¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?

¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?
He venido
a besar tus labios con mis ojos,
a dejar en tu cuerpo mis caricias,
a rezar a un dios estupendo y lleno de vida,
a respirar el aliento mismo de la creación,
pero sobre todo,
por siempre y para siempre,
a amarte, hermano mío,
amarte y no dejarte de amar,
nunca más dejarte de amar.
(Francisco J. Francisco Carrera, "Luna de Agosto")

viernes, 11 de marzo de 2016

Sobre tesis doctorales, el ser doctor y otras mixtificaciones más tificadoras...


Presentando la Tesis
Para Juan y para Javi, guardianes de las puertas, almas cálidas y luminosas que me acompañaron cuando tuve que cruzar las gélidas sombras, la última estancia en la tierra de los ángeles ciegos, los puentes que se ocultan más allá de los espejos...

Y bueno, ya está. Por fin. Ya. Se acabó. O algo. Hace ya casi 18 años empecé mi carrera como profe universitario y hace 19 terminé mi licenciatura en Filología Inglesa. Desde entonces deseé continuar hasta finalizar unos estudios de doctorado. Estudios que se tornaron pesadilla sisífica (sí, hermano Milton, así lo llamaste tú). Terminé el CAP en la especialidad de Lengua Inglesa, acabé una tesina para lograr la Suficiencia Investigadora en Filología Inglesa (algo así como un máster estos días) y casi se me fue la vida en ello y más adelante un máster en Psicología Transpersonal. Lo cierto es que tras lograr la Suficiencia Investigadora, creía que había tocado fondo pero no, la broma seguiría su curso. Por aquel entonces analizaba la obra completa del poeta posmoderno inglés James Fenton, autor del que acabaría intoxicado hasta la náusea. Mi tesis doctoral iba a diseccionar toda su obra pero lo único que diseccioné fue mi corazón. Vamos que me rompí. Además mi realidad "universitaria" se quebró demostrándome cuán frágil es todo en este mundo de formas y sueños mal esbozados. Tras 11 años dando clase me fui al paro y, parado, descubrí que el silencio es otra manera de curar el corazón. Fueron dos años dedicados a estudiar tres disciplinas: el zen, el taoísmo y el advaita vedanta.  Además empecé a interesarme más en serio por la Filosofía y la Psicología Transpersonal (sobre todo por la figura de Ken Wilber). También leí la obra entera de Krishnamurti y Antonio Blay en bucle y hasta hoy sus palabras me acompañan cuando el mundo se me hace insoportable, lo que ocurre de cuando en cuando. Después volví a dar clase en la uni, tornando la filología por la didáctica. Y hasta ahora. En estos últimos 5 años me fui reecontrando con trozos de mi alma desperdigados por el campus y claro al final empecé una nueva tesis. James Fenton ya olvidado acabé a medio camino entre las teorías de la creatividad, la hermenéutica filosófica, la didáctica del inglés y el haiku japonés. Un camino bello pero también lleno de "trampas". La verdad es que me voy a saltar todas las partes malas, esas me las quedo para mí (que además se aprende mucho del dolor y el sufrimiento), paso a las buenas. Gracias a un buen grupo de gente (esta tesis es de autoría transpersonal) que no voy a mencionar ahora porque se me iría un buen trozo de texto (sabéis perfectamente quiénes sois) y a un programa de doctorado multidisciplinar galáctico (razón aquí) de la Universidad de Salamanca, el pasado lunes 7 de marzo defendí mi tesis doctoral sobre el uso del haiku en inglés en el aula de 6 de primaria para desarrollar la interpretación, la comprensión y la creación literaria. Y fue un gustazo. Se cerró una etapa. Se abre otra.

Lo primero es que retomaré mis entradas dominicales en el blog. Lo segundo que tengo más ganas que nunca de seguir investigando, dando clase e intentando profundizar en lo Real detrás de lo real.



Hay mitos muy ciertos del período después de la tesis. Nada cambia, la verdad, y todo cambia a la vez. Además, a mí me ha interesado explorar la idea del "sobreesfuerzo", en este sentido ha sido un verdadero aprendizaje. El camino ha tenido momentos agónicos, pero el final ha sido muy dulce, a pesar de los nervios previos (el fin de semana de antes estuve insoportable, pregúntese a Raquel que tuvo que aguantar a este manojo de nervios calvo y medio lelo). El día de la defensa fue bello, muy bello, acompañado por mis hermanos y hermanas, rodeado de gente que amo con locura, y el acto también fue muy lindo. Por muchos motivos. El tribunal fue tremendamente educado y sus intervenciones aportaron nuevas ideas a partir del texto original que por fuerza presentaba muchas limitaciones. Es bonito sentir cómo uno puede hablar de los errores cometidos (los míos, es obvio) sin sentir ninguna incomodidad (y esto se logra al estar ante un grupo de personas creativas y que transmiten un profundo amor y respeto por el conocimiento). Lo cierto es que no puedo guardar mejor recuerdo de todos y de todo. Repito que fue bello, muy bello. Y se cerraron muchas heridas. Cuando a los dos días me llegó la nota final y me enteré que fue la máxima (Sobresaliente, 30, cum laude) lloré un poco por la sensación de "coño, qué bien" y hacía mucho que no experimentaba eso con tal intensidad. Un poco de subidón está bien, aunque es importante bajar rápido a tierra y seguir cavando pues el agua que sacia está en las zonas más profundas.

No sé. Bueno sí, sí sé. Esto sé, nada más: estoy profundamente agradecido. Gracias. A todos. Gracias, universo. Gracias. También gracias a la ciudad de Salamanca porque me ha regalado calidad y calidez, tanto en lo personal como en lo académico. De allí son Javi y Manolo, por ejemplo, dos hermanos del alma y de alma. Allí también me he doctorado, algo que era importante para mí, en muchos sentidos, la verdad.

El recuerdo de esta foto ilumina mi sonrisa y me hace, casi, levitar.

Con mis dires, el Tribunal y el Director del programa de doctorado


Y lo dejo ya. Que hay otras muchas cosas de que ocuparse un domingo (aunque esto lo publico un viernes por la noche, pero siempre asocio Luna de Agosto a dos cosas, los domingos y mis dos años en el paro y lo mucho que me sirvieron para descubrir el rostro detrás del rostro): Beber la luz del mediodía. Rozar los contornos del mundo. Sacar a Kibo. Pasear de la mano con Raquel como cuando éramos novios (la verdad es que aunque casados, lo seguimos siendo).

Para acabar una imagen de Frato que cerraba una de las partes de mi tesis. Besos mil!!!!!!!!!!!