Raquel tocando el piano |
Para ella, que en el viento descubrió la libertad de los que
mueren,
para ella ahora y siempre, pues por fin ha entendido que
su casa es una estrella,
para ella y sólo para ella, porque sí y para siempre,
para ella, dulce, salvaje, silenciosa y eterna sirena de
plata,
para ella…,
para la que decidió quererme cuando ni yo mismo me quería.
(Francisco José Francisco Carrera, “Para ella”)
Nada tiene el amor
que no contenga un beso.
(Fernando Beltrán, “El beso”)
Los domingos por la mañana Raquel suele tocar el piano y yo
aprovecho tal momento para revisar mis blogs, corregir algún poema o pensar
amorosamente en todos vosotros, queridos míos.
Me encanta oír cómo Raquel toca en el salón mientras yo visito mis
escritos en el estudio. No es una casa
especialmente grande, así que estamos cerca físicamente, aunque la cercanía es
total porque yo me fundo en la música que tan maravillosamente interpreta mi
compañera en esta vida física, luz y agua de mi corazón.
Me encantan los domingos, la verdad…, bueno, me encantan
todos los días, para qué nos vamos a engañar, pero los domingos tienen un algo
especial, son el día en el que me “conecto” con el silencio detrás del silencio
detrás de la música del amor. Y me gusta
ir lento todo el día…, respirar despacio, pensar despacio, caminar
despacio. Crear espacio despacio. Así, toda esta quietud me habrá de acompañar
durante el mayor ritmo (a veces frenético) de los lunes, por ejemplo, cuando
tengo mucho lío (¡maravilloso lío!) en la Uned.
Mola. Los lunes, por cierto, son unos
días fascinantes y llenos de alegría.
Pero sobre esto ya escribiré algo en otra ocasión.
Los domingos antes sabían a piruleta, té con bergamota y
beso de amor pero desde que empecé a compartirlos con mi compañera de cuerpo y
de alma tendrán siempre para mí sabor a piano y tacto de luz. Raquel, ola luminosa, la chica índigo que
vino de las estrellas para ayudarme a cruzar el desierto incierto y tenebroso de mis miedos, deja fluir su alma a través de las notas que toca y yo,
a su vez, dejo fluir la mía desde el
estudio y mis escritos hasta que ambas se encuentran en esa alegría sublime que
nos unió por primera vez la noche en que nos reconocimos en Atenas (¿fue acaso
en esta vida, querida mía, o acaso en algún sueño aún no soñado?)
Hoy, que es domingo, quiero tan sólo celebrar este y todos
los domingos, los míos y los vuestros también, amigos míos, y lo quiero hacer
con un poemilla muy corto que me gusta mucho.
Me marcho hasta la semana que viene, que quiero dejarme ir
para encontrarme con la presencia silenciosa de Raquel en el pasillo…, justo
aquí al ladito. Lo mismo también pasáis
vosotros por allí, pues si eso os invitamos a un té, por lindos y por
luminosos.
Sabéis que os quiero, que os queremos, sois demasiado
queribles para no quereros mucho, sería una pérdida irreparable no quereros por
lo que en verdad sois: maravillosos seres con los ojos llenos de luz y el
corazón pleno de amor.
Ahí va el poema, forma parte del poemario en el que trabajo
desde hace algunos meses y que lleva por titulo provisional “Me dijiste que era
un sueño”. El poema va, qué raro, de uno
mis temas recurrentes, la importancia de ser conscientes de nuestras vidas
segundo a segundo. Un beso con sabor a
pica-pica.
QUEMA TODOS LOS PUENTES
Por Francisco José Francisco Carrera
Para todos aquellos amigos que no podré
conocer en esta vida. Os esperaré al
otro lado del Silencio, soñando con vuestros rostros reflejados en el mar.
Quema todos los puentes
apenas los hayas cruzado.
No mires atrás, no te lamentes
por lo que ya se fue o dejó de ser,
el pasado permanece por siempre
anclado y muerto en el ayer,
aprender a ser como la llama
que vibra eterna en el presente
y de forma absoluta ahora
y sólo ahora sin que le importe
lo más mínimo cuándo, quién
y por qué la acaba de encender
o cuándo se habrá de apagar.
Me gusto lo que escribiste. Hoy incluso más de lo habitual. Me gustó mucho ver a Raquel e imaginar vuestas mañanas de domingo acompañadas por una musica excelente. Me alegra mucho, muy dentro de mi, haber conocido dos personas tan estupendas y dedicadas a lo que a mi mas me llena: la música, la poesía y el idioma de Shakespeare :) Aunque virtualmente pero no por ello de forma menos sincera os mando un beso enorme, enorme a los dos (más la existencia Perruna que os acompaña)
ResponderEliminarZuzanna
Te mando otro beso virtual a través de aquí, querida amiga. Ojalá podamos encontrarnos en persona algún día. Y gracias Francisco por esta entrada tan preciosa (como siempre).
ResponderEliminarGracias a vosotras, por vuestras bellas palabras, por ser como sois y por el mero hecho de existir, he tenido el privilegio de ver manifestada la belleza esencial del universo en muchos ojos y muchos gestos y vosotras destiláis esa música y esa perfume silencioso de forma especialmente maravillosa. Gracias y gracias y gracias por lo compartido, lo intuido y lo simplemente esbozado.
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