por Francisco José Francisco Carrera
A
la luz de la lluvia
descubrimos
nuestros cuerpos
recién
llegados a ese territorio
incierto
del amor.
Después
de la tormenta
cada
uno recogió su ropa
y
también su corazón.
En
silencio perdimos la magia,
en
silencio y con dolor.
Tu
nombre se perdió
entre los charcos,
el
perfume de tu piel
también
despareció.
En
mis labios tus caricias
siguieron
floreciendo
por
un momento
o
dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario