Me he levantado este domingo acariciado por una leve brisa. Vale, sí, estaba en la cama, todo oscuro,y olía
como a azul mar. En la boca predominaba
un tacto de estrella, así, rugosa pero cálida a la vez.
Lo siguiente que hice fue abrir los ojos pero no eran mis
ojos. Se abrieron, vale, como se nos
abren los ojos a todos. Después puse un
pie en el parquet, estaba frío, busqué la zapatilla…, lo típico. Y zas, allí, en medio del puñetero cosmos, del
cosmos más estupendo y precioso, zas, repito, y viniendo de ninguna parte una
brisa flipante y cariñosa va y me abraza, me acaricia me toma por delante y por
detrás convirtiéndome en un maravilloso sándwich de huevo duro y vinagreta. Osplis que rico esto último, tú.
Y así estoy hoy, acariciado de brisa y con unas ganas enormes de abrazaros cual enorme oso de peluche.
Hoy también comparto poemita con vosotros, no creo tener
mucho más que decir y me espera mucho trabajo para la uni en el estudio (desde
donde ya estoy escribiendo, no me tengo que ir lejos). Lo cierto es que mis alumnas del Grado de Educación
Infantil (también hay chicos, pero el grupo es tan maravilloso que no tiene
ninguna identidad genérica en particular, simplemente son… radiantes,
alucinantes, y más, oye) ya van haciéndose una idea de que su profesor de Didáctica
de la Lengua Oral y Escrita es un apasionado de la Didáctica del Silencio…, el
poema lo refleja bien, creo.
Espero que os guste, guapísimos y guapísimas mías.
Besos.
POETA DE SILENCIOS
por Francisco José Francisco Carrera
Decidí
callar para siempre,
ser poeta
de silencios,
mirar sin miedo
la esperanza,
hablar sin voz
y sin palabras,
ser el viento,
ser el agua,
ser humano
de verdad.
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