Led
Zeppelin han sido muy importantes en mi vida, esenciales, diría yo. Del mismo modo que los Génesis de Peter
Gabriel, el Barroco inglés de Gibbons y Byrd, Queen, Héroes del Silencio, Opeth,
Judas Priest, Iron Maiden o Cradle of Filth (entre otros muchos). Pero los Zep son especiales. Tan especiales que periódicamente me suelo
pasar algunos días (a veces semanas) escuchando únicamente sus discos (sólo me
ocurre esto con otro grupo, The Beatles).
Y
así ha sido estos últimos días…, sobre todo centrándome en su período más
tardío y más concretamente en sus temas “épicos”.
De
esos temas voy a hablar un poquillo.
Pero
antes de entrar en materia, digamos que yo veo dos períodos claros en los Zep
(lo mismo que en los Beatles), uno “minimalista” y otro “barroco”, el
minimalista abarca los cuatro primeros álbumes (sí, esos que no tienen título,
similitud, por cierto, con los cuatro primeros discos, deliciosos, increíbles,
de Peter Gabriel en solitario) aunque ya en el cuarto aparece el primer tema
épico “barroco” encarnado en esa maravilla de canción que es Stairway To
Heaven. Los siguientes trabajos, que ya
llevarán título, presentan una necesidad profunda de experimentación y de
transgresión de géneros y fronteras, se exploran sonidos, texturas,
instrumentos, y, de forma natural, los temas se hacen más y más largos (también
los discos, sirva como ejemplo ese pilar del Rock que es Physical Graffiti).
El
quinto disco de estudio de los Zep es uno de mis favoritos, Houses of the Holy
y ya suelta una “bestia parda” que os robará el corazón (y con razón), ese
pedazo de Leviathan que lleva por título “No Quarter”. Lenta y salvaje, precisa y preciosa, brutal y
dulce, un canto vikingo (eso está claro en la letra) que es a su vez canto de
sirena. Entrad en él desnudos y dejaos
llevar por la marea galáctica de una guitarra que fue anterior al universo, por
una voz que romperá vuestras limitaciones para que por fin lleguéis a vuestro
verdadero hogar. Pasote de tema, oye. (Pincha AQUÍ si quieres ir a you tube para disfrutarlo).
Su
sexta obra es enorme…, enorme, enorme, enorme, pantagruélica, megalítica,
dinosáurica, o más. Es, hermanos y
hermanas, Physical Graffiti. Tenéis que
escuchar este disco si no lo habéis hecho, es necesario, como también lo son A
night at the Opera de los Queen, The Wall de Pink Floyd, Abbey Road de los
Beatles y esa directo de los Muse que viene de otro mundo titulado HAARP
(gracias, Miguel, por la referencia).
Aquí
hay, al menos, tres temás épicos (“In the Light”, “In my Time of Dying” y el
que comento), pero me quedaré con el más conocido…, Kashmir. Ay, ay, ay…, Kashmir lo es todo y te va a
dejar con un orgasmo constante y sonante pero todo el día así que antes de
escucharlo métete un buen chute vitamínico, medita, da besos a tu chic@,
frótate la espada con el quicio de la puerta, lo que sea, pero prepárate para
el viaje más majestuoso de tu vida. Y
sí, es mi favorito entre favoritos, para qué nos vamos a engañar, este, Red
Rain de Peter Gabriel y la famosa Medley que concluye el Abbey Road de los
Beatles. (Pincha AQUÍ si quieres ir a You Tube para disfrutarlo).
De
su séptimo lp. me quedo, es obvio, con un aliento guerrero que es pura épica
sin edulcorar, "Achilles Last Stand".
Chic@s, no tiene desperdicio, con ese inicio amenazador para estallar en
seguida en un huracán que te va a zarandear con un bajo salvaje, una batería atronadora,
una guitarra rasgando la realidad y la voz sin parangón de nuestro amado
Robertito Planta. A mí me vuelve loco,
loquito de amor, ya veis, son 10 minutos y 22 segundos de puro placer divinal
(o más). (Pincha AQUÍ si quieres ir a You Tube para disfrutarlo).
El
octavo trabajo de los Zep y último de su discografía es tan especial para mí
que me emociona enormemente hablar de él.
Y es tan especial porque no puedo dejar de asociarlo a uno de mis
humanos favoritos, mi cuñado Javi....
Javi, querido mío, tú me lo dejaste, pero sobre todo es que fuiste tú el
que me enseñó a apreciarlo y sólo por eso ya te mereces 1536 besos de pura
bondad. Y es que este disco parece lo
que no es y es ciertamente lo que no parece.
¿Acaso el menos heavy de todos?
Pues puede. ¿Un disco sin una
dirección determinada? No lo sé. Lo único que sé es que si bajas las
persianas, te sientas bien cómodo, metes el disco en tu reproductor, lo subes a
tope y te relajas, vas a recordar qué estás haciendo aquí y porqué mola tanto
estar encarnado. En espíritu, como seres
multidimensionales que en verdad somos, escuchamos todas las músicas del
universos (de los universos) a la vez, pero al concretarnos en la materia que,
en nosotros, es carne (y huesos y sangre y músculos y todas esas otras cosas
lindas) somos capaces de meternos de lleno en un solo tema, en una melodía, en
una canción y ahí está uno de los milagros de esta experiencia corporal. Y es tan grande, señor, tan grande este In
Through the Out Door. Qué tema elegir es
un problema, acaso porque tengo un favorito tardío of all times en su balada “All of my Love”, pero acaso lo más cercano
a la épica que aquí se encuentre sea “In the Evening”…, pero sólo a simple vista,
en mi opinión el pedazo de tema mastodóntico es “Carouselambra” con sus más de
10 minutos de “fricada” sónica. Os animo
a escucharlo y hacer vuestra propia interpretación de esta pasada de
canción. Es que me he quedado sin
aliento y ya ando aquí sin palabras, que me he prodigado hoy en demasía, ¿no os
parece? (Pincha AQUÍ si quieres ir a You Tube para disfrutarlo)
Y
bueno, acabo con la promesa de que más adelante me ocuparé también de
los cuatro primeros discos. Espero que
os resulte interesante este breve viaje al torbellino musical de los Zep.
Os
quiero un huevo, chic@s, ya lo sabéis!!!!!