por dos motivos: 1) no puedo dejar de hacerlo y 2) para poder leer ciertas cosas que necesito saber, aunque me las tenga que decir a mí mismo. Mi primer post del blog inglés hablará sobre el desdoblamiento de la personalidad, del uso de máscaras, de hablar con nosotros mismos sin ser nosotros mismos, espero que entonces mi “máscara” sepa aclararos este punto mejor que yo ahora.

Y es que no puede ser de otro modo en mí. Es cuestión de mi visión del Ars Poetica que me lleva y también me trae. Todo arte, creo, es hasta cierto punto un modo de expresión hedonística, el problema se nos presenta cuando es totalmente una expresión hedonística, entonces, de hecho, no es arte, no es nada que merezca la pena ser contado a otros. Puede ser valioso para uno mismo... y a veces ni siquiera eso. No sé. Sé que no soy exclusivamente poeta y sin embargo escribo poesía y hablo poesía como primera lengua. Mal que bien, escribo poesía desde hace algunos años y empiezo a entender cómo funciona..., no cómo funciona la poesía, eso nunca se consigue, pero he comenzado a entender cómo funciona mi poesía, cómo llega y cómo soy capaz de sujetarla al papel o a la pantalla del portátil, a veces tan sólo al corazón.

He escrito poemas en trenes, autobuses, aeropuertos, bares, durante clases en la universidad, en el baño, en la cocina, esperando a un amigo en la calle, en grandes almacenes, mientras cuidaba un examen o escuchaba una conferencia, en soledad y acompañado, hablando, riendo e incluso caminando, al caer la noche y empezar el día, en papel higiénico y billetes de metro, hasta escribí uno en una camiseta vieja. He funcionado por instinto e impulso durante muchos años, allí donde ella venía, allí le dedicaba toda mi atención. Al final, decidí “profesionalizar” un poco el asunto, y durante un año me puse como meta escribir un poema nuevo cada día, y lo cumplí. Ahora que estoy dedicando un poco más de tiempo a mi expresión en prosa, me doy cuenta de que no puedo dejar de escribir poesía, del mismo modo en que no puedo dejar de enamorarme cada día de vosotros, amigos míos, de la luz y de las sombras, de esos árboles maravillosos que veo desde mi estudio, de esta ciudad fría y sobria que me ha acogido con tanto cariño y tanta calidez, del mero hecho de estar vivo y ser capaz de respirar un días más.

Y hoy, ¿me preguntaréis? ¿Qué quiere hoy este Cocoroto contarnos con su entrada en el blog? (GRACIAS POR SEGUIRME, no me imaginaba yo que tanta gente iba a estar interesada en mis “historias y zumbaderas varias", lindos todos, preciosos, hermanos míos, amados de mi corazón).

Pues simplemente quiero compartir un par de "poemas dominicales" así como animaros a leer poesía. Es una fuente inagotable de paz y solaz, de verdad, la poesía, entendida como acto primero de vida, nos llena de humanidad, nos hace intuir lo que somos en realidad (sí, todo este blog es para repetir mil y una vez que somos amor, que no podemos dejar de serlo) dejándonos claro lo que no somos, lo que falsamente creemos que somos. No somos nuestro nombre, no somos nuestra casa, ni nuestro trabajo, ni nuestra familia, ni nuestros amigos, ni nuestro corte de pelo, ni siquiera somos nosotros mismos, somos aquello que siempre fuimos, antes de nacer, y que seguiremos siendo cuando la noche última de silencio liberador nos acontezca y nos bese en los párpados con intimidad de amante y calidez de madre. Eso da la poesía, eso. Al menos es lo que yo siento. Ya sabéis que uno de mis principales objetivos para mí en este momento es dar a conocer mis poemas, con la esperanza de que aporten algo de amor y entendimiento al mundo que me rodea…, así que voy acabando con dos de mis escritos. Tienen ya bastante tiempo (casi 10 años) y son, que también los tengo así, muy cortitos. El primero inicia una serie de momentos (de imágenes más bien, el Imagismo es un movimiento que me interesó mucho cuando estudié la Poesía Japonesa) poéticos sobre la Felicidad y el segundo nació a partir de mi primer encuentro con la poesía de Luis Alberto de Cuenta, mi poeta favorito en lengua española, junto a Jorge Luis Borges, mi primera influencia.

Espero que os gusten.

Y gracias por dejarme pasar un ratito cerquita de vuestro corazón. Sabéis cuánto aprecio el estar a vuestro lado.

FELICIDAD I


Por Francisco José Francisco Carrera


La luz y la alianza de la luz con la mañana
y la promesa de la luz ante el olvido:
todo eso eres tú cuando te marchas
y tu fragancia permanece entre las sábanas.

LA DECISIÓN


Por Francisco José Francisco Carrera

A mis cómplices bienhechores, Paz y Javi: que el amor que os profesáis sea por siempre el faro que guíe vuestras vidas a puertos ricos en sedas, especias y lentos atardeceres estivales.


De tanto amarte y tanto no quererte
te has cansado de mí y de mis locuras
y le has prendido fuego a nuestra historia.
(Luis Alberto de Cuenca)



Cuando llega la hora
y he de elegir entre amarte y no quererte,
no tengas duda mi amor,
siempre elijo la mejor parte:
el amarte locamente y el quererte con locura.

No te canses de mí, amor,
no me abandones,
que tus ansias de piromanía
no alcancen nunca los bastiones de amor que nos protegen,
que las únicas llamas que nos devoren
en la alevosa nocturnidad de nuestra historia
sean las de la pasión
y las del fuego blanco

de tus rojos labios.


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Y LA MUERTE RONDARÁ TUS PASOS - POEMA

Acabo de ver una entrada en el facebook de mi amiga Lorena en la que nos recuerda que hoy es el día internacional contra la violencia de género. Bien, como muchos de los que habéis pasado por mis clases sabéis, mi docencia, a pesar de mi formación estrícticamente filológica y anglófona, cada vez giraba más sobre la necesidad de superar los conceptos de género. Creo que no estamos preparados pero que pronto lo estaremos y también creo que es mejor que deje para otro momento entrar en profundidad en un tema que me apasiona tanto (estoy convencido de que aquí está una de las claves para acercarnos al amor absoluto entre los seres humanos, otra de esas claves es superar los conceptos de nacionalidad y otra que engloba a las anteriores radica en disolver nuestro ego con todos sus conceptos aprendidos y aprehendidos, de ello también hablaré en otro momento). Sin embargo, al levantarme y ver en qué día estábamos, he decidido cambiar mi poema elegido para hoy (que iba sobre los cuentos de hadas, otra de mis fascinanciones) por uno que escribí durante un seminario sobre poesía y género que impartí en la E. U. de Educación. Un recuerdo para todas aquellas mujeres maravillosas que asistieron y para el único hombre maravilloso que también asistió (y que aunque no lo conocía, acabó siendo mi amigo, como más gente de entre los asistentes, ay, gracias de nuevo a todos por la amistad ofrecida tan generosamente). Fue muy enriquecedor y espero poder repetirlo alguna vez, de hecho algunas de las asistentes se animaron a compartir algunos de los poemas que habían creado con una máscara biológico/genérica ad hoc y eso es siempre un rasgo excepcional de valentía.
Ya os digo de qué base parto para que os hagáis un poco a mi rollito en cuanto al género: no somos ni hombres ni mujeres, simplemente tenemos una manifestación biológica determinada como hombres o mujeres, y eso, aunque importante, es lo menos importante. A partir de esa manifestación formal vamos desarrollándonos, con características femeninas, masculinas, no-genéricas, whatever. Desde hace años soy muy consciente de mi realidad, mi actualización formal biológica es masculina, mi mente tiende hacia lo femenino y mi "sexual drive" es hetero (me gusta mucho la expresión inglesa que en español es, por supuesto, impulso sexual). Estos son algunos de los parámetros de los que tengo consciencia en mi aquí y ahora (tan sólo unos pocos, esto es mucho más complejo, obviamente). Pero esto no quiere decir mucho, ha amado tanto a hombres como a mujeres, he querido con todo mi corazón a mujeres biológicas que parecía hombres y a hombres biológicos que tenían un monton de características femeninas. Digamos símplemente que he amado a seres, así, sin más, independientemente de cómo fueran o se manifestaran. Amo profundamente todo lo femenino y lo masculino, no puede ser de otro modo cuando has sentido que tú mismo no eres nada definido, que, a su manera, eres hombre y mujer a la vez y que, además, no eres ni una cosa ni otra sino algo que no se puede expresar verbalmente.
El poema que comparto con vosotros es tan sólo un juego de estilo en el que mi voz poética toma forma en una mujer, prefiero no deciros nada y que la lectura os dé todo lo que os tenga que dar, y que os quite todo lo que os tengo que quitar.
Los que me conocéis, sabéis lo poco que me gusta definirme con los parámetros habituales de nombre, nacionalidad, profesión, género..., en mi vida no me han servido para nada útil, bueno, sí, quizás para superarlos, para saber lo que no soy y para entender que al querer entender lo que soy me estoy definiendo de nuevo y acabando por caer en la misma trampa de lo que no soy.

Amigos, somos amor, eso es seguro, y a partir de ahí, de amarnos a nosotros mismos empezaremos a propagar amor, sólo eso merece la pena, el dinero, el placer, el poder, la comodidad son sólo reflejos en un espejo que deforma la realidad y que nos ha de romper el corazón tarde o temprano si no lo envolvemos con amor. Todo lo que damos nos ha de ser devuelto. Nada es nuestro. Todo fluye constantemente. Hoy, creo, me he muerto un poco después de mi sesión de meditación, o un mucho, todavía no lo sé. Pero sé que esa vida que he cedido al vacío me será devuelta más tarde. En el fondo no estamos ni vivos ni muertos, estamos, simplemente, somos. Ahora y siempre.

Os dejo con el poema y ya os adelanto que en una entrada propia (y larga, me temo) volveré a hablar de género...

Que la luz del entendimiento aleje por siempre la violencia del ser humano y el amor prevalezca con su cálida presencia que todo lo cura...



Y LA MUERTE RONDARÁ TUS PASOS

Por Francisco José Francisco Carrera

A Enrique, conocedor de versos y mundos


Después de una semana intentando entender tus palabras
sigo sin saber de qué puñetas me hablas, siempre de lo mismo
me imagino, de cómo no puedes contenerte cuando son ellas
(siempre parecen ser ellas, claro), las que se te ponen a tiro,
de que ni esta vez ni ninguna otra significó nada,
que era una guarra cualquiera y que tú ibas (qué raro) “cargadito”.
Una semana entera, de verdad, una semana con su lunes
marcado por el dolor y la vergüenza de enterarme por terceros
de tu nuevo engaño, un martes odioso y vacío pero lleno
de desaliento, cansancio e impotencia aunque con un atisbo
de furia, del arranque de ira que no llegó hasta el miércoles,
fuego desatado en mis entrañas que barrió la poca paz que me quedaba,
todavía permanecen estas horribles marcas en las muñecas, infligidas
por mi misma rabia, heridas que me no atreví a curar (no las del alma,
esas siguen abiertas, todavía sangran) hasta la tarde del jueves
ante un medico de guardia desconcertado, joven e inexperto,
pero comprensivo y protector. Su abrazo alivió, si bien
brevemente, la ruptura de mi razón. Y el viernes, maldito viernes,
en que quisiste hacerme el amor, “echar un polvete” como dices,
con tu sonrisa infecta de poder presintiendo el momento de placer
antes de dejar dentro de mí tu semen corrupto y los pedazos de cristal
de un corazón roto para siempre que nunca volverá a sanar,
joderme vilmente, una vez más y las que se tercien, claro,
y cómo, servil y débil y cobarde, yo no pude, no supe decirte que no
y, llorando, volví a caer entre tus brazos de fría roca y hierro oxidado,
hasta que en el reluciente y obsceno suelo de un recién fregado pasillo,
sin miramientos ni caricias redentoras, me “jodiste bien jodida”
una vez y otra hasta que, agotado y sudoroso, no pudiste “darme más”
y con las mismas te fuiste al bar de abajo para echarte un par de cañas.
El sábado no fui yo misma, yo no fui la que jugaba con el cuchillo
a escondidas mientras tú veías la tele y reías, no fui yo la que lloraba
en la habitación, a oscuras, no era yo, no era yo, no podía ser yo,
era otra, una pobre mujer que ha enloquecido y sólo quiere morir
cuanto antes para no tener que soportar el desierto ardiente de su mente.
El domingo volví a mí justo después de ir a misa y ver a mis padres,
antes de subir a prepararte la comida, y al volver a ser yo misma
no pude soportar más mi vida. ¿No dices nada? ¿No vas a decir nada?
Sonríes, ya, por qué no, sabes que siempre he sido tu “juguete favorito”,
desde que éramos novios, ¿por qué habrían de cambiar las cosas ahora?
El domingo volví a ser el fantasma que no habla ni mucho menos se queja
y que acepta su destino.
Por eso, querido mío, te he tenido que matar
esta tarde rasgando tu pecho de arriba abajo sin saber muy bien qué hacía
porque a pesar de ser tu buena, fiel y amante esposa e intentar entender
que me engañes, me destroces la vida, me “jodas y me vuelvas a joder”,
porque a pesar de lo mucho que te quiero, te comprendo y te respeto
hay límites, amado esposo, que no deberían cruzarse sin castigo doloroso,
por todo eso ahora espero sentada y fumando en el borde de la cama
a tener el ánimo suficiente para poder llamar a la policía y así contarles
nuestra “pequeña y cotidiana tragedia”, historia de prensa amarilla,
que mañana estará en boca de todos, (o acaso no, ya no es noticia
y hasta a esto nos acostumbramos). No quedan lágrimas en el mundo
que derramar esta noche. Mi Dios, no me arrepiento y he matado
aunque mi mano tiembla, pero más por cansancio que por tristeza.
No queda ni la pena ni el dolor, al fin y al cabo la esperanza
ha muerto y todos nosotros con ella. Pero mira, el hijo que no tuvimos
(y sé ahora que su don fue el no llegar a conocerte) te recibe entre sombras
con un abrazo y tú te acercas a él, feliz de encontrarte tal muestra de cariño
y lo acercas a tu siniestro corazón mientras él te besa la barba de tres días,
sólo que no te das cuenta de que para vengar a su madre de nuevo
saca de su pequeña manga un cuchillo ennegrecido de odio asesino,
y te lo clava una vez y otra hasta que, agotado y sudoroso, no puede darte más
y deja caer indolente tu cuerpo a las simas más profundas del olvido.

Aunque, después de todo y pensándolo mejor, no avisaré a nadie hasta mañana
así al menos podré dormir una noche sin sentir su presencia devoradora de luz
y de descanso, como una atroz bestia agazapada sedienta de sangre a mi lado,
y acaso soñar que nada de esto es cierto, que ha sido la historia de alguna otra
y que aquella inocente niña de ojos azules que a veces recuerdo haber sido
llegó por fin a ser una mujer feliz y amada y no una mala esposa cruel y asesina.

domingo, 22 de noviembre de 2009

DEL AMOR Y EL DOLOR DE AMAR

Sirvan estas palabras como homenaje a la melancólica banda sonora que crearon Los Secretos, sirvan también como recuerdo de Enrique Urquijo, cuya belleza frágil y atormentada nos ha dado tanto arte en estado puro y cuya marcha, como todas y cada una, fue tan prematura.

Para Raquel, que me ha enseñado que para aprender, primero hay que saber olvidar.

i Primeros pasos, primeros besos.

“No puedo soportarlo, no puedo aguantar más,
pero cuando me miras no sé cómo evitar
esa mirada loca que me hace dudar,
no sé si soy yo mismo, no tengo voluntad,
no tengo voluntad”
(Los Secretos, Ojos de perdida)


Abrámonos el corazón, hermanos, dejemos que el alma se nos ventile enfrente del mundo, no temamos equivocarnos, caer, ser la risa y el cachondeo padre de los que nos rodean; nada ni nadie, al fin y al cabo, puede dañarnos, nada puede, en verdad, herir eso que realmente somos: luz profunda y esencia de luna.

Abrámonos el corazón, así, a machote, en canal, para que fluyan nuestros recuerdos, los que dolieron y los que curaron el dolor, los que nos llevaron al cielo y los que nos hicieron llorar. Así, en estas small hours, ahora que, una vez más, todo está en silencio y nada nos escucha, en este precioso momento en que todo resplandece como si fuera nuevo aunque haya estado con nosotros desde el principio de los tiempos.

Hablemos pues, hermanos del amor que todo lo puede.

Hablemos pues, amados, del volver a ser un niño.

Con la inocencia más graciosa,
que apaga el tono de la rosa,
con ese brillo que te vuelve un niño, llegaste como si tal cosa.
Después de andar a la deriva,
por mares turbios de bebida,
como un chiquillo falto de cariño,
de pronto es todo tan sencillo, sencillo.
Volver a ser un niño.
(Los Secretos, Volver a ser un niño)


ii El mito del primer amor o el primer amor convertido en mito.

Yo no sé qué careta va a servir
si me miras sólo pienso en huir,
si mis flores no te gustan tíralas,
para eso están,
no puedo ofrecerte nada más que lo mío,
nada más, estoy vacío,
ada más.
(Los Secretos, Nada más)


Un arco iris de color, así entendías tú el amor.
(Los Secretos, Tu tristeza)


Have it your own way, my friend, que tanto me da o me da lo tanto. El primer amor marca, dicen, y bueno, ya sabemos que todo esto es muy relativo. En cierta manera, cada amor es un “primero”, ahí radica la singular belleza que reside en el amar, que nunca es igual, que siempre se regenera, que no puede repetirse. Por ello, el primer amor, sin duda, marca, pero no más o menos que el tercero o el cuarto. Todo, como digo, depende. Es como el primer beso, que dicen inolvidable…, pero yo no recuerdo el mío, y eso que no se puede decir que haya besado a muchas mujeres. Pero bueno, claro está que con toda la mitología que puebla nuestra infancia acerca de los príncipes azules y las princesas rosas, de ese primer beso que nos pleistocena desde los croquis hasta el promenar, pues eso, que es difícil no estar esperando el momento como la epifanía más profunda de todo muchacho y muchacha.

Al fin y al cabo, ¿mito o realidad? Lo que tú quieras, da igual.

iii Te espero hasta el amanecer.

Ya no persigo sueños rotos,

los he cosido con el hilo de tus ojos,
y te he cantado al son de acordes aún no inventados.
(Los Secretos, Pero a tu lado)


Yo creo que me he enamorado unas cuantas veces, no sólo de personas, obviamente, si no también de varias ciudades, de amaneceres, de miradas solamente, de un largo etcétera, la verdad. También es cierto que todos los amores que han pasado han sido necesarios para poder llegar a los amores presentes; así, sé que todo lo que he amado y perdido me ha conducido a este dulce momento presente que comparto con la luz y el agua de mi vida, Raquel, y que a partir de nuestro amor se han ido generando nuevos vínculos amorosos hacia el mundo que nos rodea. Todo esto me hace ser consciente de la importancia de amar y vivir el presente y, cuando es necesario, mirar hacia atrás filtrándolo todo desde esa lente de amor. Lo que ya pasó, no es, tan sólo fue, y tuvo su razón de ser, ahí esta su inmensa belleza.

Y yo, amada mía, te esperaré hasta el amanecer, pero ni un minuto más.

El mañana no existe y si tú no llegas ya, hoy, ahora, nunca habrás de llegar.

iv Dolores del alma.

Esta noche crucé la ciudad para buscarla
y a su gente también pregunté, nadie dijo nada.
En las calles y bares miré, busqué su huella
y las veces que la creí ver nunca era ella.
Sólo quiero verla y no sé si se acuerda,
no sé si se acuerda.
(Los Secretos, No sé si se acuerda)


Y qué pasada, hermanos míos, cuando se nos quebranta hasta el alma, cuando, después de sentir el calor, llega el winter of souls y se nos congela el corazón. Ay, queridos, cómo duele la vida entonces, cuando nos levantamos y el ser amado ya no es el ser amado, cuando el siguiente paso nos lleva hacia el vacío, o eso parece, cuando nos resulta insoportable estar con nosotros mismos. Qué pasa entonces, mes semblables, mes fréres,…, pasa que ese es el mejor momento, inmersos en ese dolor insondable, para aprender a amarnos incondicionalmente, pasa que es el mejor momento para elevar nuestro mísero amor individual a un estado cósmico de amor profundo. Pasa, hermanos míos, que deberíamos dar las gracias por cada gesto amigo, por cada respiración, por cada sonrisa dada o recibida. Pasa, hermanos míos, que el universo se manifiesta en cada uno de nuestros poros. Y así, el dolor también pasa y no queda ya nada. El vacío absoluto de no ser nadie siendo todos en cada instante.

Eso y sólo eso es lo que pasa.

v Y nuestras almas se encontraron.

“…bailando con la sombra de su recuerdo…”
(Los Secretos, Bailando en el desván)


Yo os voy a contar cómo funciona esto del enamoramiento en mí, y para ello, qué mejor que contaros lo que pasó cuando me enamoré de Raquel. No voy a entrar en los detalles del mágico viaje que emprendimos a Grecia, de cómo durante una semana el mundo dejó de girar a nuestro alrededor para girar solamente dentro de nuestros corazones, de cómo los únicos amaneceres eran los que se daban cada mañana al desayunar cerca de ella aunque rodeados de gente, de cómo los atardeceres tenían el tacto del terciopelo y el sabor del mar, de cómo los anocheceres eran lacerantes hasta la locura porque yo estaba siendo arrastrado por las corrientes del que empieza a amar. Simplemente, amigos, os diré que parados en una calle cualquiera de Atenas, hablando de esto y aquello, sentí (sentimos, creo) que nuestras presencias físicas eran mero atrezzo y que nuestras almas se estaban comunicando directamente, obviando las palabras, ignorando cada gesto, así, sin más mediación que dos seres sin nombre, ni pasado, ni futuro en profunda comunión.

Y al llega a este punto la prosa no puede ya comunicar más y es entonces cuando de entre mis dedos florece el poeta y dejando de ser quien soy siento que el universo utiliza mi cuerpo para manifestarse:

Y la luz del alma
abrió
el oscuro cofre
de la desesperación
para allí
por fin hallar:
la risa de la rosa
y la música del mar.



vi Más allá del amor sólo queda el volver a amar.

En la vida avancé contra corriente,
he perdido tu mirada entre la gente,
no tengo nada más que malgastar, voy a esperar,
aún me queda una partida por jugar
con mi amiga mala suerte, mi amiga y mi rival,
mi amiga mala suerte
(Los Secretos, Amiga mala suerte)


Y qué nos queda, amados hermanos, qué nos queda al llegar la noche, cuando cerramos la puerta de nuestras casa y nos convertimos en seres simples de pijama y zapatillas, lejos el maquillaje, los símbolos externos, los vaqueros de diseño, el reloj, los anillos, las pulseras, qué queda de nosotros y de los otros. Nada. Nada más que amor y deseo de volver a amar, a todos y cada uno de nuestros hermanos, romper esta jaula corporal que nos hace volvernos egoístas, crueles y cínicos. Ser de nuevo lo que siempre fuimos y nunca dejamos de ser: puro y esenciado amor, latente e inagotable amor, hermanos, sólo eso, nada más y nada menos que eso.

Y qué me queda por decir ya, amados míos,
tan sólo que cada sonrisa
que se refleja
en mi rostro
me recuerda
vuestra belleza,
vuestra prestancia
y que el profundo
silencio
que ahora me rodea
susurra quedamente
vuestros nombres,
vuestros millares de nombres
que en el fondo
son uno y el mismo,
el único nombre
que compartimos
pero tendemos a olvidar,
el nombre que nos hizo despertar
a la verdadera realidad,
el único nombre que no podemos nombrar,
lo sabes,
lo conoces,
es lo que eres,
hermano mío,
es lo que siempre has sido,
lo sabes,
no lo puedes negar,
es lo que siempre has sido
y lo que siempre serás.


PD. Ruego sepaís disculpar cualquier incoherencia en el texto, llevo unos días un tanto febril, envirusado hasta las trancas, y sólo ahora empiezo a ser capaz de manejar discurso y pensamiento de forma un tanto coordinada.
Besos llenos de amor para todos.

sábado, 14 de noviembre de 2009

SOBRE LA ADOLESCENCIA, EL HEAVY METAL, LA MADUREZ Y LOS BAJOS


Esta entrada, amigos míos, va a ser personal, quedáis advertidos. Airearé mis calzoncillos más infamemente sucios a la vista de todos, así que ya sabéis, si creéis que no vais a soportar la visión de la bestia parda y calva, cerrad vuestros ordenadores ipso facto, pero si estáis preparados to hit the heavy road with me, well, then, get ready for the show, my friends.

Aquí os abro un poquito de mi corazón y de mi mundo, de un pasado del que ni me enorgullezco ni me avergüenzo, simplemente me alegro de que todo fuera como fue porque no podía ser de otro modo y porque cada uno de los peldaños del camino era necesario para llegar hasta aquí, hasta este mismo segundo en que nuestras vidas coinciden. Lo que siento es amor, cariño profundo y amor verdadero por todo lo que ha sido y, sobre todo, lo que es. Please, bear with me the story about to unfold.

Corría el año 1989 y un jovenzuelo de 16 años del barrio de los Pajarillos de Valladolid se estaba iniciando en el magisterio del metal pesado. Después de unos titubeantes inicios de niño bien y amante del tecno-pop, llegaron a mis oídos los acordes crepusculares de dos de los grandes maestros del género: Judas Priest y Iron Maiden. Ese fue mi verdadero "rito de paso" metalero. Uno de mis grandes maestros musicales por entonces era mi maravilloso cuñado (er Javi, a big round of applause for him) y aún recuerdo dos regalos suyos, el Killers de los Maiden y el Sad Wings of Destiny de los Judas. Ay, qué recuerdos. También mi querido Javi me acercó a ese triunvirato mastodóntico que sentó las bases del metal pesado: Led Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath.

Eran años locos para mí, y también para mi queridísima familia. Lo cierto es que fui un adolescente "terrible", rebelde con o sin causa que necesitaba explorar los límites de todo o casi todo. Dejé los estudios (para trabajar en una carpintería y casi hacerme soldado profesional, pero eso es otra historia), bebí más de lo prudencial (y eso que nunca me gustó ni me gusta el alcohol), fumé como si tuviera acciones de alguna tabacalera..., como digo, de todo esto ni me enorgullezco ni me arrepiento. Tuvo que ser así, era necesario. Fue lo que fue. Ahora es lo que es. Todo tiene sentido. Siempre lo tuvo. Socialmente era una "oveja negra", pero siempre lo tuve a mucha honra. Me gustan las ovejas (tan lindas ellas) y me gusta también el negro (tan negro él). Ya está, end of the story.

La adolescencia es lo que tiene. Marca, de una manera u otra, pero marca. Fue la época más intensa de mi vida y mi corazoncito adulto reconoce cada mañana en el espejo a aquel petit savage que tuvo a bien rasgar el velo de la percepción a través de la rebeldía del cuero negro, las tachuelas y el Heavy.

Pero la historia sigue (es lo que tienen las historias, ¿verdad?). Y es que por aquel entonces iba a formar con mi amigo Marco mi primer grupo de Glam Metal. Yo no tenía ni idea de tocar instrumento alguno y de la manera más peregrina acabé haciéndome con un bajo (hace poco me preguntaba Raquel que por qué elegí el bajo, y no supe muy bien qué decir). Sin duda el bajo me eligió a mí y eso fue toda una suerte.

Aquí me véis con ese primer bajo de mi vida, un "Talmus" de la época, le falta la cuerda de MI (sí, la más gorda) pero da un poco lo mismo porque está escacharrado y ya no suena. Asimismo veis mi primer amplificador (que también está escacharrado, sniff, sniff, sniffito). Para que nos hagamos una ligera idea del heavy del pasado, tendríamos que echarle imaginación y poblar mi crasa calveza con una melena morena y algo rizada a la que, en un arranque de glamour, añadiríamos unas mechas rubias (se llevaban por aquel entonces, qué se le va a hacer). Pero bueno, con lo que tenemos nos hacemos una idea (o no). Las fotos de la época son pocas y hay que preservarlas...

Reconozco que aún me emociona acariciar este primer bajo, comprado de segunda mano, y que más que un instrumento musical se convirtió en un fetiche para mí. Sique presente en mi vida, en un rincón de nuestro salón y en un rincón de mi corazón.

Volviendo al grupo en cuestión, primero se llamó Wicked Lester, después Four Roses para acabar como Crazy Joker. No pasamos de ser una pandilla de alucinados con pose rockera. Ensayábamos poco y tocábamos menos. Estábamos más preocupados porque las muchachas de entonces se enamoraran de nosotros que por componer canciones. Creo que, con respecto a esto, fui sin duda el que menos suerte tuvo. Cero patatero. De mi tiempo en el grupo, doy fe, posiblemente fuera el único que no ligó nada de nada. Y claro, molaba más salir con el guitarrista del grupo que con el bajo (aunque, como era el caso, fuera alto). Pero, me reitero, fue lo que tuvo que ser, ahora es lo que tiene que ser. Period.

Pero, amigos míos, me enamoré del bajo eléctrico. Y eso, believe me, my friends, es una suerte maravillosa para un melómano como yo. Te acostumbras a escuchar en todas las canciones los sutiles ritmos que crea el bajista, te conviertes en el corazón de todo tema, alejándote de la melodía te vuelves primigenio, telúrico, más down to earth, reconoces los ritmos de la bestia y palpitas con el universo debajo de toda la belleza de las formas solistas..., ay, cómo me gusta el sonido del bajo. Pero la historia sigue...

Y la luz del fuego y la frescura del agua que es mi mujer me ayudó a que la tuerca girase una vez más... (ay, Raquel, cuánto te quiero, te lo digo bajito, ahora que hay gente por aquí leyéndome, para que no se enteren, que me da corte, casi tanto corte como cuando te dije por primera vez "estoy enamoradísimo de ti"). Hoy estoy digresivo y es que soy postmoderno en mi discurso..., arranco para luego parar, volver atrás, abrir nueva historia, quedarme en mitad de la nada, olvidar mi camino y volver para atras, whatever.

Me diréis entonces "¿pero qué narices pasó después?, no saltes todavía al presente. Desde A a C se va por B, retoma tu discurso de forma lógica, que ya te vale de tanta licencia literaria". Vale, sí, soy buen conocedor de la Teoría Literaria como profesor y escritor, que son años de dar clase en la UVA y en la Uned, cierto, así que me voy a poner clásico y tradicional sólo por esta vez. Vayamos, pues, a B antes de llegar a C.

El muchacho salvaje y melenudo empezó pronto a calvear..., la vida cambió, decidió enamorarse de Inglaterra aunque tuvo un affair con Irlanda muy pronto en la relación. En otras palabras, decidí cambiar para ver qué pasaba, a su manera seguía siendo el muchacho que necesitaba explorar límites para ver qué narices era la realidad. Así, el contraste académico, por ejemplo, no puede ser más brutal. En la primera evaluación de 1º de BUP sólo aprobé la gimnasia y el inglés (ya apuntaba maneras...) suspendiendo las otras 7, en COU saqué Matrícula de Honor general. La universidad fue una época de extremo estudio, cursé 39 asignaturas, de ellas obtuve Matrícula de Honor en 20, sobresaliente en 15, notable en 3 y un solo aprobado. Enseguida empecé a trabajar, primero en Inglaterra, luego en la Universidad de Valladolid y en la UNED. Y repito lo que he dicho, todo esto no es ni más ni menos importante que mi época "salvaje", ambas eran necesarias, a ambas las quiero con pura pasión. Fue lo que fue. Ahora es lo que es. El futuro no existe.

Sí, es cierto que, hombre con suerte que siempre he sido, la vida quiso regalarme tres momentos de pura epifanía que unían al intelectual y al rockero en el mismo espacio y que quiero recordar aquí. El primero se dio en mi curso de Literatura Inglesa en la E. U. de Educación de Soria, para mis amadérrimos chicos de tercero (un abrazo enorme para todos vosotros, estéis donde estéis, aprendí mucho de cada uno de vosotros y me he llevado vuestras sonrisas prendidas del corazón), donde trabajé un poco por encima las relaciones entre literatura en lengua inglesa y la música rock. El segundo fue, cómo decirlo, para fliparlo en colorines, uno de mis momentos top ten en el estrado de profesor universitario. Tuve el privilegio de dar una conferencia sobre heavy metal y literatura inglesa en un congreso sobre Metodología del Inglés en la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid. Aquello, amigos míos, fue pa "mear y no echar gota".

Pasen ustedes y vean las fotos parte de la presentación en power point..., teniendo en cuenta que inicié la conferencia con la peluca (aunque en traje, no en vaqueros y camiseta negra), y digo que inicié porque hacía tanto calor (era mayo) que a poco me da algo de la sudada que me pillé así que me la tuve que quitar.



















El tercer momento fue, cómo decir, bellísimamente surrealista y es que tras mi conferencia recibí un mensaje de una de las asistentes (alumna de Filología Inglesa en Valladolid) muy interesada por el tema y que me puso en contacto con la Radio de Espinosa de los Monteros para participar en un programa de radio donde durante dos horas pude decir tantas y tantas cosas que siempre habia querido decir. Raquel, que escuchó la entrevista íntegra, da fe de que me lo pasé como un niño chico en un recreo perpetuo con baúles de golosinas en cada esquina. Un momento ciertamente inolvidable. Como os decía, soy un tipo con suerte, y es que hasta cuando se me acaba la suerte creo que tengo suerte.

Y el destino, quedón, te lleva al abismo, y tú, o tú, espectral figura del sueño, te haces realidad. Y das las gracias, y abrazas la nada. Y te dejas ir. Todo te es dado al dejar de pedir. Respiras, ergo eres feliz. Y así, el universo, como sabéis me hizo ir a una nueva etapa, ante una situacion grotesca en la Universidad en la que trabajaba, tuve que decidir qué hacer o, mejor, qué no hacer. Y acabé así, aquí, con vosotros, escribiendo este blog, retocando mis poesías, proyectando nuevos proyectos y..., agarraros los pelillos de las orejas...TOCANDO EL BAJO DE NUEVO.
Voy a ir acabando este neverending post. Llegamos por fin a C, al presente del aquí y ahora. Veis en la foto mi nuevo bajo: un Yamaha maravilloso que me he comprado animado por Raquel. Y es que en esta última semana ya hemos empezado a componer nuestra primera canción juntos (una zumbadera gótico-operática-progresiva que lleva por título provisonal "A World of Darkness", para dos voces, bajo y sintetizador).
Y con esta última foto, os plantearéis que qué quiero decir con esta entrada dominical..., pues algo más que contaros una parte (una pequeñísima parte, un fragmento) de mi vida.
No, esto va más allá. Bastante más allá.
Esto es un canto, de nuevo, a la grandeza del momento presente. Siempre he opinado que el pasado y el futuro son inventos sociales para controlarnos. "Tú eres lo que tu pasado ha hecho de ti y tienes que pensar en el futuro" SON DOS PENSAMIENTOS LIMITADORES QUE DEBEMOS ALEJAR DE NOSOTROS. No, no somos el pasado ni seremos el futuro. Somos, simplemente somos. Nos sabemos qué habrá en el futuro porque no existe y el pasado simplemente es importante porque tuvo que ocurrir, no porque nos limite en el presente. Si hace unos meses me dicen que iba a volver a tocar el bajo eléctrico y a componer algún tema con mi mujer (tan dotada para la música, pianista excelente y de alma profundamente melódica), me hubiese dado la risa, ahora, que es lo que es, también ma da la risa. La profunda risa de la que habla Osho en sus escritos, la risa cósmica de estar vivo, de estar "caido en el amor" (larga vida a la expresión inglesa que es tan bellísima), de estar y ser al mismo tiempo. De estar con vosotros, amigos.
Gracias, gracias y gracias por vuestra luz y que esta semana os florezcan las entrañas y vuestra mirada sintetice el cielo y las nubes en cada una de vuestras palabras.
SHANTIH.