Qué grande es oír trozos de cielo en la tierra.
Me encanta celebrar la dedicación de tipos tan maravillosos
como Miguel Lage, músico, dibujante, persona siempre grata en todo lugar y en
todo tiempo, artista postmoderno y moderno visionario de lo que es. Además amigo, no lo oculto, cómo no
enorgullecerme de ser amigo suyo, qué digo amigo, hermano, hermano de alma y de
corazón y de sangre, pero ante todo, al menos en esta entrada de hoy, yo soy su
fan, su seguidor, su devoto admirador.
Ya hablé de su primer trabajo con su grupo de siempre, The
Wildborns (véase entrada del sábado 25 de septiembre de 2010 en este mismo blog,
también puedes pinchar AQUÍ) y ahora
me toca la grata labor de diseccionar su primer trabajo en solitario, alkane city radio.
Ya desde la tipografía del título (es Miguel quien usa las
minúsculas) se nos adelanta lo que vendrá: rock intimista y desprovisto de
artificio, o digamos que presenta el artificio justo…, o yo qué se. He dicho rock, pero casi por decir algo. Me cuesta definir “genéricamente” lo que
Miguel nos presenta. Es, esto lo tengo
claro, música, y música de la buena, de la que se te incrusta en el cerebro y
te acompaña cuando el mundo te clava sus espinas en las manos, es de esa que te
acaricia el alma a base de susurros y vocecitas lindas aunque sean desesperadas,
de la que hace que salga el sol cuando llueve y que caigan chuzos de punta cuando hace un calor que te sudan hasta las pestañas.
Son siete temas, siete, siete joyas de luz y de sombra que
nos enseñan un poco más de lo que habita al otro lado del espejo.
Vamos a ellos:
1. You’re my acid:
Empecemos por aquí, que para eso es la primera canción. El viaje empieza con un ritmo que te va
introduciendo casi sin darte cuenta en un torbellino sombrío que se torna
luminoso en el estribillo. La canción
muestra un trayecto de lo inquietante a lo dulce.
2. When she wakes up:
Una de mis favoritas, vaya esto desde el principio. Y es que estamos ante un pedazo de canción
para empezar bien la mañana, pero con un aire melancólico típicamente inglés, el
mismísimo Steven Wilson de los Porcupine Tree podría haberla compuesto, tan
inglesa me suena, tan deliciosamente melancólica. Me hace volver a mi año en Oxford, donde
noche tras noche buscaba en calles y pubs la luz que me sacara de la oscuridad
que me devoraba el alma, pero esa es otra historia, y hoy no he venido hasta
aquí para hablar de mí. La letra de esta
canción, por cierto, narra de manera increíble lo que es estar enamorado, es,
así, una canción de amor que no se hace pastelosa para nada.
3. Boy: Toma trallazo minimalista. En to la jeta. Me encanta.
Una vuelta a los orígenes, a la América profunda de donde saldría el
Blues más oscuro y sucio, que es al fin y al cabo el que más limpia. Para mí, oír este tema es como leer a
Faulkner, igual de transcendente, oye.
4. Methane: Es
esta una canción extraña, y lo es desde que las guitarras empiezan como sin
ganas, es como si te arrastrases por un bar medio colocado (o colocado entero)
y te sintieras lleno de alcohol y de humo y de mierda hasta el cuello, pero se
está bien así, la verdad. Es como un poema
de Bukowski, y ya sólo por eso me gusta, el sonido guitarrero sigue sucio y
“cuidadosamente descuidado”. Me apetece
tomarme un buen whiskey, la verdad, y eso que yo no bebo nada de alcohol. Me encanta esta suciedad tan de buena mañana.
5. Tonight I’m
kissing you: Siéntate bien sentado para esta, empieza tan calladamente, tan
de “incógnito”, que según se van añadiendo instrumentos el cuerpo se te pone
loco de vida y rock n’ roll y para cuando llega el estribillo ya estás volando
hacia un mundo oscuro que te atrae y te aterra al mismo tiempo. La instrumentación es todo un acierto, es un
ejemplo claro de “tocar lo justo”, con la intensidad necesaria, dejando espacio
para lo que no suena, para lo que se ha de intuir antes que oír. Pasote de tema, colegas.
6. Untitled prayer:
Esto es un poema hecho canción. La letra
es de 10 pero es que la música y la voz son lo más. Una meditación disfrazada de canción, no os digo
más. Gracias, Miguel, por este regalo.
7. Home: El tema
más largo (4 minutos) y un “real grower”, por así decirlo. Me ha ido gustando más y más, la primera vez
que escuché el ep. me pasó desapercibido, la verdad, y con el tiempo se me han
ido desvelando sus muchos aciertos. La
letra es buenísima, de la mejor poesía (a ver quién supera esto “made you a
necklace of solid dreams and spoons”).
Este tema es un “ver las olas”, así me gusta definirlo, un sentarme ante
la ventana para “ver llover”, es de esos que te dejan como suave por dentro, no
sé si me explico. Y luego viene esa
parte que me encanta sobre el minuto 2:30 con un solo desgarrador y desde ahí
se va hacia la oscuridad a ritmo de “tiniebla necesaria”.
Y bien, qué más decir, esta es una obra “íntima” y todo lo
que he dicho sobra, la verdad, sobra porque no es capaz de mostrar lo que le
hace “alkane radio city” al oyente, cómo lo envuelve desde el principio en un
“suave desasosiego” que a mí me recuerda a las madrugadas de amor
adolescente.
A mí me encanta, eso está claro. No dejes de escucharlo. Lo necesitas, aunque aún no te des cuenta.
¡Hasta la semana que viene mis queridos selenitas!
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