¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

domingo, 28 de octubre de 2012

LÁGRIMAS, NADA MÁS QUE LÁGRIMAS


He llorado mucho.  En mi vida he llorado mogollón.  He llorado por heridas en las piernas, en los brazos, algunas en el corazón.  He llorado de mala hostia, de pura y oscura frustración.  He llorado también de alegría, de amor, de felicidad, de placer.  He llorado tanto.  Tanto…

Y aquí estamos, ante la llegada de ese pulso que ha de venir de Sirio y a su vez de Alción, ese pulso de luz que reconectará el mismo sol con nuestro centro energético, que hará que las alas nos crezcan por momentos.

Estoy llorando.  Escribo y estoy llorando.  Porque me siento en ti y te siento en mí, herman@ mí@.

Y me doy cuenta de que tus lágrimas y las mías son las mismas, siempre lo han sido.  Cierro los ojos y siento cómo palpita tiernamente tu frente, cómo levemente rozas tus piernas con esas manos florecidas que tan bellamente portas.  Te miro, amig@ mí@, y me doy cuenta de que te amo tanto porque este momento, este aquí, ahora, es tan luminoso que apenas puedo entender qué he hecho para merecer tal regalo, conocerte, conocerme, vivir este segundo, respirar el frescor de la creación.

Somos reyes antiguos que han venido a las ciudades de piedra de los hombres a recordar su divina niñez en las estrellas, aquel sabor a pica-pica, el primer estornudo que lo seguía, el tacto de la hierba, el olor de la nieve…   Y tú y yo nos miramos y miramos el mundo que nos mira, y todos nos reconocemos, y recordamos y activamos nuestro ADN dormido y ya está, así de fácil.  Dejamos las armas, los insultos, los odios, como si fueran simples juguetes enmohecidos por un tiempo ya soñado.  Y ahora todos caminamos de la mano y palpitamos, herman@s, con un MISMO CORAZÓN.

Gracias por dejar que mi aliento se entrelace con el milagro de tu vida, querdid@ mí@, gracias.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario