¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

jueves, 14 de abril de 2011

LA TEJEDORA DE HISTORIAS: EL TAUMATURGO

El taumaturgo besaba los ojos para acceder secretamente a la llama. La llama siempre era azul pero en extrañas ocasiones se podía convertir en amarilla justo al devorarla. La llama no era lo que buscaba el taumaturgo, claro, pero aquello que buscaba no tenía nombre: era la esencia de lo no nombrado.

Yo aprendí de él el arte de vivir en el fuego. Las llamas, desde pequeño, fueron mi verdadera madre. El taumaturgo lo tuvo fácil, yo venía de más allá del horizonte, del mundo oscuro del silencio que crepita aún en mi mirada. ¿Cómo no iba a convertirme en su mejor alumno?

Pero nada importa ahora que acaricio los párpados de mi maestro y le doy mi último adiós besando sus labios inmarcesibles.

Ahora soy yo el taumaturgo, ahora el cielo de Esmirna se abre para mí y la ciudad entera conocerá la belleza de las llamas. Ha llegado la hora de nacer a la vida que todos vosotros simplemente soñáis. Y yo, el nuevo taumaturgo, os voy a regalar vuestro segundo nacimiento.

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