Por Francisco J. Francisco Carrera
Se
acercaban como el silencio
se
acerca a las montañas
y
como sólo los labios
amantes
presionan
el
alma en cada beso.
Se
acercaban como el alma
se
acerca al corazón
que
ama. Como la palabra
se
acerca a la cosa
sin
llegar a desearla.
Se
acercaban asustados
esperando
estar equivocados
pues
el amor da miedo
y
preferimos los dolores
que
ya hemos conocido.
Se
acercaban por el día
por
la tarde
por
la noche se acercaban.
Pero
nunca se tocaban,
temían
romper la magia.
Se
acercaban tanto
que
dolía.
Se
acercaban tanto
que
el corazón, loco
y
angustiado, gritaba.
Y
un día, de repente,
ella
no vino,
él
tampoco,
y
todo se marchitó
ante
su falta.
Ahora nadie se acercaba,
nadie,
tan
sólo la nada,
una
nada que no tenía
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