La
verdad es que la poesía, como sabéis, ha sido parte esencial de mi vida desde
(casi) siempre. Incluso en aquellos años
que no me interesaba lo más mínimo, yo, sin saberlo, estaba buscando
interpretar la realidad (mi realidad), la vida (mi vida) desde una perspectiva
lírica. Como ya he contado en otras
ocasiones, a la poesía llegué como lector y crítico durante mis años de
estudiante de Filología Inglesa para dar el salto a escribirla (de manera más
profesional) durante mi año como profesor de español en Inglaterra.
Todavía
me gusta sorprenderme ante el hecho de cómo llegan muchos de los poemas que
escribo. Son varias las veces en que
tengo que parar lo que esté haciendo para escribir una serie de líneas que me
viene susurradas desde algún otro lugar (ahora me gusta imaginar que es mi yo
en 5 o 6 dimensión que me dice cosas para ayudarme en este camino en tercera
dimensión más denso y más complejo y más oscuro…).
Y
venga un ejemplo, esta semana, entre mis lecturas sobre psicología
transpersonal, creatividad y hermenéutica analógica, he tenido que detenerme en
seco para escribir una serie de poemas, tres para ser precisos, y que hoy
comparto con vosotros. A saber qué os
parecerán (si os parecerán algo), yo siento que me los han susurrado para poder
disfrutarlos yo mismo, sin más. Lo que
sea, oye.
Os
dejo con ellos, guap@s. Besotes!!!!!
GUERRAS
MÉDICAS
Dejaste
la espada
en
la piedra,
la
fría piedra,
fría,
oscura, bestial…
Llorabas
y
decías
no
poder cerrar los ojos
y
el miedo
ensombrecía
tus rojos
labios…,
Cubría
el mundo
con
su olor
la
carne quemada
y
la sangre de nuestros
hermanos.
Y
con todo,
sabíamos
que morir
ahora
era
a su vez
vivir
para siempre
y
para siempre volver
a
olvidar
el
sabor glorioso
de
la muerte.
PROTÁGORAS
Con
mi boca,
mi
sucia boca,
infamé
su rostro.
No
lo sentí,
era
un destino
merecido.
Escupí
sobre
sus
ojos y
colmé
mi
corazón
con
alegría.
Desde
entonces
no
dejo soñar
con
él,
con
sus bellos labios,
y
lloro a menudo
porque
por fin
había
comprendido
que
sólo él
me
hubiera podido
enseñar
qué
significa
en
verdad
querer.
LOS
30 TIRANOS
Nos
levantamos
este
nuevo día
ante
una Grecia
silenciosa.
Atenas
no suspiraba
siquiera,
era
nuestra,
por
siempre
habría
de serlo.
Habíamos
venido
desde
las sombras,
el
altar sangriento
descubriendo
el
horror infame
del
morir.
Serían
tiempos
de
locura
que
pasaría
por
verdad,
de
odio
que
pasaría
por
belleza
y
de egoísmo
disfrazado
de bondad.
Pero
nosotros,
hombres
de humo
venidos
desde
las
sombras,
sólo
nosotros,
sabríamos
qué
era cierto
y
qué ficción
y
sueño.
Pero
yo sé
que
acabaréis despertando
y
nos arrancaréis
de
nuestras manos
la
libertad que nunca
perdisteis…
Espero
ese momento
con
cierta angustia,
mientras
bebo el vino
del
Poder
y
descanso mi cuerpo
sobre
este trono de oro.
Acontecerá,
pues,
lo
que haya de acontecer,
y
yo,
en
otro cuerpo
y
en otro tiempo,
estaré
allí
y
lo veré
como
tú
también
lo verás.
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