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Katharine Hepburn como Leonor de Aquitania en la peli "El León en Invierno" |
El
texto que aquí sigue ha nacido a partir de mi proceso de documentación para
presentar la Conferencia “Labios que iluminan, ojos que susurran: Leonor de
Aquitania y el corazón de lo lírico”, esta tuvo lugar dentro del ciclo de
actividades “Ella, Día Internacional de la Mujer”, auspiciado por la
Universidad de Valladolid.
Lo
cierto es que con estas palabras no quiero nada más que recoger algunas de las
ideas de la presentación, en un contexto propiamente lírico. Ahora bien, mi tesis principal consistió en señalar que es posible “leer” la
vida de Leonor de forma “poética”, esto es, mostrar cómo en la vida de Leonor
se repitieron algunos aspectos/patrones que le son asimismo propios a la poesía
lírica. Si lo conseguí, el lector (así
como los asistentes) lo habrá de juzgar.
Es obvio, este blog así me lo pide, el texto es más poético que académico,
pero al fin y al cabo, creo que la Academia ha de volver de nuevo a la poesía
para que el aliento lírico y el impulso científico vuelvan a unirse de una vez
por todas.
“Leonor
de Aquitania, la dos veces reina, la mujer que fue más allá de todos los
límites para darse cuenta de que todo viaje a casa es un viaje circular, un
trayecto que empieza en la niñez y que desde allí se aleja poco a poco hasta
que por fin reconoce que alejarse es a su vez otra manera de volver.
La
figura de Leonor de Aquitania preside el siglo XII de la bella Europa
Medieval. Desde la atalaya insigne de
sus ojos, Leonor contempla el mundo con una mirada cómplice y renovadora. Todo lo que observa cobra vida: los elevados
muros, las dulces praderas aquitana y provenzales, los mercados llenos de
quieta agitación de cada lugar que visita.
También París, con su porte serio y distinguido, con su adusta franca
austeridad ha de impregnarse del brío de la Reina. Del mismo modo la joya blanca que es el Reino
de los Anglos habrá de imitar los símbolos y las formas de la nueva Reina, pero
esto será más tarde, cuando Enrique y ella miren a Europa desde un trono común,
desde un Imperio enorme.
Leonor,
ay, Leonor. Tú, como un poema, iniciaste
un viaje circular desde tu Aquitania originaria, y más allá de París, más allá
de la verde Inglaterra, más allá incluso de tu viaje a Tierra Santa, más allá
de esas tierras que fueron tus tierras, tus patrias, siempre volvías, como el
estribillo de una grácil canción, a Aquitania.
Leonor, Reina de Francia, Leonor, Reina de Inglaterra. Siempre duquesa de Aquitania. Siempre, digo, volvías a Aquitania. Y en tu vejez allí volviste una vez más. Leonor.
Aquitania. Leonor. El corazón.
Pero
todo era un truco, años más tarde lo descubriríamos, descubriríamos, pues, que
más allá del viaje circular, Leonor creaba una nueva patria en cada lugar que
visitaba, en cada persona que conocía, en cada poema que inspiraba. Ella era Melusina, la transformadora, a modo
de piedra alquímica, a modo de expresión poemática, Leonor actuaba como la
piedra filosofal y transformaba los metales base en oro puro, lo indigno en
celestial. Y para que su esencia lírica
tomara una forma adecuada, Leonor moldeó el amor y el poema para que bajo su
manto de estrellas el fino amor, el
amor cortes naciera y floreciera sin igual.
Y
esa bella Francia se iluminó y se enamoró.
Francia, la gloriosa Francia, nuestra amada Francia. Francia, los labios de Europa, Francia y su
precioso y preciado corazón. Francia que
es el mundo, Francia que es canción y silencio.
Francia, dulce y en verdad amarga.
Nunca más Francia volvió a ser la misma, nunca más Inglaterra, joya
oscura que resplandece más allá de su pasado sajón, nunca más Europa, nunca más
ninguna de las tierras que visitó volvió a ser la misma, pues su paso
transformaba, sus ojos iluminaban y sus labios no dejaban de proferir el misterio
ignoto de la rosa.
Leonor
fue un poema que durante algunos años quiso encarnarse en mujer. Ella quiso decírnoslo de manera lírica y
sutil, nosotros, sus devotos amantes hemos querido descifrar las formas para
llegar a la esencia y en el proceso nos perdimos para, en la luz, para la luz y
desde la luz, volvernos a encontrar.”
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