Si me preguntas que qué he traído de nuevo aquí te responderé con un silencio. Si me susurras palabras de olvido, yo mismo te ofreceré la oscuridad más profunda y aquella mirada que se ocultaba tras mi cuerpo de niño que entendía que la vida es otra forma preciosa de muerte absoluta. Si acaso te me acercas con total desesperanza no voy a dejar ni por un segundo de elevar cada una de tus células hasta las montañas donde habita la locura más perfecta, donde aprendí a hacer el amor conmigo mismo sin sentir temor o culpa.
Al fin y Al cabo, hoy, que es domingo, un día como otro cualquiera, hablo de lo que he hablado siempre, me escuches o me ignores por completo. Estoy hablando de lo de siempre, amigo mío, estoy hablando, como es normal, concretamente de la nada.
Allí te espero.
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