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Lilit (1892) de John Collier, como casi siempre, representada con el pelo rojo. |
Desde hace tiempo me interesa la figura de Lilit, esa
maravillosa primera pareja de Adán que le mandó a hacer gárgaras para buscarse
la vida por Mesopotamia. Y en estos días
vuelve a visitarme en ensoñaciones, o puede que sea Medusa en otra encarnación.
Medusa siempre respira silenciosa a los
pies de mi cama porque sabe que en su voz he reconocido el orden oculto del
universo.
Pero sigo con Lilit.
Lilit, como representación de la primera mujer en la humanidad, mola. Mola más que Eva, eso es seguro. Porque Lilit fue creada como una igual a Adán
y no extraída de ninguna parte de la anatomía de este. Y eso, ¿no os parece? tiene más sentido.
El Génesis tiene una línea que apunta hacia esto. Antes de sacar el rollito de la costilla, encontramos estas líneas:
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La Reina de la Noche, tablilla de terracota Sumeria o Asiria. |
"Dios creó al hombre a su imagen,
a la imagen de Dios lo creó,
macho y hembra los creó".
(Génesis 1:27)
Y aquí llega la interpretación, este fragmento es anterior
al de Eva, así que se puede llegar a entender como que, en principio, el principio Creador creó a
un hombre y una mujer ex nihilo (bueno, o con materiales primigenios, pero eso es otra historia), ambos en total igualdad en relación con su energía de origen, por así decirlo. Es que lo otro ya es clonación, que haga
primero al hombre y luego de él saque al principio femenino ya huele a
interpretación “interesada”. Y es que
Eva es…, pues eso, algo “pava” en mi opinión (sobre el uso del adjetivo “pava”
aquí, pregúntese a Raquel). Como un poco
robótica, la verdad. Lilit, esa supuesta
primera mujer, es bien distinta, se le pide que propague la semilla del hombre
(de Adán) por el mundo, a lo que esta le echa un buen vistazo de arriba abajo,
y espeta al principio Creador “ni de coña me lo hago yo con este tío, tú lo flipas”. Y, con un gesto airado se marcha a vivir su
vida, su vida de verdad. Ahí ya me tiene
enamorado la tipa esta.
Y desde entonces a mí me gustan más las “Lilit” del mundo
que las Evas. Porque en el fondo detrás
de cada Eva late la verdadera mujer que siempre fue, aquella que es en sí el
universo que estalla cada segundo creando estrellas sin parar. Ciertamente fue el mayor acierto de la “creación”,
ese principio salvaje de luz que busca comprender todas las sombras. Y Adán, la verdad, en mi opinión, fue un
experimento fallido, aunque creo que muchos de sus “vástagos” frecuenta el
mundo de las formas estos días, esos “adanes” de pacotilla que nos llenan de
gris vacío la mirada con su patética inmundicia del vivir sin llama.
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Una de mis representaciones favoritas, Lady Lilith, de Dante Gabriel Rossetti. |
Pero hay algo también masculino y maravilloso en el canto
primordial del nacimiento de la Humanidad, un principio irreductible que es una
canción tiernamente guerrera y que nunca ceja en su determinación de imbuir a
todo con el aliento del Amor.
Desde niño me he definido para arrancarme cada definición
con pasión, y esto me va dejando estos días tan en pelota picada y tan cansado que ya
no tengo fuerzas ni para taparme mis “vergüenzas”, y lo cierto es que todo este
proceso me está gustando, aunque no sé hacia dónde me está llevando, la verdad.
Esta incertidumbre de ser hombre y mujer
a cada paso, de ser luz y sombra, de ser la nada oculta por el todo, de ser
vosotros sin dejar de ser yo mismo.
¿Lilit, quieres amarme esta tarde, esta tarde tan sólo? Después cada uno seguirá su camino, engañados
tiernamente en el juego de alejarnos…, el camino siempre es el mismo aunque los
que habremos tomado nos parezcan tan distintos.
Gracias por estar ahí, corazones míos.
Y de la noche nace este poema pleno de luz.
LILIT
Por Francisco José Francisco Carrera
La sangre
de tu boca,
Lilit,
era fuego
que abrasaba
mi cintura.
Desde el olvido
incierto
de tus ojos
llegaba
la cruel dulzura
de perderte
y en el abismo
eterno
de tu sexo
la más preciada
y oscura vida
se agitaba.