¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

miércoles, 2 de diciembre de 2009

PASIÓN DE POESÍA (Y 2): Algún poema en inglés de un pasado en blanco y negro que hoy coloreo con amor.



Una de las cosas que más me halagó mis últimos días en la E. U. de Educación fue ver cómo muchos de mis alumnos y exalumnos al comentarles que iba a intentar publicar mis poemas afirmaban “estarán escritos en inglés, ¿verdad?” Y digo que me halagó porque entendí que había conseguido transmitirles mi yo anglófono de forma tan profunda que ellos mismos proyectaban en mí el “anglófilo” que, por otra parte, soy. Y lo cierto es que no se equivocaban del todo, como ya os comentaba el domingo, mi particular enamoramiento con la poesía se inició en inglés y se concretó de verdad en Inglaterra. Con todo, quiero aprovechar este rato del miércoles para varias cosas. Así que, como decía Jack el Destripador, “vayamos por partes”.

i Prehistoria

Sí, como todo adolescente escribí versos (que no poemas), sobre todo cuando las chicas de las que me enamoraba no me hacían ni puñetero caso, que venía siendo lo habitual por mucho empeño que le pusiera. Y es que fui muchacho de pocas novias…, pero no porque no lo intentará que yo era persistente. En un poema que escribí hace cinco años (titulado “Mi último poema de amor” en mi poemario “Mi último poema de amor” y otros poemas de amor (o casi) de 2004, sin publicar) rememoraba algunos de los sábados por la tarde en que mi amigo David y yo nos “maqueábamos” para ir de ligue a la Perindola (una de las discotecas de moda en el Valladolid de mi adolescencia) y cómo, durante los agarrados, mi amigo y yo nos poníamos a piñón fijo a “pedir bailar” a todas las doncellas que aleteaban alrededor de la pista de baile. “Quieres bailar”, “no”, “quieres bailar”, “no”… y así hasta, puff, no sé, vagamente creo que el record de noes estaba en la treintena (sí, ya os digo que éramos persistentes y mi corazón, por aquel entonces, aguantaba mucho antes de romperse, aunque siempre acababa roto y recurriendo al alcohol para que la noche no fuera tan nefasta o, la verdad, para olvidar lo nefasta que estaba siendo). Pero claro, tenía que ser así, al menos para escribir el poema del que os hablo, ahora ya no duele, ahora el recuerdo da paz y amor, entender que tenía que ser lo que fue para que ahora sea lo que está siendo este mismo minuto, aquí, con vosotros de nuevo. Todo tiene un porqué, ¿verdad? Y así, entre ensoñación y negativa, entre nuevo enamoramiento de compañera de clase y eso, de vez en cuando escribía el típico poema de amor no correspondido. Y es que, de alguna manera, la poesía siempre se inicia en la adolescencia, en ese período tan movido en el que aprendemos a encontrar nuevas maneras para gestionar nuestras emociones (y es que aunque no lo consiguiéramos, al menos lo intentábamos). Es ese torbellino hormonal y emocional un buen caldo de cultivo para que la poesía llegue a nuestras vidas…, lo que pasa es que los planes de estudios nos acercan a la poesía con un visión ñoña, fría, obligatoria y pelín peñazo, qué le vamos a hacer, así que huimos de ella a toda prisa y luego no volvemos a visitarla durante nuestra edad adulta, seguros ya en el reino de la prosa literaria y la ficción cinematográfica y televisiva.

ii Primer intento de verdad de verdad.

Pero mis primeros pasos hacia una “verdadera poesía” se iban a dar durante mi año Erasmus en Dublín y, sobre todo, durante un viaje iniciático que me llevó primero a estudiar poesía en inglés en Escocia para después a continuar periplo hasta Suiza. Dublín me dio muchas cosas, amigos, amores, conocimientos, sufrimientos, tantas y tantas cosas. Lo cierto es que fue una época muy pero que muy intensa. De todo ello tres cosas me marcaron profundamente: 1) mi estructura cerebral lingüística desarrolló su “lado” inglés, 2) empecé a escribir poemas en inglés y 3) me enamoré de Sabine, una estudiante erasmus suiza que estudiaba medicina (desde aquí un recuerdo para ella, pues fue una mujer maravillosa a la que quise mucho, eso es cierto, pero aquello era, de nuevo, una etapa necesaria de la que aprender tantas cosas para ir hacia otra parte y otras experiencias que el tiempo mostraría que iban a ser Soria, la enseñanza universitaria y el amor de mi vida, Raquel). Lo cierto es que el conocer a Sabine removió muchas cosas en mí, algo que, como ya os he dicho, se manifestaría sobre todo durante el largo viaje que hice desde Edimburgo a Ginebra para verla. Durante un maravilloso mes de agosto no hice otra cosa que leer y estudiar poemas en la Universidad de Edimburgo para después, ebrio de lírica y romanticismo, marcharme a esa joya de país que es Suiza con la intención de pasar allí una temporada con Sabine viajando de ciudad en ciudad. Tengo ante mí un cuadernillo fechado en 1996 (y que me costó, el precio sigue en la contracubierta, 2,25 francos suizos) donde recojo algunos de mis primeros poemas adultos, todos ellos están en inglés y todos ellos son malísimos, pero también eran necesarios, por eso los quiero tanto. La gran mayoría fueron escritos durante mis innumerables cafés tomados en las distintas ciudades Suizas que iba visitando, lugares llenos de encanto como Neuchâtel, Fribourgh, Basel, Berna, por mencionar unos pocos… Son malos, los poemas, digo, y no merece la pena compartirlos, pero, claro, a mí me emocionan. Está este tiempo ya tan lejano que siento como si lo hubiese vivido otra persona (lo cierto es que a su manera los vivió otra persona, ¿verdad?). Además, a pesar de moverme con soltura en el idioma inglés, todavía necesitaba mi año de formación en Oxford para sentir que era verdaderamente parte de mí. Comparto con vosotros un par de textos para que podáis ver la bisoñez de los mismos…

SHADOWS

Light is gone.
Your Light is fading.
But the magic is still here.
If I were a magician
I would find a way out.

I can see shadows in your eyes
I can see pain.
Tears are in mine.

A night walk, a silent kiss
Just shadows all around us.

Y bueno, como digo, esta etapa era necesaria…

SNAPSHOT

In a barren land I live
A life which is not mine
And never was

In a desert land I dwell
A lonely cottage in a rock
But never stood

Tired I return from the woods
Where I got some relief
Now the shadow’s back
Sorry, but I cannot believe


iii Oxford Poems.

Y bien, aquí estamos, ya en Oxford, dando clases de español (y de francés y de alemán y de mates…, de lo que se terciara, vamos) en dos institutos y leyendo poesía como si “there would be no tomorrow”. Aquí mis poemas van con paso más firme, juegan mucho con las sonoridades inglesas y, a su manera, se conforman como ejercicios de estilo para demostrarme hasta qué punto puedo “dominar” mi nuevo idioma. A mí, chicos, me dolió mucho el mundo durante mi año de Oxford, nunca, diría, he llorado tanto como durante los 9 meses que pasé allí. Por muchos motivos que ahora no vienen al caso, pero a través de mis lecturas de poesía (y pasé mi tiempo no lectivo haciendo una de estas tres cosas: 1) viendo pelis en un cineclub cercano a donde vivía y donde las butacas tapizadas en rojo siempre olían a fish and chips, 2) caminando sin rumbo, a cualquier hora del día o de la noche, buscando quizá a mi doble para preguntarle por el sentido de mi/nuestra vida y 3) sí, por supuesto, leyendo poesía en inglés) fue entrando en una zona crepuscular llena de desesperación y hastío que tenía que habitar para poder seguir mi camino. Aquí aparece en mi vida la poesía como instrumento terapéutico. Ciertamente, el muchacho que fue a Oxford volvió muy cambiado antes de empezar su etapa Soriana, ninguno de los dos es el que ahora escribe estas líneas, el que escribe estas líneas es ambos y ninguno, es tan sólo el vacío de un alma que ha aprendido a dejar de ser ella misma al ser todos y ninguno.

Y volviendo a los poemas que escribí durante esta etapa, no me es fácil elegir cuáles compartir, pero ya que me he propuesto hacerlo hay van un par, con un par…

THE KINGDOM OF THE SAD

BY FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA

I know it’s crap..., not that it tried to be something else, chap.


The story about to unfold
Is the pilgrimage of a thousand souls
Some of them in black-and-decker,
A few with a limp, a few with a stomp,
Two or three with hideous hunching backs
But most of them obscure and divine.

It is the tale of a snail
(Very long, it never ends!)
Which was so very weird and extremely bizarre
It almost seemed unreal,
And how it came to be called
Starry Snail né Zardoff Le Guitar.

Yes, my dear friend,
Dear chap, my fiendish foe,
(Don’t mind it on the whole)
It is also the tale of a cake in the sky
And how it was to blow up my very life
Was it not for a sudden leak of a fountain pen
And the rapture of the hat sublime.

The story, as well, of our dangerous meeting
In the dreams of another (where’s the blood? Lost in Paradise?)
And the fields of Iowa (where’s the whore? Gone to share my bed, I hope.)
Catching tigers blue in weather green
and the theft of a rainbow under a twilight herd.
(Water my adenoids, you devil, and cavil at my feet with no remorse!)

Now it’s your time to bleed for me, chap, I already bled for you once.



INVOCATION

BY FRANCISCO JOSÉ FRANCISCO CARRERA


From policy to felony and fear
From litany to heresy to fire
From villainy to tyranny to war
From tyranny to dynasty to shame
(James Fenton)


i

From happiness to holiness and sadness
From darkness to loneliness and death
From bitterness to wilderness and else
And from my mouth to your guts
From your breath to my sex
From my south to your lips
I pray for the rain to fall
I dance with the night and fight
I shriek with the pain and shout
I rise with the dawn and die

From desolation to desecration and doom
From desperation to damnation and tombs
From inspiration to isolation and beyond
And from my sword to your sheath
From your blood to my veins
From your threat to my throat
I say you should never come home
I dream of your palpitating heart
I ask for your flowing to start
Crying with tears of stone


ii

From the void and the ice of an age
From the soil and the mice in the cage
From the toil of the man in the moon
From the earth, the land and the sky
The animals, the stars and the rivers
The oceans, the crags, the rocks on my back
The planets, the peanuts and the socks on my feet
The timber, the cinders and the cynic cylinders




From the sparks of a bark in a park
From the birth of a berth in the hearth
From the curd of a bird in a peak
I ask for given forgiveness
I cry for worthy words of worth
I wait for white fire and weeping wounds
I write for a rite on my right
From the cradle of my son in the sun
From the trades of my heir in the air
From the voice of my choice in the moist
You look amazed for a haze
You belch noisily for a pint
You order politely for a fuck
You stare astonished in a frock


iii

And I
Pay up the round
And you
Smile again
And he
Gives back a pound,
Just the change for a change,
And we
Turn our hands to the knob of the door in the floor...

To breath the breeze of the cheese
To chew the chains of the chicks
To wank on the way back to Wales
To fill the feel of the foil
To strange the range of the lounge
To splash the ash on my face
To raise the rays on your eyes
To say I stay in the dirt
To flirt in a shirt and a skirt
To chunk a baby-doll with a wave
To shave a-live of a cave
To shrink a shrimp in a shrill shrine
To show a shore in a shoot
To lollop a lollipop in a plumb plop

To coin a popcorn in a barn
To pin a pane in a pip
To sow a seed in a site
To ask for a flask and a throne
iv

You smile, yes, you smile endlessly
And I’m still searching for reasons,
Still in never-ending darkness
And confusion.
Despite all the rhymes and alliterations,
Consonances, asonances,
And other rhetorical devices,
Despite colourful words, verbs,
And gay images
Full with technical blunders,
I cannot but expect
The poem to be exact,
Let it do the talking
And my voice be silent,
My pen overflowing
Blank pages and
Sleepless nights.


v

The Last Dance

Dance, dance, the dazing dance in a trance
Sing, sing, this dizzying song in a swing
Jump, jump, the whole hole in a roll
Die, die, the death of a rat in a trap
the death of a rat in a trap
the death of a rat in a trap


Como veis, andaba buscando un estilo “tántrico” como para convocar una puerta que me permitiera ir más allá de nuestra “aparente” realidad. A su manera la encontré. De hecho, el segundo poema lo he leído varias veces durante los seminarios sobre literatura y educación que he impartido estos últimos años en Irlanda, Grecia o Alemania, por ejemplo, con distintos reacciones entre los asistentes. Acaso el que más recuerdo se dio en Grecia donde los alumnos se levantaron para acompañar mi lectura con diversos sonidos rítmicos, desde palmadas a pisotones. Todo una performance con carácter liberador, really.

Y bueno, que este post empieza a ser, y sí, como suelen ser mis posts, muy largo (aunque todos estaremos de acuerdo en que el tamaño no importa). He de reconocer que aunque mis poemas son la gran mayoría en español, sigo escribiendo en inglés de vez en cuando. Como muestra de uno de esos poemillas que de vez en cuando compongo aquí os dejo con, y por fin me despido, Forever and a Day.
Como al final veo que me estoy dejando algunas cosas en el tintero, el próximo miércoles volveré a hablar de mi poesía. Un beso enorme para todos.


FOREVER AND A DAY


If anybody comes around
And asks me how I know
That my love for you
Is going to last forever,
I think for a minute or two
And reply at last that
I obviously don’t know that much
But that the only thing I know for sure
Is that my heart
Every night since I saw your eyes
Whispers quietly in my ears:

“You’ll love her,
Pal,
And that’s a fact,
You’ll definitely love her
Forever
And a day”

And I’m glad
To hear that
And to know
my heart is yours.

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