¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

domingo, 19 de septiembre de 2010

BIENVENIDOS A LA MASCARADA DE LA VIDA


Nota: Todas las fotos han sido hechas por Raquel, el rostro detrás del rostro detrás de la máscara es, creo, el mío.

Desde hace ya años vengo estando más y más interesado por el concepto de “máscara”. Lo saben bien mis amigos y mis exalumnos de los últimos años. Como ya he expuesto en varios otros lugares, es significativo que el vocablo español “persona” venga del latín donde hacía referencia a la “máscara que se ponían los actores teatrales”. En este sentido, nuestra personalidad (que no es única, deberíamos hablar siempre de personalidades, así, en plural) no es otra cosa que una “máscara”. De este modo cabe plantearnos la pregunta necesaria: ¿entonces siempre llevamos máscara?

Pues no lo sé, no sé si siempre, pero casi. También es verdad que se nos ha programado para ello y ahora puede ser peor el remedio que la enfermedad. Quitarnos las máscaras, así, sin anestesia, puede ser muy doloroso. Pero es bueno que caigan de nuestro rostro original de vez en cuanto, es muy necesario. Es liberador.

Y con todo es una maravilla el llevar máscara…, cuando eres consciente de que la llevas. Entonces la vida se convierte en un juego divino y maravilloso. Hay momentos trágicos y cómicos, pero tú los vives con una profunda realidad en ti. No los rechazas o les quitas importancia, pero tampoco les das un valor absoluto (que al fin y al cabo nada tiene). Eres entonces un actor desarrollando su función en la mascarada de la vida.

Y es que esta semana se me han juntado dos cosas. Para empezar y como por casualidad, me he encontrado con un poema precioso que comparto con vosotros. Es de una americana de origen japonés, Mitsuye Yamada, y se titula “Masks of Woman”. No tengo copia en español así que os lo traduzco libremente del inglés, bear with me!

Mascaras de mujer
Por Mitsuye Yamada


Esta es mi máscara diurna
hija, hermana,
esposa,
madre,
poeta, profesora,
abuela.

Mi máscara es puro control
oculta todo
y sirve para soportar
mi máscara es una huida
de mi propio
Ser.

Interesante, ¿no? Ahí estamos dándole y volviéndole a dar al mismo tema de siempre. Lo cierto es que uno se plantea por qué habríamos de huir de nosotros mismos (= de nuestro propio SER), ¿verdad? Eso, queridos míos, lo dejaremos para otro ocasión.
Mi idea hoy es plantear las preguntas. Recogeremos la cosecha en otro foro o en otro mundo, quién sabe.

Decía que se me habían juntado dos cosas para llegar hasta esta entrada. Bien, falta la segunda. Hace unos días se me escribió casi sin darme cuenta un poemilla garabateado en una libreta (una de las libretas que me llevo a todas partes por si acaso me da el aliento poético, como en los últimos meses me ha venido ocurriendo tan a menudo) y este es, más o menos, el resultado:

MASCARADA
Por Francisco José Francisco Carrera


Bienvenido al baile de las máscaras.
Porta el rostro prestado con alegría.
Si tienes hambre, come, es bufé libre,
sin andas con sed, no te cortes, bebe.

Hoy ni eres tú ni eres ya el otro,
el mañana no existe todavía,
come, bebe, baila y sé tu mismo
con tu máscara. La noche es joven,

nunca habrá de llegar la madrugada.


Al fin y al cabo, he llegado a la conclusión de que es maravilloso encontrar momentos en los que quitarse totalmente la máscara y celebrar el vacío primordial del rostro de debajo de tu rostro, de ser, por fin, el otro. Lo Otro. Pero igual de maravilloso es disfrutar del juego de colores y sonidos que nos ofrece esta gran Mascarada que es la vida. Y del mismo que de niños jugábamos a Indios, Guerreros o Astronautas, ahora de adultos jugamos a ser Madres, Tenderos, Amantes, Abuelos…, y es maravilloso, como dice en su poema Luis Alberto de Cuenca, abrir todas las puertas y desde el fondo del ser vestirnos y travestirnos. Y luego, volver a casa, siempre volver a casa, desprendernos del abrigo, los pantalones, el vestido, quitarnos el maquillaje, los anillos, las pulseras… volver a nuestra piel desnuda, y después seguir un poco más abajo, tendones, huesos y venas, un poquito más todavía, sí, ahí, al centro del centro, ahí donde todo es lo que es.
Volvernos para dentro, volvernos del revés. Tú ya me entiendes.

Hasta la próxima semana, preciosos seres cubiertos por bellas máscaras.
Y venga, que estamods de rebajas e improviso otro poema y os lo escribo al mismo precio…

LA MASCARADA DE LA VIDA
Por Francisco José Francisco Carrera


Y qué soy hoy,
qué máscara de entre todas
me habré de poner
para empezar la jornada,
con qué zapatos saldré,
qué disposición de alma
me puede venir bien,
qué color de corazón
podría ser el mejor...

No lo sé
y me cuesta decidirme.

La vida es hoy gloriosa
y siento que no he perdido
las mañanas triunfantes
de ser joven y estupendo
que decía Victor Hugo
(bueno, el final es añadido
mío, lo de estupendo, digo).
Bajaré al gran parque de la vida
con una sonrisa de estrellas en la mirada,
con un cuerpo de plata y canela en rama,
con ojos de otoño en flor y boca de madrugada
pero sobre todos los todos
con ganas, pero muchísimas ganas,
de participar en la gran mascarada
de las vidas que vivimos
y bajaré, ya no lo dudo,
con esta careta prestada
que, al menos por hoy
me lo creo a pies juntillas,
es mi cara verdadera.

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