¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

domingo, 13 de noviembre de 2011

ORFEO


Últimamente no estoy encontrando demasiado tiempo para mis poemas.  Está bien así.  Cuando hay tiempo para ellos, los escribo (si se dejan), cuando no hay tiempo son ellos a veces los que se me aparecen a los pies de la cama nada más levantarme y justo cuando me dispongo a iniciar el día con mi meditación mañanera.  En estos casos, detengo un poco el mundo, lo dejo en pausa por un ratito y escucho lo que se me tiene que decir. Y el poema nace dulcemente.  Este ha sido el caso del poemilla que quiero compartir con vosotros este precioso domingo de luz y de cielo.

Me encanta desde chiquitín el mito de Orfeo y llevaba algún tiempo queriendo escribir algo sobre ello.  Esto es lo que ha salido.  Espero que os guste.  Un besazo enorme para todos.

ORFEO
por Francisco José Francisco Carrera

Si vas al Norte, acuérdate de Orfeo.
(A. González)

Orfeo, silencioso,
tenía el romo sabor
de las espadas
en sus labios.

Era su cuerpo
un lento atardecer
y su boca
una suerte de tortura.

Descendió, valeroso,
hasta las yermas
y oscuras entrañas
del mundo.

Encontró la luz
donde la tiniebla
reina y la esperanza
no tiene allí cabida.

Pero tuvo miedo,
volvió la vista,
y la sombra devoró
su fantasía.

Quisiera esperar
que en mi descenso
el corazón no tiemble
y encuentre la salida.

No miraré atrás,
amada mía,
te lo prometo,
seré de hielo.

Lo único que
quiero pedirte
es que cuando llegue
tú ya estés lista

y preparada
para darnos prisa
en escaparnos
de la casa de tus padres.

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