¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

domingo, 23 de septiembre de 2012

MISTERIOS DE LA POESÍA



La verdad es que la poesía, como sabéis, ha sido parte esencial de mi vida desde (casi) siempre.  Incluso en aquellos años que no me interesaba lo más mínimo, yo, sin saberlo, estaba buscando interpretar la realidad (mi realidad), la vida (mi vida) desde una perspectiva lírica.  Como ya he contado en otras ocasiones, a la poesía llegué como lector y crítico durante mis años de estudiante de Filología Inglesa para dar el salto a escribirla (de manera más profesional) durante mi año como profesor de español en Inglaterra.

Todavía me gusta sorprenderme ante el hecho de cómo llegan muchos de los poemas que escribo.  Son varias las veces en que tengo que parar lo que esté haciendo para escribir una serie de líneas que me viene susurradas desde algún otro lugar (ahora me gusta imaginar que es mi yo en 5 o 6 dimensión que me dice cosas para ayudarme en este camino en tercera dimensión más denso y más complejo y más oscuro…).

Y venga un ejemplo, esta semana, entre mis lecturas sobre psicología transpersonal, creatividad y hermenéutica analógica, he tenido que detenerme en seco para escribir una serie de poemas, tres para ser precisos, y que hoy comparto con vosotros.  A saber qué os parecerán (si os parecerán algo), yo siento que me los han susurrado para poder disfrutarlos yo mismo, sin más.  Lo que sea, oye.

Os dejo con ellos, guap@s.  Besotes!!!!!

GUERRAS MÉDICAS

Dejaste la espada
en la piedra,
la fría piedra,
fría, oscura, bestial…
Llorabas
y decías
no poder cerrar los ojos
y el miedo
ensombrecía tus rojos
labios…,
Cubría el mundo
con su olor
la carne quemada
y la sangre de nuestros
hermanos.

Y con todo,
sabíamos que morir
ahora
era a su vez
vivir para siempre
y para siempre volver
a olvidar
el sabor glorioso
de la muerte.

PROTÁGORAS

Con mi boca,
mi sucia boca,
infamé su rostro.
No lo sentí,
era un destino
merecido.
Escupí sobre
sus ojos y
colmé
mi corazón
con alegría.

Desde entonces
no dejo soñar
con él,
con sus bellos labios,
y lloro a menudo
porque por fin
había comprendido
que sólo él
me hubiera podido
enseñar
qué significa
en verdad
querer.

LOS 30 TIRANOS

Nos levantamos
este nuevo día
ante una Grecia
silenciosa.
Atenas no suspiraba
siquiera,
era nuestra,
por siempre
habría de serlo.
Habíamos venido
desde las sombras,
el altar sangriento
descubriendo
el horror infame
del morir.
Serían tiempos
de locura
que pasaría
por verdad,
de odio
que pasaría
por belleza
y de egoísmo
disfrazado
de bondad.
Pero nosotros,
hombres de humo
venidos desde
las sombras,
sólo nosotros,
sabríamos
qué era cierto
y qué ficción
y sueño.

Pero yo sé
que acabaréis despertando
y nos arrancaréis
de nuestras manos
la libertad que nunca
perdisteis…
Espero ese momento
con cierta angustia,
mientras bebo el vino
del Poder
y descanso mi cuerpo
sobre este trono de oro.

Acontecerá, pues,
lo que haya de acontecer,
y yo,
en otro cuerpo
y en otro tiempo,
estaré allí
y lo veré
como tú
también lo verás.

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